¿De qué va?:
En 1946, la agente Peggy Carter (Hayley Atwell) ve como sus superiores y compañeros de la SSR (Strategic Scientific Reserve) la tratan como una empleada de oficina y no le permiten realizar trabajos de riesgo para los que está suficientemente preparada. En una de las reuniones de la agencia, un antiguo conocido y amigo de la agente, Howard Stark, es acusado de vender al mejor postor inventos de gran capacidad destructiva, por lo que se da orden de buscarlo y capturarlo. En ese momento Howard contacta con Peggy con la intención de obtener su ayuda para demostrar su inocencia. Ella comienza así una doble vida dentro de la agencia.
¿Qué opino yo? (Con destripes de El capitán América: el primer vengador):
Aunque desde siempre me han atraído las aventuras de superhéroes, no soy lectora de cómics. Me he planteado leer alguno, pero al final acabo rechazando la idea por un motivo muy sencillo: la existencia de los universos alternativos y los reinicios. Lo que a mí me gusta es que me cuenten una historia sobre un personaje y yo pueda sentir conforme a lo que le pase a ese personaje y a los que le rodean. Lo que consigue la existencia de tanto universo alternativo es que me dé igual lo que le suceda al héroe en uno de ellos, ya que poco puede importarme, por ejemplo, que muera si sé que en otro está vivo, en otro tiene un gemelo, en otro lo han clonado y en otro ha resucitado. Puedo decir lo mismo en el caso de los reinicios: no le veo mucho sentido a que la historia de alguien vuelva a ser contada desde cero y con otros matices y acontecimientos. Luego la forma que tengo de disfrutar de las hazañas de los héroes del cómic es a través del cine y la televisión, donde, a pesar de algunos remakes, no hay tantas variantes.
Por estos medios conocí al Capitán América y a Peggy Carter, protagonistas de una de las historias de amor más tristes que he visto en la pantalla. Tanto juntos como por separado, ambos reúnen una serie de características que me hacían querer saber más de ellos. Por eso me alegró mucho que decidieran darle una serie a Peggy, y tengo la certeza de que somos bastantes los que nos hemos visto sorprendidos para bien. Sin embargo, no hay que confundirse: aquí estamos más ante una historia de detectives que de superhéroes.
El personaje de la agente Carter es muy complejo. No sólo es la mujer que enamoró al Capitán América y, por supuesto, no es una heroína en apuros a la espera de ser rescatada. Peggy es una agente de la SSR. Por la época en que le toca vivir y por su condición de mujer tiene que soportar muchas impertinencias por parte de sus compañeros varones, pero ella posee cualidades que la hacen apta para misiones que superan incluso las capacidades de otros agentes.
Es una mujer fuerte (física y mentalmente), bien entrenada, con un amplio sentido de la justicia y, al mismo tiempo, sensible y femenina. A lo largo de los ocho episodios veremos muchas facetas de ella.
Los secundarios son interesantes también. Aunque al principio parezcan seres planos destinados a complementar las hazañas de la protagonista, poco a poco vamos conociendo más de ellos. Jarvis, mayordomo de Howard Stark (padre de Tony Stark, creador de Iron Man) es el único apoyo de Peggy en la misión que debe llevar a cabo a lo largo de todos los capítulos. Ambos van descubriendo que lo que se oculta bajo la superficie es mucho más complejo y peligroso de lo que parecía.
Tanto Hayley Atwell como James D’Arcy (Jarvis), curiosamente ambos británicos, hacen un papel excelente y conforman en la ficción un equipo peculiar que va desarrollando una relación con gran química.
Una sorpresa ha sido Chad Michael Murray, al que conocía por One Tree Hill y algunas películas juveniles. Este es el rol más serio que le he visto interpretar. Su personaje está lleno de claroscuros y, poco a poco, el espectador va descubriendo qué se oculta en él y qué tipo de persona puede ser en realidad.
La estética y la ambientación de los años 40 están muy conseguidas, así como también
los efectos especiales. Las escenas de acción resultan creíbles y contribuyen a aumentar la tensión creada por el propio argumento.
Es una serie que puede disfrutar cualquier persona que conecte con las tramas en las que haya que desentrañar misterios insondables, en las que ocupan un papel principal organizaciones secretas y en las que la tecnología, la fuerza, la inteligencia y la tenacidad son elementos imprescindibles.
Aunque el espíritu del Capitán América planea a lo largo de toda la producción, esta no es su historia y no es requisito imprescindible ser seguidor de los superhéroes para acompañar a Peggy por los laberintos de un peligro que nadie sospecha.
Puntuación: 4 (sobre 5) |