Book tag de Tejas Verdes

31/03/2016

    Hasta ahora no he hecho ningún book tag en el blog, aunque es algo que me parece curioso. He visto muchos por la blogosfera que merecen la pena, pero he decidido crear uno más. Ya sabéis que soy fan de Lucy Maud Montgomery y del mundo de Tejas Verdes, así que me he basado en la saga de Anne Shirley (ideal para estas fechas, por cierto).

     Ahí van las preguntas y mis respuestas:

1. La escuela dominical: libro que te obligaron a leer en el instituto y que aún recuerdas con desprecio.

  
    Lo tengo clarísimo, no podía ser otro que La Celestina. No me gustó en ese momento y sigue sin hacerlo. Ni la historia ni los personajes están hechos para mí. Lo peor es que por estudios y profesión siempre tengo que tenerlo muy presente, pero si fuera por mí, cuanto más lejos, mejor.

2. Gilbert Blythe: personaje que no soportabas al principio y que acabaste amando.


    John Thorton, de Norte y sur. No es que no lo soportara, pero al empezar el libro no me decía gran cosa, y conforme avanzaba la lectura, más me gustaba, hasta que caí rendida a sus pies. Hoy por hoy sigue siendo uno de mis personajes masculinos preferidos y uno de esos amores platónicos.
 
3. La Casa de los Sueños: lugar al que te irías a vivir el resto de tu vida.

    Aquí tengo varias opciones. Me iría a Ingary (El Castillo Ambulante) encantada, pero siempre acompañada de alguien como Howl. Yo sola con la Bruja del Páramo y gentes por el estilo, ni hablar.

    También tendría una casita en Avonlea (Ana, la de Tejas Verdes). Es un lugar tan ideal...



   Tampoco estaría nada mal tener una vivienda en el pueblecito de Tom Sawyer, a las orillas del Mississippi. Allí podría aprovechar y construirme además una cabaña en un árbol con los amigos.
 
4. Diana Barry: personaje que te encantaría tener como amigo en la vida real.


    Ella, sin duda. Jo March sería mi amiga ideal, o eso creo. Divertida, inteligente, inconformista, luchadora, soñadora y capaz de contenerse en caso de enfado, que a veces conmigo hace falta.
 
5. Rachel Lynde: defectos que no toleras en un personaje.

    No aguanto a esas mujeres aparentemente perfectas, guapísimas, que sin hacer nada tienen a todos los hombres a sus pies aunque su personalidad no esté definida, o peor, que sea una tonta caprichosa. Irene Forsyte y Natasha Rostova, os miro a vosotras.

6. La Morada del Eco: historia de amor frustrada a la que hubieras querido dar un final feliz.

    ¡ATENCIÓN, DESTRIPES! 
 
     





  



    Si Aquellas mujercitas no hubiera tenido continuaciones, habría cambiado el final de Jo y Laurie. En ese libro eran tal para cual, la pareja perfecta, pero claro, a Louisa May Alcott se le ocurrió seguir escribiendo novelas y ya la cosa cambia, porque los personajes han evolucionado.

     También me dio mucha pena el final de Archer y la condesa Olenska en La edad de la inocencia Merecían una oportunidad.

FIN DE LOS DESTRIPES 

7. Los Pringle: personaje con mucha importancia pero que tú detestas.


    Catherine Earnshaw, cuánto odio acumulado tengo hacia ti. Creo que es el personaje literario que más sensación de rechazo me produce, aunque seguida muy de cerca por Irene Forsyte.

8. Anne Shirley: libro protagonizado por un huérfano.


     Jane Eyre, mi libro favorito. Lo leí por primera vez cuando tenía unos quince años y me enamoré de la historia, de los personajes, de todo. Después de muchos años hice una relectura con algo de miedo, porque no sabía si me causaría las mismas sensaciones, y lo hizo. Amo esta novela.

9. El Bosque Embrujado: libro de terror que no te dio miedo.


    No suelo leer terror, es un género que no me gusta. Pasar miedo no es lo mío, y encima yo me asusto muy fácilmente. Aun así, leí Drácula por ser el clásico que es y, pese a todo, no me dio miedo, pero me tuvo intrigadísima. El libro me encantó y hoy por hoy es uno de mis clásicos preferidos.

10. La Burbuja de la Dríade: libro de fantasía que leerías una y otra vez. 


     El Castillo Ambulante. Es uno de esos libros que te dejan con una sonrisa en la boca. Hay tanta magia en él, magia en todos los sentidos. 

    Voy a confesar una cosa: la primera vez que lo leí no me gustó. Había visto la película de Miyazaki y la había disfrutado mucho. Cogí el libro pensando que me encontraría algo parecido y aquello no tenía nada que ver. Con el tiempo, hice una relectura, olvidándome ya de la película, y me fascinó. No entendía y sigo sin entender cómo es posible que no me gustara la primera vez. Ahora me parece muchísimo mejor que el filme. Es tan encantador y sus personajes tan carismáticos y maravillosos.

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    Hasta aquí el book tag. Este blog, a pesar de sus tres añitos de vida, sigue siendo pequeño, así que no creo que este book tag tenga repercusión alguna, pero si a alguien le ha gustado y lo quiere hacer, o incluso nominar a gente, estaré encantadísima de ver sus respuestas. 

Hoy es fiesta

27/03/2016

     Esta obra teatral de Antonio Buero Vallejo se estrenó en el teatro María Guerrero de Madrid el 20 de septiembre de 1956 y tuvo 149 representaciones antes de ser retirada de cartel el 2 de diciembre. Hoy podemos encontrar el texto publicado por la editorial Cátedra en una edición en la que también se incluye otra obra del autor, El tragaluz. En total, el libro tiene 292 páginas, pero Hoy es fiesta ocupa apenas unas 100. El precio de esta edición es de 11'80 euros.

¿De qué va?:

     En un día festivo de la España de los 50, la portera de un edificio vecinal sube a la azotea a tender la ropa y, con las prisas, se deja abierta la puerta. Los vecinos, que pocas veces tienen la oportunidad de subir por la prohibición de Nati, la portera, aprovechan para pasar el día  allí. En las horas que transcurren, sus problemas, sueños y secretos más oscuros van saliendo a la luz.


¿Qué opino yo? (Sin destripes):

    Si hay algo que me ha quedado claro tras leer esta obra, es que Buero Vallejo es un maestro de la tragedia. A pesar de que algunos fragmentos tienen un tono jocoso, casi festivo, la tristeza planea sobre los personajes a lo largo de los tres actos. No hace falta que se diga nada en concreto para que se palpe. Está en el ambiente y algunos acontecimientos contribuyen a acentuarla.

    Todo lo que se nos cuenta transcurre en un solo día a lo largo de tres actos, correspondientes a la mañana, la tarde y el anochecer. Buero logra unas escenas muy particulares, porque aunque a pesar de que aparentemente no sucede nada, va deslizando confesiones y comportamientos que nos hacen presagiar algo, algo que no sabemos qué puede ser, pero intuimos grave. Se siente una solemnidad en el texto, quizá hasta un temor reverencial de algunos personajes que se agudiza con las revelaciones del final del segundo acto. Ahí es donde el dramaturgo pone toda la carne en el asador. Aunque descubramos más sorpresas después, es en ese momento donde por fin se nos atrapa y donde somos conscientes de la dimensión del drama. 




    «Y es que hay días extraños... Días en que parece como si el tiempo se parase, o como si fuese a suceder algo muy importante. ¿No te ocurre a ti eso a veces? Como si las cosas familiares dejasen de serlo... Como si las vieses por primera vez y fuesen todas muy bonitas. [...] Es como si detrás de todas las cosas hubiese una sonrisa muy grande que las acariciase».


    Los personajes son un reflejo de la clase media baja de la posguerra española. El
inicio de la obra recuerda casi a una colmena en la que siempre hay bulla y actividad. Los protagonistas van entrando y saliendo de escena hasta que los conocemos a todos y observamos sus esperanzas e ilusiones, la escasez y la pobreza, la hipocresía, la superstición y el egoísmo. El consuelo de esos personajes es esperar el milagro de la lotería. Poco más tienen en sus vidas que ese anhelo con el que pretenden lograr todos los sueños que de otro modo serían inalcanzables. Y, sin embargo, hay algo evidente que en nuestra cultura del deshecho no solemos comprender: cuando se tiene poco, todo vale muchísimo más. Ejemplo de ello es la alegría de un grupo de mujeres simplemente por tener un poco de vino para compartir.

    Toda la obra transcurre en la azotea de una comunidad de vecinos, no hay cambio de escenario. En una época en la que la censura lo abarcaba todo, Buero Vallejo eligió realizar críticas veladas que pudieran ser pasadas por alto. Tal vez se podría entender en este drama un ataque al sistema, encarnado este en la figura de Nati, la portera. Su autoritarismo se manifiesta desde el primer momento al prohibir al resto de personajes permanecer en una azotea que considera suya, pese a que todos habitan en el edificio. Esto es lo que da pie a la acción, ya que los vecinos, oponiéndose a esa actitud dictatorial, toman posesión del lugar y no lo abandonan en todo el día como clara protesta. 



    Ese afán de lucha y reivindicación queda, en cambio, diluido cuando nos trasladamos a la intimidad de cada personaje en particular, puesto que parece que hay una incapacidad para enfrentarse al destino. Todos miran hacia el futuro esperando un golpe de suerte dado por la fortuna, pero se descubren incapaces para afrontar el porvenir por sí mismos. Existe un determinismo evidente. No obstante, hay personajes que pueden escapar de ello si lo desean, dejando así una puerta abierta para la esperanza.



    «Hay que esperar... Esperar siempre... La esperanza nunca termina... La esperanza es infinita...».


    Ahí está Fidel, el opositor, quien tiene dos caminos abiertos ante sí al margen de la codiciada lotería: su oposición y una vida sencilla al lado de Daniela u otra llena de turbulencias con la coqueta Tere. También está Pilar, el personaje más puro de toda la
obra; liberada de un terrible peso, vive feliz con Silverio. Sin embargo, este es el que mayor carga dramática tiene y el que de forma más intensa va a remover nuestras emociones.

    El estilo es muy sencillo, muy coloquial, reflejo del extracto social de los personajes y
de la situación comunicativa en la que se mueven. Además, en la edición que yo tengo, la de Cátedra, se toman la molestia de aclararnos a pie de página el significado de expresiones y palabras populares que cada vez están más en desuso. Eso sí, si optáis por esta edición, recomiendo, como siempre, leer el prólogo al final, porque hay destripes importantes.

    La obra está abierta a distintas interpretaciones. Es posible ver un pequeño resquicio para la esperanza y, sin embargo, a mí me ha transmitido un pesimismo que no logro espantar. Lo que les sucede a dos protagonistas en concreto me ha roto el corazón, porque si hay algo peor que la muerte, es verse obligado a vivir sin ningún tipo de esperanza. 

    Si la habéis leído o visto representada, ¿qué pensáis vosotros del final? ¿Hay lugar para la redención o todo está perdido?


Puntuación: 4 (sobre 5)