Esnobs

07/11/2015
     Julian Fellowes, conocido guionista, productor y director de cine, se animó a probar con la literatura cuando en 2004 publicó esta novela, Esnobs. A España nos llegó en 2005 de la mano de la editorial Suma de Letras. La última edición a la venta en nuestro país consta de 355 páginas y cuesta 5'95 euros.

¿De qué va?:

     Edith Lavery es guapa, lista y divertida. Para ascender en la escala social sólo tiene en su contra ser hija de un contable y de una ambiciosa ama de casa. Sin embargo, tendrá una oportunidad cuando conozca a Charles, conde de Broughton y heredero del marqués de Uckfield, uno de los mejores partidos según la prensa sensacionalista inglesa.

     Charles, que esconde un gran corazón tras su apariencia de aristócrata convencional algo patoso, cae fulminado de amor y, pese a la indignación de su familia, le hace una propuesta de matrimonio. Edith la acepta, pero ¿está realmente enamorada  de él o sólo le atraen su título, su posición y todos los privilegios que conllevan? (Sinopsis de la editorial).


¿Qué opino yo? (Sin destripes):

     Conocía a Julian Fellowes por su faceta como guionista, pero hasta ahora no había comprobado qué tal se le da escribir novelas. Para mi pesar, este primer encuentro ha sido bastante decepcionante.

     Su trabajo en el mundo del cine y la televisión es, para mi gusto, irregular. No hay más que comparar las dos primeras temporadas de Downton Abbey con las siguientes. Si echo la vista atrás y recuerdo la hermosísima película La reina Victoria, veo inconcebible que su guion y este libro hayan salido de la misma cabeza.

     Como muchas veces hago (aunque no siempre debiera), leí algunas opiniones sobre esta obra antes de embarcarme en su lectura. La verdad sea dicha, todas eran positivas. Aunque no consideraran este título una obra maestra, muchos lectores garantizaban diversión. Eso es lo último que yo he encontrado, porque me he aburrido soberanamente.
    
     Es cierto que hay una crítica, nada disimulada, a la clase alta inglesa y a aquellos a los que no les importa arrastrarse para acceder a un mundo que les está vetado. Sin embargo, el argumento es mediocre, así como su desarrollo. La trama es tan insulsa que únicamente gira en torno a los caprichos de Edith, una trepa egoísta, vaga, antojadiza y voluble. Para rellenar un poco, el narrador de la mayor parte de la historia, un actor conocido de Edith, nos cuenta de vez en cuando alguna anécdota suya, aunque nos asegure (falsamente) que no se va a detener en detallar su vida porque a nadie le importa (y qué razón tiene). También nos “entretiene” de vez en cuando con cotilleos de gente que conocemos de pasada (o ni eso) y que difícilmente pueden llegar a interesar y con descripciones de las continuas reuniones soporíferas de estos esnobs.


     «Los ingleses de cualquier clase, que quede claro, son adictos a la exclusividad. Mete a tres ingleses en una habitación y se inventarán una regla para impedir que se les añada un cuarto».


     Bien, pues como decía, Edith es el centro de la historia. Su ascenso en la escala social, su hartura posterior (a la que se suma la mía) y todo lo que eso desencadena constituyen el único tema. Simple, muy simple, además de extremadamente previsible.


     Los secundarios también pueden medirse en una escala de personajes odiosos en la que todos compiten por superarse. Quizá el que menos es el incauto embaucado por Edith, al que otros consideran, no sin motivo, tremendamente insípido. En su defensa diré que quienes lo comentan no son mucho mejores que él.


     «Podría decirse que uno de los ingredientes más importantes en la supervivencia de muchos matrimonios es que cada cónyuge ayude a mantener vivos los sueños del otro».


     La crítica de The Times que aparece en la contraportada expone sin pudor alguno que es “tremendamente irresistible”. Yo especificaría que lo tremendamente irresistible es la tentación que me entró de abandonarlo a los pocos capítulos. Hice de tripas corazón para seguir, y sólo porque es un libro relativamente corto. Digo relativamente porque se me ha hecho tan largo que he estado un mes con él.

     Tampoco observo la brillantez que se atribuye a la sátira que el autor hace de la aristocracia. Más bien se limita a retratar personajes y situaciones estereotipados, sin cortarse ni un pelo a la hora de generalizar. Desde luego, no conozco el mundo de los aristócratas ingleses, pero debo suponer que hay mucho más que lo que expone Fellowes. En mi opinión, abusa demasiado fácilmente de los tópicos, se burla de ellos, aunque, según creo yo, sin gracia.


     No ayuda tampoco que la edición en español incluya faltas ortográficas, leísmos y algún laísmo.

     No diré que no recomiende este libro, porque sé que hay muchos lectores que lo han disfrutado, pero personalmente me lo pensaré mucho antes de darle otra oportunidad a Fellowes. Por cierto, si alguien quiere leerlo, que no espere una novela de época, puesto que la trama transcurre en los últimos años del siglo XX.

     Por último, hay que tener una cosa muy clara: para empezar a pasarlo bien con este título hay que ser un fan incondicional del mundo inglés.

 
Puntuación: 1'5 (sobre 5)
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