El mapa del cielo

29/04/2013

     El mapa del cielo forma parte de la trilogía victoriana que Félix J. Palma inició en 2008 con El mapa del tiempo. Este segundo volumen  se publicó en tapa dura en 2012, y esa edición, de la editorial Plaza & Janés, está a la venta por 21'90 euros. Sin embargo, en 2013 se ha lanzado en formato de bolsillo por 9'95, y consta de 739 páginas.

¿De qué va?: En una expedición a la Antártida destinada a buscar el centro de la tierra, los tripulantes del Annawan se topan con una extraña criatura que parece provenir del espacio exterior y que amenaza su supervivencia.  Ese ser es similar al que años después el escritor H.G. Wells tiene la oportunidad de ver oculto en una cámara secreta del Museo de Historia Natural de Londres. 
     Al mismo tiempo, en Nueva York, Montgomery Gilmore pone todo su empeño en conquistar a Emma Harlow, quien le pone como condición para casarse con él que reproduzca la invasión marciana que describe Wells en La guerra de los mundos, sin sospechar que los sueños pueden convertirse en pesadillas.


¿Qué opino yo? (Sin destripes):

     A pesar de que El mapa del tiempo me gustó mucho, el argumento de El mapa del cielo no me llamaba excesivamente la atención. Tenía la sensación de que  la invasión marciana mezclada con H.G. Wells y los viajes en el tiempo resultaría un cóctel inverosímil. De hecho, cuando se intenta resumir la trama a alguien, es difícil hacerlo sin que suene extravagante. Y sin embargo, me ha terminado gustando más que su predecesora.

     La contraportada del libro no hace justicia al contenido, ya que sólo expone el tema de una de las tres partes que lo conforman. Se sigue la misma estructura que en El mapa del tiempo, pero en esta segunda novela las tres partes están mejor engarzadas que en la primera, dando como resultado una obra más compacta. 

     A Palma le encanta jugar con el lector; es un tramposo que siempre trae una sorpresa bajo la manga, de manera que nunca sabemos qué esperar con respecto a lo que estamos leyendo. No podemos saber si lo que nos está contando es cierto, si es algún truco o si va a dar un giro que haga cambiar todo lo que conocíamos hasta el momento. Es simplemente genial, y a pesar de haber usado ya estos recursos en El mapa del tiempo y tenerlo difícil para asombrarnos de nuevo, consigue hacerlo otra vez, y yo diría que incluso más. 



«Aunque en realidad, en eso consistía crecer, se dijo en un alarde de madurez, en padecer una ceguera progresiva que nos impide cada vez más distinguir los retazos de magia esparcidos por el mundo, esos que sólo vislumbran los niños y los soñadores».

     
     En la primera parte de El mapa del cielo, cuando la acción está más interesante y nos estamos mordiendo las uñas por la tensión, el autor hace algo que nos deja totalmente desconcertados. Para ser sincera, en un primer momento me sentí un poco estafada y no me gustó, pero cuando se sigue leyendo y se llega al final del libro, entendemos por qué lo hace y nos damos cuenta de que estamos ante una novela redonda en la que no hay ningún hilo suelto y de que ese desenlace encaja perfectamente con el principio, de forma tan magistral que hasta que no hemos avanzado bastante en la lectura no lo podemos prever. Me llamó la atención también que nos plantara un oso polar en plena Antártida (sólo viven en el Ártico), pero una vez más nos da la correspondiente explicación al final.

     La segunda parte mezcla la aventura con el romance. Aquí es donde realmente empieza la invasión marciana y donde el autor es capaz de alternar mejor su peculiar sentido del humor con el terror más absoluto. Hay fragmentos que me provocaron algunas sonrisas, y alguno de ellos hasta me hizo reír, pero acto seguido se pasa a la desolación, al pánico, a los nervios por la destrucción de Londres y por las posibles muertes. Y en medio del caos se va gestando una preciosa historia de amor. Emma, una mujer inconmovible que creía que nunca se enamoraría de nadie que no fuese como su bisabuelo, alguien que hizo soñar al mundo, se va sintiendo cada vez más atraída por Montgomery Gilmore, a quien había considerado el hombre más insoportable del planeta y quien oculta un importante secreto.

     El principio de la tercera parte fue lo único que se me hizo un poco pesado  a causa  del cambio de narrador y de estilo, ya que se alterna la escritura de un diario en pasado con los acontecimientos que van ocurriendo en presente, situados un tiempo después del final de la segunda parte. Pero los hechos que suceden enseguida volvieron a captar mi atención. Y admito que aquí lo he pasado fatal, y no porque no me gustase el libro (todo lo contrario), sino por las desdichas que van ocurriendo, el final de algunos personajes y las escenas truculentas y estremecedoras que se describen. En medio de todo eso, me resultó muy simpático el guiño a Superman con un personaje que adopta una apariencia anodina, camuflándose bajo ella y unas gafas para pasar desapercibido.


«Tuvo que reconocer que hasta entonces no había escrito: había estado garabateando folios, jugando a escribir, a creerse escritor simplemente porque sabía redactar. Pero nunca había hecho literatura».

     
     El final es agridulce, con un componente esperanzador y otro desolador. No puedo decir más, sólo que para mí es una buena conclusión, acorde a todo lo que se nos ha contado y con unos elementos relacionados con la ciencia-ficción muy bien elaborados y que atan todos los cabos.

     Es una pena que en el texto haya algunas faltas de ortografía y gramaticales, como algún laísmo, determinados galicismos y algunas expresiones erróneas, pero quitando eso, la prosa de este escritor es bastante buena y clara, y sabe cómo atrapar al lector.


     Aunque se ha dicho que no importa el orden en el que se lean las dos obras, yo recomiendo que se empiece por la primera y se siga por ésta, ya que aquí aparecen algunos personajes cuya historia se cuenta en El mapa del tiempo, y también hay algunos guiños a cosas que pasaron antes. Y si alguien quiere leer La guerra de los mundos, obra de Wells en la que se basa el texto de Palma, es mejor que lo haga antes. Yo cometí el error de no hacerlo, pero trataré de subsanarlo leyendo pronto El hombre invisible, sobre la que girará el tercer libro de la trilogía.

     Para terminar, estéticamente hablando las dos portadas (la de la edición en tapa dura y la de bolsillo) me parecen preciosas, pero quitaría de ellas las críticas de medios de comunicación y supuestos entendidos aconsejando la novela. Nunca leo algo porque me lo diga un periódico concreto o un crítico determinado, y menos cuando tengo la sospecha de que en algunos casos esas críticas pueden estar pagadas, y no digo que éste sea el caso, porque no lo sé y porque el escrito de Palma realmente se merece los elogios.


 Puntuación: 4 (sobre 5)
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