El perro del hortelano (película)

02/05/2013


              Título original: El perro del hortelano                                   Duración: 105' aprox.
              Género: Comedia palatina                                                        País: España
              Productora: Cayo Largo Films                                                Año de estreno: 1996
        


¿De qué va?:

     Diana, condesa de Belflor, es una joven perspicaz, impulsiva e inteligente. Está enamorada de Teodoro, su secretario, pero comprueba que éste ya está comprometido con Marcela, una de sus sirvientas. Movida por los celos y la envidia, hace todo lo posible para separar a los dos enamorados, a pesar de no estar dispuesta a mancillar su honor relacionándose con un hombre de condición más baja.


¿Qué opino yo? (Sin destripes): 

     A decir verdad, no soy aficionada al cine español, por no decir que no me gusta nada, pero considero esta película una joya dentro de la cinematografía nacional. Pilar Miró, la directora, fue muy valiente a la hora de sacar adelante este proyecto a pesar de las opiniones agoreras que suscitaba. 

     La cinta se basa en una comedia homónima de Lope de Vega, pero no se contenta con adaptarla, sino que prefiere trasladarla a la gran pantalla respetando casi en su totalidad el texto del autor (con cambios muy nimios para facilitar la comprensión). Esto conlleva que el resultado final sea un film íntegramente en verso, pero además no con unos versos cualesquiera, sino compuestos en castellano del siglo XVII.


     Y esto es lo que provoca pavor y echa para atrás a los espectadores incluso antes de haber empezado a ver la película. Es realmente una pena que muchas personas consideren los Siglos de Oro como sinónimo de tostón, cuando aquélla fue una época importantísima para las letras hispánicas y dio autores y obras que son un auténtico tesoro.


          

              "De los celos mi amor ha procedido
              por pesarme que, siendo más hermosa,
              no fuese en ser amada tan dichosa
              que hubiese lo que envidio merecido.
              Estoy sin ocasión desconfiada,
              celosa sin amor, aunque sintiendo;
              debo de amar, pues quiero ser amada.
              Ni me dejo forzar ni me defiendo;
              darme quiero a entender sin decir nada;                       
              entiéndame quien puede; yo me entiendo".     
                       

     
     Este film es buena muestra de ello. El lenguaje no suena en absoluto artificial, y eso se debe al buen hacer de los actores, que saben perfectamente actuar en consecuencia a aquello que están diciendo, sin que parezca que estén declamando o recitando algún poema. Eso da una atmósfera de naturalidad que nos ayuda a adentrarnos en la historia. Quizá algún fragmento sea un poquito más difícil de entender; no en vano han pasado cuatro siglos desde que la comedia se escribió, pero por lo general se capta bastante bien, y tiene algunos versos hermosísimos

     La habilidad de Lope de Vega para elaborar comedias era única; no me extraña que con versos así tuviera tanto éxito con las mujeres de su época. A día de hoy sigue estando entre los autores más prolíficos del mundo. Siempre me ha sorprendido que con la vida tan agitada que llevó, entre conquista y conquista tuviera tiempo para escribir tanto y tan bien.


     Si la historia que se plantea aquí se trasladara a la actualidad, el resultado sería una comedia romántica más, pero su encanto está en el siglo en el que se sitúa y, por tanto, en el conflicto que se plantea en medio de unas costumbres que son completamente distintas de las nuestras.

     Los dos protagonistas, Diana y Teodoro, mantienen un tira y afloja constante que da lugar a diversas batallas de ingenio. La condesa es exactamente como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer. La lucha entre el amor y el honor está planteada de forma muy clara en ella. Siempre ha tenido a su secretario en alta estima, pero al verlo en brazos de otra, arde de celos, por lo que emplea mil ardides para separarlos.




                       “¿Para qué puede ser bueno
                      haberme dado esperanzas
                      que en tal estado me han puesto,                   
                      pues del peso de mis dichas
                      caí, como sabe, enfermo
                      casi un mes en una cama
                      luego que tratamos desto,
                      si cuando ve que me enfrío
                      se abrasa de vivo fuego,
                      y cuando ve que me abraso,
                      se hiela de puro hielo?”.                                              
                                      

    
     Se acerca a Teodoro con el típico recurso  de “tengo una amiga que se ha enamorado de un hombre inferior y no sabe qué hacer…”, dejando entrever sus sentimientos pero sin exponerse por completo. El joven, que vislumbra la posibilidad de convertirse en conde, no duda en romper con su antiguo amor para entregarse a Diana, pero ésta, viéndolo ya libre y sin mujeres en sus brazos, vuelve a anteponer su orgullo y su rango, dejándolo completamente confundido.

    El comportamiento de él es bastante canallesco, ya que no duda en oscilar entre las dos mujeres según lo que le convenga en cada momento. Sólo al final de la obra vemos que se ha enamorado realmente de una de ellas, y lo demuestra contándole la verdad sobre un espinoso asunto y siendo capaz de renunciar a numerosos beneficios por no mentirle.


     Los escenarios son impecables, tanto los exteriores como los interiores. El rodaje se realizó en Portugal, aunque la acción se sitúa en Italia.

     De la moda del XVII poco sé, así que mi criterio en este aspecto no es muy fiable; no obstante, el diseño de vestuario me parece bueno, de hecho, ganó el Goya, aunque quizás algunos escotes resulten un tanto excesivos. 

     Además del Goya por el vestuario, El perro del hortelano ganó otros seis en 1996 (actriz, director, guion adaptado, fotografía, dirección artística y maquillaje y peluquería) y el galardón a la mejor película en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.


     Siempre he admirado (y envidiado un poco) la pasión y el respeto con que los ingleses tratan sus clásicos, mientras que en España parecemos tenerles miedo a los nuestros. Ojalá eso pudiese cambiar. De momento, tenemos una digna cinta que merece la pena ser vista.

Puntuación: 4'5 (sobre 5)
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