Soldado Azul

 10/10/2025

Theodore Victor Olsen es un gran desconocido en nuestro país. Desde pequeño fue un gran aficionado a la novela de aventuras y pronto se lanzó a escribir sus propias historias. Esta que nos ocupa tiene como título original Arrow in the sun, publicada en 1969, y aunque llegó a hacerse una película de ella, las tramas difieren bastante.

En España está publicada por la editorial Valdemar desde el año 2016 en una edición que cuesta 25 euros y que contiene dos novelas del autor, que suman un total de 464 páginas.

¿De qué trata?:

Cresta Lee es una mujer que consiguió escapar de manos de los indios tras permanecer cautiva durante dos años. Acompañada por un escuadrón de soldados con una misión, se dirige al reencuentro con su prometido con el fin de encauzar su vida. Sin embargo, durante el viaje, en el cual también toma parte el soldado Honus Gant, son atacados por un grupo de indios que provocan una masacre.
Cresta y Honus consiguen escapar con vida, pero cada uno de ellos tiene un propósito muy diferente, aunque se vean obligados a colaborar para sobrevivir.

 

¿Qué opino yo? (Sin destripes): 

Últimamente prolifera un tipo de novela romántica que repite los mismos patrones, esto es, un estilo somero y directo, tramas simples y trilladas con alguna que otra escena picante narrada de la forma más vulgar posible y con personajes adultos que no han alcanzado la madurez. Para tratar de variar un poco, se han empezado a ambientar algunas de estas novelas en el Salvaje Oeste, pero no dejan de ser lo mismo, sólo que con algún rancho que otro y algunas vacas. En ellas seguimos encontrando personajes alejados de la época y el contexto correctos para continuar comportándose como lo haría la gente del siglo XXI en distintos aspectos.

En Soldado Azul hay una historia de amor que recorre toda la novela, cimentándose a lo largo de ella para que debamos esperar al final y ver entonces si fructifica o no. Sin embargo, esta no es una novela romántica, sino una auténtica novela del Oeste, con su historia de amor, sí, pero también con la verdad cruel de lo que puede esperarse en esa época y en ese lugar.

De Theodore Victor Olsen leí hace algún tiempo La luna del cazador, que en España se ha publicado en el mismo volumen que Soldado Azul, y me pareció una novela con tanta tensión que he hecho un largo descanso antes de abordar esta última.

El estilo de este autor es absolutamente descarnado, sin cortapisas a la hora de narrar situaciones de vida o muerte. Con esto no quiero decir que se recree en descripciones viscerales que acaben causándonos náuseas; ni siquiera usa floritura innecesarias, pero conforme va narrando los hechos, expone directamente y de forma concisa y contundente las consecuencias físicas y psicológicas que conllevan para los personajes.

 


«El amor propio no tiene nada que ver con lo que otros piensen de ti. Si lo tienes, lo tienes, y da igual que nadie más lo sepa».

 
No es un modo de escribir escueto ni simple, no es un guion cinematográfico, pero sí que resulta muy visual al centrarse meramente en la acción, y no en la descripción, y a que no deja de suceder un acontecimiento grave tras otro, por lo que todo parece proyectarse con rapidez ante nuestros ojos, sin dejarnos un descanso para rebajar la tensión que genera todo lo que ocurre. Pese a la brevedad de la novela, no se detiene este ritmo en ningún momento. Es por ello que creo que este título puede ser una buena opción para iniciarse en las novelas del Oeste o, simplemente, para cuando no tengamos ganas de sesudas reflexiones. 


Aparte de esta velocidad narrativa, que le sienta bien al tipo de historia que se cuenta, otro punto fuerte son los dos personajes principales, totalmente opuestos, pero complementarios.

Cresta Lee es una protagonista atípica, alejada por completo de los clichés de chica desorientada en apuros, heroína invencible o mujer empoderada que arrasa allá donde va. Cresta no es un estereotipo. Es, ante todo, una mujer pragmática que, a pesar de su juventud, sólo ha conocido el sufrimiento en su vida y ha aprendido a adaptarse. No se conforma y adopta su propia manera de luchar, que a veces consiste para ella en amoldarse hasta que encuentre la mejor manera de cambiar su suerte.



«Si uno podía, debía mejorar sus circunstancias. Si no, debía sacar el mayor partido de estas».

 

Tampoco invierte tiempo en compadecerse, a pesar de su dura existencia. Es inteligente, una superviviente, y la coraza con que se protege puede hacerla parecer fría. Sabe lo que tiene y lo que le conviene, y lo que le conviene es el apuesto teniente John Mcnair, pero cuando el destino cruza su vida con el aparentemente insignificante soldado Honus Gant, a Cresta le cuesta aprender que lo que creía que le convenía y lo que realmente quiere no tienen por qué coincidir. 

Ese aprendizaje, ese desarrollo de la cercanía entre Cresta y Honus, el conocimiento y el cuidado mutuo, es lo que leemos a lo largo de toda la obra, pero siempre en medio de alguna batalla o una amenaza que los ponga en serio peligro, y no sólo a ellos.

Honus Gant, por su parte, es otro personaje que merece la pena conocer. Pese a ser un soldado, la heroicidad no entra en sus planes ni el código militar es su código vital. En su mente no hay espacio para galardones, reconocimientos ni ascensos. Frente al teniente John McNair, un hombre férreamente sometido a la disciplina militar, Honus es un espíritu libre, un humilde idealista con alma de granjero. Se trata de un sencillo maestro que tomó la mala decisión de hacerse soldado.

Cresta y él están unidos por las circunstancias a las que se ven arrojados, pero también por la resiliencia, lo único en lo que realmente son iguales, aunque no lo sean sus motivaciones. Mientras ella busca su propia supervivencia y subsistencia (al menos al principio), Honus lucha poniéndose en riesgo para que no se produzcan más muertes de blancos a manos de los indios tras la primera matanza a la que tiene que asistir.

Esas cualidades que al inicio no comprenden el uno del otro son las que, gradualmente, van aprendiendo a admirar, aunque ninguno de los dos es consciente de ello hasta que va avanzando la lectura.

Aunque yo relaciono las historias del Antiguo Oeste con el verano y el calor, este libro siempre puede encontrar un hueco entre nuestras lecturas. Su acción continua, su estilo ágil y el peligro constante en el que están los personajes hacen que se devore con ganas.

  

Puntuación: 3,5 (sobre 5)

1 comentario:

  1. Una excelente descripción de la novela para que entren ganas de leerla.

    ResponderEliminar