¿De qué va?:
Naoki (Yamashita Tomohisa) es jugador profesional de baloncesto en Japón. No obstante, las cosas no acaban de salirle como desea, puesto que en la cancha no muestra todo su potencial y debe continuar mejorando. Junto con ese propósito está el de casarse con su novia, Natsuki (Aibu Saki).
Por caprichos del destino conoce a una violinista, Riko (Kitagawa Keiko), que persigue sus sueños con la misma intensidad que él. El entrenador de Naoki se enamora de Riko a primera vista y ella decide darle una oportunidad, al mismo tiempo que va forjando una fuerte amistad con Naoki.
¿Qué opino yo? (Sin destripes):
De todas las series japonesas (o “doramas”) que he visto,
esta es la que más se aproxima a una serie occidental. Podría haberse rodado en
un país de Occidente casi sin ninguna diferencia. No quiero decir que esto sea
ni bueno ni malo, sólo que es perfecta para todas aquellas personas que son reticentes a dar una oportunidad a las producciones de este país.
Como siempre digo, en Japón se hacen series tan buenas y tan
malas como en cualquier otro sitio y es una lástima que existan tantos
prejuicios hacia las culturas orientales.
Buzzer beat es una
serie básicamente romántica. A los que les gusten las historias de amor, estoy
convencida de que este “dorama” les encantará.
Hay que tener en cuenta que hablo de amor romántico, es
decir, que un simple abrazo y un beso tienen un gran valor y no es forzoso que
entre la pareja principal haya una escena subida de tono innecesaria para la
trama. El amor se forja como en las historias de antaño, a través de un
conocimiento mutuo, el diálogo, el apoyo en los momentos difíciles, los silencios
cargados de significado, el respeto e incluso la admiración. Todo eso hace que
la base sea sólida.
Tampoco hay que hacerse una idea equivocada: no es una serie
totalmente blanca y no se debe confundir todo lo anterior con la mojigatería.
Los personajes resultan realistas y todos ellos saben lo que es mantener una
relación. Además, algunos secundarios guardan determinadas sorpresas no tan
inocentes que afectan a los protagonistas.
No es tan lenta como otras producciones
japonesas. El ritmo es bastante bueno y ya desde el primer capítulo suceden
acontecimientos que nos dejan pegados a la silla y con ganas de ver el
siguiente episodio. Lo admito, eso no me había pasado hasta ahora con ninguna
producción nipona de imagen real, ni siquiera con Natsu no koi wa nijiiro ni kagayaku.
Como telón de fondo está el baloncesto, un deporte muy
minoritario en Japón. En principio no es un tema que me atraiga, pero está lo
suficientemente bien tratado para que no se haga aburrido e, incluso, para que
llegue a despertar interés. En relación con esto, ya vi en su momento cinco
temporadas de One Tree Hill y aquí
sigo. De hecho, he disfrutado mucho más con Buzzer
Beat.
De igual forma se trata el apartado musical. Aunque no
entendamos de música clásica o no seamos apasionados de ella, se nos hace ver
lo difícil que es llegar a ser alguien en ese mundo y se consigue que
empaticemos con quienes se dedican a ello.
No sólo la historia de los protagonistas merece la pena,
sino que algunos secundarios también tienen el carisma suficiente para deseemos saber
qué sucede con ellos. En este “dorama” todas las escenas cuentan.
Naoki es un chico serio, responsable y con una meta muy
clara con la que está comprometido: destacar en el baloncesto. Está
interpretado por Yamashita Tomohisa. (Yamapi para los amigos). Siempre he dicho
que este chico no me parece buen actor y que en muchos casos parece
interpretarse a sí mismo, pero en este papel me lo he creído más que en otros.
Por su parte, Riko, quien trabaja en una librería, es también
una joven luchadora con un sueño tan claro como el de Naoki, pero ella es mucho
más risueña y, en algunos aspectos, algo peculiar.
Quizás esté muy trillado hablar de historias de superación,
pero la realidad actual no suele poner las cosas fáciles a la gente, por lo que
los esfuerzos y empeños por superar obstáculos están a la orden del día y a
todos nos resultan familiares, lo que consigue que conectemos con personajes
como los que aquí se nos presentan. Los dos resultan muy inspiradores. Cada uno
de ellos es, además, una fuerza para el otro y ahí radican los cimientos de su
amistad.
Junto a ellos hay otros destacados como la novia de Naoki
(de quien prefiero no decir nada), el entrenador de baloncesto (un hombre con un
sentido común y un saber estar que ya quisieran muchos), la mejor amiga de Riko
(probablemente la amiga que a todos nos gustaría tener, leal y divertida) y los
compañeros de equipo de Naoki.
Al principio puede parecer predecible, pero con las series
japonesas nunca hay que confiarse, porque en ocasiones les dan un giro
inesperado que nos hace llevarnos las manos a la cabeza. En este caso, el
desenlace no queda claro hasta el último segundo.
De los tres “doramas” que he reseñado hasta ahora en el
blog, este es el que más recomiendo, no sólo a gente acostumbrada a las series
niponas, sino a cualquier espectador que quiera disfrutar de una historia de
amor auténtica, de las que se cuecen a fuego lento.
Puntuación: 5 (sobre 5) |