The Paradise (Temporada 2)

14/12/2013


                       Estreno: 2013                                                          Género: Drama de época
                       Cadena: BBC                                                        Episodios: 8
                                               Duración por episodio: 60' aprox.



¿De qué va?:

     Ha transcurrido un año desde que John Moray y Denise Lovett se declarasen su amor. Ahora él se encuentra en París, mientras ella continúa trabajando en El Paraíso, una tienda que ya no pertenece al empresario, sino a Katherine, la antigua prometida de Moray, y a su marido. Tras su regreso al país, Moray vuelve a los grandes almacenes, pero esta vez como empleado, y dispuesto a recuperar su antigua posesión cueste lo que cueste, pero las circunstancias hacen que su romance con Denise se complique cada vez más.


¿Qué opino yo? (Sin destripes): 

   Lamento muchísimo tener que decir que esta temporada ha supuesto para mí una enorme decepción. Si leísteis mi reseña de la temporada anterior, veríais que la valoré muy positivamente. The Paradise me deslumbró, y he pasado un año deseando que volviese a emitirse. Pues bien, no tiene nada que ver lo que se nos ha ofrecido con lo que ya habíamos visto.

     Ya sabíamos que la novela de Zola no se seguiría para elaborar las nuevas tramas, porque lo que plantea el autor francés en su obra ya se usó para la primera temporada (muy libremente, eso sí). Todo el argumento actual es absolutamente original, cien por cien idea de los guionistas. Sin embargo, tenía la esperanza de que se mantuviera la misma calidad, sobre todo después de aquel final tan maravilloso, pero no ha sido así.

 
     
     Los nuevos episodios han estado centrados en los lamentos de Moray por haber perdido El Paraíso y en sus intrigas para recuperarlo, y también se ha querido mostrar que Denise es su igual en todos los aspectos; incluso se han dado pinceladas para hacernos entender que es superior a él. Sin embargo, aunque ella siga teniendo buenas ideas para los negocios, poco tiene que esforzarse para conseguir lo que quiere. Parece que la suerte le trae todo lo que desea, poniéndole por delante a las personas más idóneas para darle lo que necesita, sin que tenga que hacer nada especial. Ojalá en la vida real las cosas fueran tan sencillas.

     Denise se ha convertido en un personaje totalmente plano, movido especialmente por la ambición y con un grado exagerado de insulsez. Ni siquiera me ha convencido su amor por Moray. Está muy bien que ella quiera demostrarle lo que puede hacer, pero parece que se lo ha tomado como una especie de competición en la que tiene que ganar a toda costa.
Esos diálogos breves pero cargados de sentido que mantenían en la primera temporada no existen ya, y mucho menos el intercambio de miradas que nos mostraban cómo iban evolucionando y cómo crecía su complicidad.

    Las conversaciones que ahora mantienen son mucho más vacuas, y, aunque es cierto que en un primer momento Moray infravalora sus capacidades (algo que luego cambia), parece que ella tiene que ser siempre mejor en todo: en la forma de hacer negocios y hasta en la forma de amar. A Denise no le sirven ciertas actitudes de él, pero en lugar de dialogar para hacerle comprender que se equivoca, prefiere competir o incluso alejarse de él hasta que sea él quien cambie para adaptarse a las exigencias de ella.

     Por su parte, Moray es un hombre diferente. En un principio lo vemos felizmente enamorado (de hecho, a veces hay excesivas dosis de azúcar), pero, poco a poco, comienza a hundirse y a emplear métodos poco ortodoxos para recuperar la tienda. Poco hay del empresario inteligente que levantó El Paraíso de la nada. 


     Curiosamente, quien más me ha gustado esta temporada ha sido Katherine. Es el personaje con más matices y con mayor evolución. Ella ejemplifica a la perfección que nadie es completamente malo ni completamente bueno.
Vemos su lado negativo en su odio hacia Denise, aunque no podemos dejar de comprenderla: después de todo es una mujer a la que el hombre que ama abandonó justo el día de su boda para irse con otra. Y por otra parte, el amor que siente por la hija de su marido (esto no es spoiler, porque se anunció a bombo y platillo y lo sabemos desde el episodio 1) la dulcifica. Katherine, en los nuevos episodios, no deja de ser una víctima. La relación con su esposo no es buena y no ha olvidado a Moray. Su trato con una niña que ni siquiera es su hija, pero sí la única de quien recibe cariño, la ennoblece, y es inevitable sentir con cierta amargura su soledad

     Otro personaje que ha crecido mucho ha sido el de Clara. No tiene las ideas de negocio de Denise, pero es muchísimo más perspicaz que ella. Mientras que Denise está en Babia, Clara mantiene los ojos abiertos y se da cuenta con facilidad de todo lo que sucede a su alrededor, leyendo incluso lo que se esconde en los corazones de lo demás. También comprendemos mejor su sufrimiento. 


   Tom Weston, el marido de Katherine, ha sido otra decepción. Esperaba más de él, de su pasado como soldado y de su nueva posición como dueño de El Paraíso, pero lo que al final resulta ser se veía venir desde el principio. Para mí no hay nada sorprendente en él


     Además de lo dicho, no me ha gustado que haya desaparecido sin ninguna explicación el personaje de Pauline. La he echado de menos, y no ha habido ni una frase para decirnos por qué ya no está. Ha sido sustituida por Susy, una chica que para mi gusto no aporta nada.

     No quiero hablar del desenlace para no desvelar nada, así que trataré de hacerlo de manera sucinta. El último episodio ha sido extrañísimo para ser un final de temporada. No da ningún aliciente para continuar viendo una tercera, si la hubiera, aunque no hay necesidad de que la haya. Además, hay algo importantísimo que trae a los personajes de cabeza y que se termina jugando en una partida de dados, una solución ridícula para el problema.

     En fin, una verdadera lástima.


Puntuación: 2 (sobre 5)

Réquiem por un campesino español

09/12/2013

     Esta novela corta de Ramón J. Sender apareció por primera vez en México en 1953, mientras el autor español se encontraba en el exilio. El título que recibió en un principio fue Mosén Millán, pero en 1960 se cambió por el actual. El periódico El Mundo la incluyó entre las cien mejores novelas en español del siglo XX. Actualmente la editorial Austral tiene a la venta en España una edición con 160 páginas por 6'95 euros.
     En 1985 fue llevada al cine por Francesc Betriu, y fue una de los primeras películas de Antonio Banderas.

¿De qué va?:

     Réquiem por un campesino español recoge un dramático episodio de la guerra civil en un pueblecito aragonés. Mosén Millán, el párroco de la localidad, se dispone a ofrecer una misa en sufragio por el alma de un joven al que había querido como a un hijo, Paco el del Molino. Mientras aguarda a los asistentes, el cura reconstruye los hechos. La narración sobrecoge por su ajustado realismo, por la eficacia de sus símbolos y por el profundo conocimiento de los mecanismos de la conciencia.


¿Qué opino yo? (Sin destripes):

     Este libro es la prueba fehaciente de que no es necesario escribir mil páginas para contar de forma impecable una historia sobrecogedora. De manera concisa y clara, Ramón J. Sender nos conduce por la vida de Paco narrándonos los hechos más destacables de su existencia a través de los recuerdos de Mosén Millán.

     Desde el principio sabemos que Paco está muerto, pero esto no supone nada para el lector en un primer momento, ya que este personaje nos es totalmente desconocido, es sólo un nombre en un papel. Sin embargo, rápidamente, sin digresiones innecesarias, se nos comienza a sumergir en una espiral de sucesos, algunos envueltos en un halo sentimental, porque al ser el párroco quien rememora la vida de Paco, es inevitable que sus propios sentimientos se manifiesten al acordarse de cada hecho. De ese modo conocemos tanto a Mosén como a Paco.

     Al mismo tiempo, un monaguillo va recitando un romance que se compuso tras la muerte de Paco y en el que se recogen sus desdichas. Sin embargo, lo va haciendo poco a poco, desgranándolo y recordando versos de vez en cuando, de manera que se alternan con la narración. A veces esto da lugar a que se sucedan fragmentos opuestos que causan un mayor impacto dramático. Sucede así, por ejemplo, cuando Mosén Millán rememora el bautizo de Paco mientras el monaguillo canturrea unos versos sobre su fusilamiento.

     Además de los personajes ya mencionados aparecen otros como don Valeriano, don Gumersindo y don Cástulo, pertenecientes a las familias pudientes del pueblo. Ellos son la mejor encarnación de la vileza y la hipocresía patentes y protagonizan junto con el párroco un final desgarrador.

     Entre los pueblerinos que destacan están los padres de Paco, Jerónima, presente también en la vida de Paco desde su comienzo, y el zapatero, del que nunca se menciona el nombre, pero que recorre las calles del pueblo con sus peculiaridades.

     El propio carasol, un lugar a las afueras de la localidad, se convierte en un espejo de la situación que viven los habitantes de la zona. En un primer momento es fuente de chismes, cotilleos, coqueteos y risas, pero los distintos estadios por los que pasa muestran la capacidad de destrucción del ser humano.

     El mayor delito de Paco es rechazar la injusticia social. Todo se desencadena cuando aún es un niño, tras una visita que realiza con Mosén Millán a un enfermo para darle la extremaunción. La pobreza y aislamiento en los que viven el moribundo y su esposa despiertan en el chiquillo una conciencia de lo que está bien y lo que está mal y lo persiguen durante toda su existencia para convertirlo en el hombre que será.

     Ramón J. Sender emplea un lenguaje sencillo, ya que no pretende crear una obra erudita, sino una que toque el alma humana, que refleje el dolor de una guerra. Lo hace a un nivel local, situando la acción en un pequeño pueblo y presentándonos a unos pocos personajes que bien podrían haber sido reales.

     Es cierto que esta novela corta me gustó más la primera vez que la leí, pero eso tal vez se deba a que es bastante triste y quizás éste no era el momento más adecuado para una relectura. Con todo, es un libro muy recomendable, especialmente para todos aquellos que estén interesados en la Guerra Civil Española. Si lo habéis leído, ¿qué pensáis del papel del cura? ¿Es víctima o verdugo?

Puntuación: 4 (sobre 5)