16/11/2025
El laird desterrado vio la luz por primera vez en su lengua original, el inglés, en enero de 2019. Su título real es A bound heart. La autora, Laura Frantz, se inspiró en la historia de su familia, de ascendencia escocesa, para crear esta historia.
En España, este libro fue publicado por la editorial Libros de Seda en 2022 y hoy por hoy continúa a la venta por un precio de 19,95 € en una edición de 384 páginas.
¿De qué trata?:
Aunque Magnus McLeish y Lark MacDougal han crecido juntos, Magnus es ahora el laird del
castillo y de la isla de Kerrera. Lark no es más que la joven que se
ocupa de sus abejas y la destilería, pero también a quien encargan la elaboración de un elixir
para la esposa del laird, que desea concebir y darle un heredero a su marido. Sin embargo, Lark se ve salpicada por un turbio asunto que la aleja de la vida que conoce y Magnus debe decidir si poner en peligro todo cuanto posee para salvar a la mujer que ama en secreto.
¿Qué opino yo? (Sin destripes):
Esta novela me ha dejado con resaca literaria durante varios días en los que casi no he sido capaz de leer otra cosa por seguir prisionera en sus páginas. No es un libro trascendental y no es perfecto en muchos sentidos, pero a veces puede llegar a nuestra vida una historia que es justo lo que uno necesita en ese momento y, aunque se sea consciente objetivamente de la superioridad de otras lecturas, en ese instante no cambiaría la que tiene entre manos por ninguna.

No tengo en mi memoria ahora mismo haber leído nada ambientado en las islas Hébridas Exteriores y me he quedado atrapada en esa primera parte en que los personajes se mueven en torno al castillo de Kerrera, los acantilados y las cuevas donde se esconde la mercancía de contrabando. Me he sentido acogida en la pequeña cabaña donde nuestra protagonista, Lark, vive con su abuela, y he estado a gusto a su lado en la destilería llena de plantas donde prepara sus remedios medicinales y cerca del lugar donde vuelan las abejas que cuida.
Este pequeño mundo es el mundo entero para ella y, sin embargo, se percibe en Lark un sutil anhelo de algo más, una vaga añoranza de algo intangible. Los recuerdos de su infancia y su primera juventud junto al laird aparecen de vez en cuando en el relato y acentúan en el lector la impresión de que la muchacha se quedó con un vacío en el corazón por lo que vivieron juntos.
| «La vida no consistía en mirar al pasado». |
Mientras iba leyendo estas líneas de las primeras páginas, tuve la sensación de que la propia Lark no era conocedora de ese vacío, a pesar de que, inconscientemente, tratara de llenarlo con un enamoramiento inmaduro hacia el capitán Rory MacPherson, el cabecilla de los contrabandistas.
Magnus, el laird de Kerrera, se presenta, por su parte, como un hombre íntegro, cercano, pero profundamente insatisfecho por la incapacidad de su esposa para tener hijos. Con esto no estoy destripando nada relevante, puesto que el libro comienza así y es uno de los aspectos que definen al protagonista desde el principio.
En Magnus, además, es más evidente que en Lark la lucha contra sus sentimientos. Mientras que ella no parece darse cuenta de lo que significan las emociones que la cercanía de él le provocan, en él sí queda manifiesta
una batalla contra la atracción que siente por la muchacha. Siempre se
encuentra bien a su lado, la busca, pero, al mismo tiempo, hay una
distancia que no desea romper, más por lealtad a Dios que a su propia
esposa, a quien nunca ha amado.

Ambos protagonistas son profundamente religiosos y la doctrina presbiteriana guía continuamente sus pasos, aunque hay otros personajes que se cuestionan la fe y debaten sobre ello.
He leído otras novelas románticas de ficción cristiana y creo que esta es, con diferencia, en la que mayor preponderancia tiene el cristianismo, pues define las acciones de los dos personajes principales y sus acciones. Ambos se guían en su día a día por las enseñanzas y mandatos bíblicos y apelan a Dios con frecuencia. Además, la autora incluye a lo largo de las páginas multitud de citas bíblicas que resultan reconfortantes, especialmente para los creyentes.
Independientemente de las creencias de cada lector, a mi parecer el libro puede ser reconstituyente, porque muestra que aunque la vida esté llena de injusticias y tribulaciones para cualquiera, se sea más bueno o más malo, la fortaleza de espíritu, la esperanza, el tesón, las buenas acciones y las buenas personas que se hallan en el camino ofrecen nuevas posibilidades de autoconocimiento y de crecimiento personal y pueden abrir la vía a formas de felicidad que no se habían previsto.
| «El éxito sigue a la paciencia». |
La vida de Lark y Magnus se llena de tormentos cuando una serie de duros acontecimientos los vapulea de golpe y podrían llegar a despojarlos de sus bienes, sus raíces e, incluso, de su honorabilidad.
Son estas circunstancias inmisericordes las que originan un largo y peligroso viaje en barco que traslada la acción hasta Virginia y Jamaica, donde chocamos con la dura realidad de los esclavos de las plantaciones de tabaco y de azúcar.
El estilo de Laura Frantz es delicado; va deslizando a los personajes por los imprevistos que se les imponen a la par que va exponiendo los conflictos internos que aquellos les suscitan. No es prolija en descripciones y, no obstante, uno se siente continuamente dentro de la trama, en la época correspondiente con sus vicisitudes históricas. Esto se debe a que las costumbres imperantes de cada territorio, los modos de vida de sus gentes y sus normas sociales y legales forman parte intrínseca de las vivencias de los dos protagonistas. A esto se suma que los personajes secundarios, cada uno representativo de su lugar en el mundo, también contribuyen a una ambientación verosímil.

Así pues, aunque esta no sea una novela histórica propiamente dicha y no tenga, por tanto, como centro los conflictos históricos, estos están ahí de fondo y quedan patentes causas como la jacobita, la prohibición de la kilt escocesa, la desigualdad jurídica, la desprotección de las mujeres que viajaban como esclavas y la esclavitud en las plantaciones del Nuevo Mundo.
Se abordan de perfil otros temas sensibles como la orfandad, el aborto espontáneo y la infertilidad femenina, representada por dos mujeres de actitudes opuestas. Mientras que una se deja derrotar por el deseo insatisfecho de la maternidad, la otra se enfoca en las virtudes de lo que sí tiene en su vida.
En lo que respecta al romance, durante buena parte del libro se intuye más que se ve. Es un amor que adivinamos por las miradas furtivas, las palabras contenidas, la preocupación del uno por el otro y las emociones que sus citan en los dos personajes los recuerdos traídos al presente. No hay un punto crucial en el que se desborde una pasión que inflame los corazones, puesto que la semilla ha existido desde siempre y su germinación se produce durante años. Estamos ante un amor que crece en la espera y que, precisamente por todo esto, me ha parecido natural y creíble.
En definitiva, y por decirlo de manera sencilla, es una novela preciosa, con un romance a fuego lento, con Dios como principal compañía y consuelo y con multitud de sucesos turbulentos que pondrían a prueba la resistencia de cualquiera.
| Puntuación: 4,5 (sobre 5) |