¿De qué va?: Narra
la historia de dos adolescentes que descubren que accidentalmente fueron cambiadas en el hospital al nacer. Bay Kennish se crio en una
familia rica con dos padres y un hermano, mientras que Daphne Vásquez, quien
perdió la audición a una edad temprana debido a un caso de meningitis, creció
con una madre soltera en un barrio de clase trabajadora. Las cosas llegan a su
punto más crítico cuando ambas familias se reúnen y luchan por aprender a vivir
juntas por el bien de las jóvenes. (FILMAFFINITY)
¿Qué opino yo? (Sin destripes): Esta
serie la empecé a ver por recomendación de alguien que visita el blog.
Cuando me habló de ella, sentí curiosidad y miré el argumento. En principio no
me llamó excesivamente la atención, ya que pensé que sería otra producción más
sobre adolescentes con conflictos hormonales que usaría el aderezo de la
sordera para despertar más interés. Sin embargo, la serie que estaba viendo en ese
momento terminó por aburrirme, y al no tener otra sustituta, le di la
oportunidad a Switched at birth, y me
enganchó desde el primer capítulo.
Mi sensación inicial cuando estaba inmersa en el episodio fue que todo iba demasiado rápido. En diez minutos, Bay
ya sospecha que quizás no sea hija de sus padres, los convence para
hacerse una prueba genética y ¡voilà!, sus suposiciones se confirman. Buscan a
la hija auténtica y a partir de ahí es cuando nos adentramos en el meollo del asunto.
Al
ser las chicas adolescentes, está claro que los problemas más típicos de esas edades van a estar presentes, pero están muy bien llevados, y a ello
contribuye que los personajes sean redondos. Éste es un punto a favor. Cada uno
de ellos, incluidos los secundarios, tiene una personalidad bien definida, con
luces y sombras.
Bay
es un gran acierto, ya que es una joven compleja y con un carácter plagado de
matices. Al principio puede llegar a resultar odiosa debido a que en ocasiones
se muestra algo caprichosa, egoísta y hasta egocéntrica, pero a lo largo de los
episodios vemos que es mucho más sensata de lo que puede aparentar, con un
carácter muy fuerte y una gran necesidad de ser comprendida. A Bay rara vez la
veremos sola; necesita sentir que para alguien es lo más importante,
especialmente después de que tras descubrir la verdad tenga que compartir a su
familia con Daphne. Por eso siempre está rodeada de algún chico, aunque sólo
con uno de ellos llega a tener una relación más seria y madura.
En
los últimos episodios de la temporada, tras unas malas experiencias que nadie
querría para sí, es cuando se nos muestra a una Bay más débil e influenciable,
pero al mismo tiempo, más reivindicativa.
Por
su parte, Daphne aparece como una chica de mejor ánimo, más comprensiva y que
acepta más fácilmente la situación. No tiene el fuerte carácter de Bay y puede parecer
una adolescente más típica. Deja ver una gama de sentimientos básicos que
comprenden la atracción hacia los chicos, el afán de superación, el rencor… Su
modo de sentir no es tan intenso como el de Bay, que suele llevarlo todo al
límite. Poco a poco se desvelará también su lado negativo.
Sabe
leer los labios y puede hablar muy bien a pesar de su sordera, pero ello le requiere un esfuerzo
extra que desencadena algunas situaciones de tensión.
Entre
ella y Bay se producen muchos altibajos, ya que son dos extrañas que se ven
obligadas a convivir y a compartir a sus familias y hasta a sus amigos, pero al
mismo tiempo cada una de ellas es quien mejor puede comprender cómo afecta esto
a la otra.
La
comunidad sorda está retratada con muchísimo respeto. Parte del metraje está
rodado en lengua de signos americana, con los debidos subtítulos. Lejos de
hacer que la serie resulte pesada, esto la enriquece, y es muy interesante ver
cómo alternan las personas sordas con las oyentes y cómo cada uno intenta
integrarse en el mundo del otro. Así, los personajes sordos se ven sometidos a
conflictos similares a los de los demás y tienen fortalezas y debilidades semejantes a las de
cualquier otro, añadiendo a esto las consecuencias derivadas de su
discapacidad.
Hay algo que, además de todo lo dicho, me ha gustado mucho, y es que los capítulos tienen continuidad. Hay series en las que los guionistas parecen olvidarse de determinados elementos que han sucedido o incluyen acciones que compliquen el argumento renunciando a resolver las tramas planteadas previamente. Aquí no sucede nada de eso; todo está perfectamente hilvanado, y lo que alguien haga o diga tendrá consecuencias lógicas en el resto de los episodios e influirá de un modo u otro en las demás personas. Esto da una enorme sensación de verosimilitud, realismo y cotidianidad.
La
ABC Family despliega un abanico de sentimientos (buenos y malos) que hace a los
personajes más humanos y a la producción más interesante. Tenemos, por
supuesto, la atracción adolescente, el amor adolescente (que no es lo mismo),
el amor familiar y matrimonial, el respeto, la lealtad, la fidelidad, la
traición, el rencor, el perdón, el valor de la amistad, el engaño, el precio de
perseguir los sueños…
Es
la primera temporada más larga que he visto nunca, pero lejos de cansarme, en
cada capítulo estaba más encantada. Ahora me queda comprobar si la segunda
temporada mantiene el nivel.
Puntuación: 4'5 (sobre 5) |