Esta edición consta de 344 páginas y su precio es de 19,95 euros.
¿Qué opino yo? (Sin destripes):
Tenía pendiente escribir la reseña de otro libro, pero justo al acabar de leer este, he necesitado sentarme a reflexionar sobre él y escribir mis impresiones. Mi primer impulso ha sido quejarme sobre el final, que, nada más volver la última página, me pareció desconcertante y anticlimático. Tras pasarme toda la novela absolutamente atrapada por la trama sin que mi interés decayera en ningún momento, la primera impresión causada por el desenlace fue sentirme estafada por el autor. Esto es lo que empecé a escribir en el primer borrador de esta crítica. Sin embargo, he terminado rehaciéndola, porque he seguido pensando mucho sobre este final, lo he releído, y también el inicio, y me
he dado cuenta de que, bien interpretado y conectándolo con la primera frase del libro, es lo que consigue darle a todo el texto aire de leyenda. Creo que esta puede haber sido la intención del autor desde el principio, trascender los límites de la historia.
A la editorial Albo & Zarco, la responsable de la publicación de este título en España, la conocí gracias a habernos traído otro que deseaba tener en mis estantería: La maldición de Capistrano. Desde entonces le he seguido la pista y de su catálogo me llamó mucho la atención el argumento de El collar del hombre errante. De su autor, Henry Rider Haggard, me gustó bastante Las minas del rey Salomón (su obra más famosa), lo que ya me predispuso favorablemente
para darle una oportunidad a este otro. Además, los argumentos que giran en torno a dos almas enamoradas que siguen buscándose en otras vidas, me parecen el sumun de lo romántico. Aunque mis creencias vayan por otro lado, suelo disfrutarlos mucho.
Así pues, estas han sido mis dos únicas referencias a la hora de embarcarme en su lectura: el autor y el argumento de la contraportada. Seguramente por ello me ha sorprendido bastante y, con cada página que leía, me daba cuenta de que lo que esperaba y lo que me encontraba no tenían nada que ver.
Para empezar, la trama amorosa está bastante diluida en el resto de vivencias de Olaf. De hecho, no se materializa hasta, más o menos, la mitad de la novela, cuando se desvela quién es la mujer a la que Olaf estaba destinado, y ni siquiera se puede decir que ella sea lo único que cambia el rumbo de la vida del protagonista.
| «Después de todo, ¿qué es la vida como la conocemos? ¡Una exhalación pasajera!». |
De este modo, la trama se conforma mediante una serie de recuerdos relevantes. Se trata de los momentos que modulan el carácter de este
hombre, de su relación con personajes históricos de renombre, el encuentro con nuevas creencias y las decisiones hazañosas que forman su leyenda.
El libro se estructura en tres grandes partes que transcurren en Aar, tierra natal de Olaf, Bizancio y Egipto durante la Alta Edad Media.
En Aar conocemos a los hombres del norte, sometidos a los dioses nórdicos, en especial a Odín. Allí vive Olaf junto con sus padres, su hermano sanguíneo (Ragnar) y su hermano adoptivo (Steinar) y es donde se desarrolla su primer amor con una belleza conocida como Iduna la Justa. Los acontecimientos de esta parte ya ponen de manifiesto la integridad, el valor y la mesura de Olaf y lo desvían del camino que tenía previamente trazado.
Es en Bizancio donde conocemos los personajes más interesantes, personajes históricos de los que, sinceramente, yo apenas sabía nada y que me han resultado tan apasionantes como para querer conocer más de su historia real.
Destaca sobre todos ellos la emperatriz Irene, una auténtica serpiente
que es, sin duda, quien más interfiere en el destino de Olaf afectándolo enormemente. Es una mujer ávida de poder, inteligente y embaucadora. No se queda de brazos cruzados, aunque ninguna mujer de las que aparecen en la historia tiene una actitud pasiva. Todas actúan en consonancia con su carácter y ninguna espera a ser rescatada por nadie, por muy adversas que sean las circunstancias.
En esta parte es donde se introduce también a Heliodora, una joven de origen egipcio, y a Martina, la dama de compañía de Irene y quien se ha ganado toda mi simpatía y admiración por su lealtad y abnegación, pero también mi lástima por su sufrimiento silencioso.
Martina no es de alta alcurnia ni tampoco hermosa, como lo son las otras, pero es la que posee el corazón más noble y por ello he pasado todo el libro deseando que su suerte cambiara.
Bajo el dominio de Irene tienen lugar acontecimientos muy duros que no me esperaba en absoluto y que me han mantenido pegada a las páginas.
De lo que sucede en Egipto después no puedo contar nada sin
desvelar partes cruciales del argumento, así que dejaré que lo descubra por sí mismo aquel que quiera darle una oportunidad al libro.
En lo que respecta al estilo, está narrado en primera persona en un tono que hace pensar en una antigua epopeya, sólo que en prosa. Los diálogos, no tan abundantes pero sí intensos, son declamatorios. Aunque es un libro fácil de leer y los acontecimientos no paran, puede resultar arcaizante para lectores acostumbrados a superventas actuales.
Además de la riqueza estilística, el texto es rico también en representación de distintas culturas, creencias y doctrinas. Así, hay espacio para cuestiones tan dispares y, en ocasiones, excluyentes como los dioses paganos, el cristianismo (con el conflicto entre su tendencia iconoclasta y la iconodulia), la reencarnación y el islam.
Aunque cogí esta novela creyendo que sería un libro de aventuras y romance, me he encontrado con algo más complejo, aunque igual de atractivo. Contiene emoción constante, pero también reflexión, sacrificio y un carácter historicista (con libertades, por supuesto). El final que comentaba al comenzar esta reseña puede dar lugar a debate y, una vez analizado y asumido, puedo decir que estoy más que satisfecha con esta lectura que me ha provocado tantas sensaciones.
| Puntuación: 4 (sobre 5) |
