J. R. R. Tolkien concibió esta historia como una obra unitaria, pero fue su editor quien lo convenció de que lo más apropiado sería publicarla en tres partes, La Comunidad del Anillo, Las dos torres y El retorno del rey. Ésa es la división que mantiene a día de hoy.
En España podemos encontrar en las librerías diversas ediciones, tanto de tapa dura como de bolsillo, gracias a Minotauro.
¿Qué opino yo? (Sin destripes):
Podría decir que este libro me apasiona y quedarme corta. La primera vez que lo leí fue un poco antes de que estrenaran la película. Ahora, con algunos años más, me ha parecido un buen momento para una relectura, y he vuelto a enamorarme de la historia como la primera vez. Después de terminar La Comunidad del Anillo me he dado cuenta de lo adulterados que estaban mis recuerdos a causa de la cinta de Peter Jackson.
El mundo creado por Tolkien es tan complejo y completo que trasciende cualquier otro marco (que yo conozca) creado para una obra de fantasía. Todas las razas que se mueven por la Tierra Media tienen su propia idiosincrasia, su propio hábitat e, incluso, algunas de ellas, su propia lengua (aparte de la lengua común). Tolkien trabajó para crear un idioma que hiciera más reales y ricas las vidas que salieron de su pluma.
El Señor de los Anillos es para mí mucho más que una simple novela fantástica; es una historia que parece no querer quedarse encerrada en el papel, sino hacer vibrar al lector y hacerle sentir que lo que está leyendo bien podría haber sucedido en un mundo remoto y en un tiempo lejano, y que igual que muchas razas se dan la mano, él también puede ser partícipe de eso y acompañarlos en la aventura.
El mundo creado por Tolkien es tan complejo y completo que trasciende cualquier otro marco (que yo conozca) creado para una obra de fantasía. Todas las razas que se mueven por la Tierra Media tienen su propia idiosincrasia, su propio hábitat e, incluso, algunas de ellas, su propia lengua (aparte de la lengua común). Tolkien trabajó para crear un idioma que hiciera más reales y ricas las vidas que salieron de su pluma.
El Señor de los Anillos es para mí mucho más que una simple novela fantástica; es una historia que parece no querer quedarse encerrada en el papel, sino hacer vibrar al lector y hacerle sentir que lo que está leyendo bien podría haber sucedido en un mundo remoto y en un tiempo lejano, y que igual que muchas razas se dan la mano, él también puede ser partícipe de eso y acompañarlos en la aventura.
Esto al menos es lo que siento yo, pero es difícil de explicar si uno no ha leído el libro o si, aun haciéndolo, no ha sido capaz de conectar con lo que se cuenta.
«Es una historia hermosa, aunque triste, como todas las historias de la Tierra Media, y sin embargo quizá alivie vuestros corazones». |
Yo creo que en esta primera parte de la trilogía no sobra ni una coma. Ninguna frase que haya usado Tolkien aquí es gratuita. Entiendo que algunos lectores quizás prefieran obras con más partes dialogadas y puedan aburrirse con las descripciones, pero las descripciones de este escritor son de las más fáciles de digerir que me he encontrado en mi vida como lectora, si hablamos de literatura de una cierta calidad. De hecho, fijaos si son fáciles de comprender y accesibles para cualquier lector que la excusa que dieron para no entregarle a Tolkien el Nobel fue que su prosa era pobre, algo con lo que discrepo por completo. Que un texto se pueda comprender bien no significa ni de lejos que se acerque a la pobreza léxica, expresiva o gramatical.
«Los débiles pueden intentar esta
tarea con tantas esperanzas como los fuertes. Sin embargo, así son a menudo los
trabajos que mueven las ruedas del mundo. Las manos pequeñas hacen esos
trabajos porque es menester hacerlos, mientras los ojos de los grandes se
vuelven a otra parte».
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Mi percepción en lo referente a los personajes ha cambiado. Durante todos estos años mi favorito ha sido Aragorn, de importancia indiscutible en la obra, pero tras esta relectura me he sentido ligeramente decepcionada con él. Se nos quiere presentar como un hombre que ha recorrido el mundo incontables veces y posee por ello gran experiencia y sabiduría, pero en más de una ocasión yerra en sus decisiones poniendo en peligro al resto, desconoce los terrenos por los que transitan o duda en cuanto a qué hacer.
Probablemente los personajes más redondos, nos caigan mejor o peor, sean Sam y Frodo. Además, me he reconciliado con Bilbo, al que no le tenía mucho aprecio, y me ha encantado observar cómo se desarrolla la amistad entre Legolas y Gimli, pertenecientes a razas que se despreciaban desde tiempos ancestrales (elfos y enanos). También me ha gustado mucho volver a ver al injustamente olvidado Tom Bombadil, probablemente el más enigmático de los seres que pueblan la Tierra Media.
Aunque más o menos ya sabía lo que sucedería, en más de una ocasión me he encontrado con el alma en vilo deseando recordar cómo tal o cual personaje superaría una determinada situación.
El Señor de los Anillos es un clásico por derecho propio. Pese a lo que pudieran pensar los encargados de entregar el Premio Nobel, los lectores y la crítica posterior hemos dado la razón a Tolkien, y su obra cumbre se ha convertido en un claro ejemplo de que una novela que sume una buena calidad literaria a una historia interesante puede también ser un best-seller, y con toda certeza más duradero que uno que simplemente tenga un argumento medianamente atractivo, una calidad narrativa mediocre y un ritmo rápido para consumir velozmente.
Puntuación: 5 (sobre 5) |