When calls the heart (temporada 1)

21/01/2015


                   Estreno: 2014                                                 Género: Vida rural, romance
                   Cadena: Hallmark                                         Episodios: 12
                                          Duración por episodio: 40' aprox.
 

¿De qué va?:

      Basada en un libro de Janette Oke, esta serie cuenta la historia de Elizabeth Thacher (Erin Krakow), una joven maestra que decide abandonar su posición acomodada en el seno de una familia rica para ejercer su profesión en un pequeño pueblo minero del oeste canadiense a principios del siglo XX. 

    Tras un accidentado viaje, logra llegar a la localidad de destino, Coal Valley, justo después de que un desastre en la mina haya acabado con la vida de muchos trabajadores. Al mismo tiempo, y contra su voluntad, es destinado al pueblo Jack Thornton (Daniel Lissing), miembro de la Policía Montada. Ambos coinciden en ayudar dentro de sus posibilidades a los habitantes del lugar, aunque la relación entre ellos se ve enturbiada en un primer momento por un motivo que Jack no tarda en descubrir.



¿Qué opino yo? (Sin destripes):

    Definitivamente esta es la serie más bonita que he visto en mucho tiempo, un tipo de producción que echo de menos en la televisión española. Se trata de una serie familiar que mezcla una historia interesante, unos personajes redondos y unos valores tradicionales que hoy, incomprensiblemente, parecen considerarse obsoletos por parte de algunas personas.  En los últimos tiempos para que una ficción televisiva resulte atractiva a los ojos del espectador es necesario dotarla de buenas dosis de violencia y sexo, y creo que no hace falta que nombre ninguna en concreto, pues ejemplos hay muchos y seguro que todos conocemos algún título así (que conste que no lo critico, pero en exceso todo satura y es bueno que haya variedad). La serie que traigo hoy es un descanso para la mente, un pequeño remanso de paz que se centra en el lado más humano de la vida, sin banalidades. 
    La familia, el amor duradero, la fidelidad, el respeto, el honor, la supervivencia, la lealtad y el esfuerzo no son precisamente moco de pavo, aunque, como dije antes, me da la impresión de que algunas de estas cuestiones son consideradas ñoñas y poco dignas de llevar a la pantalla, cuando realmente son pilares básicos de una sociedad, y eso es lo que viene a corroborar esta producción.
    
    Pese a que estos elementos son una constante en cada capítulo, están tratados de tal modo que el resultado final no es empalagoso, aunque sí deja una sensación de optimismo y un entrañable deseo de tener fe en la humanidad.

    
    Cada episodio trata varias tramas, algunas que concluyen en el mismo episodio y otras que se prolongan durante más tiempo, incluso hasta el final de la temporada. Los asuntos principales giran en torno al accidente de la mina y sus consecuencias, los problemas a los que se enfrentan los niños de la escuela y el progresivo acercamiento entre Elizabeth y Jack (que tienen una química tremenda). 


   No niego que tiene algunos fallos. Aunque, por lo general, los escenarios interiores están bien montados y los exteriores son preciosos, algunos fondos se ven un poco falsos. A esto hay que sumar que los niños de la escuela cambian en cada capítulo como por arte de magia; sólo hay tres o cuatro fijos. No obstante, son detalles que no me han molestado en absoluto y que no le restan calidad, porque el argumento es coherente y los conflictos, lo suficientemente complejos e intrigantes para lograr que no se pierda interés en ellos.

     Es una serie en la que las mujeres tienen una especial importancia y esto es algo que me ha gustado mucho. La fortaleza que muestran y la unión entre ellas, no por meras minucias, sino para afrontar las dificultades que se les presentan en una época compleja, son dignas de admiración. Elizabeth es la protagonista, pero no es la única que tiene relevancia. Su relación con las demás está cargada de momentos de aprendizaje, comprensión y apoyo. La mayoría son mujeres seguras de sí mismas que no se dejan vencer por las adversidades, que no son pocas.


    Asimismo, el trabajo de la maestra con los alumnos también es un factor prioritario, ya que al igual que las viudas, los pequeños y los jóvenes se ven expuestos a diversas preocupaciones, no sólo relacionadas con su educación, sino con la vida misma. 


    Otro aspecto fundamental es el romántico, muy bien llevado, porque no estamos ante un romance rápido, inverosímil y edulcorado. Todo empieza con un tira y afloja que, por fortuna, no dura mucho. Eso da paso a una relación de cordialidad que poco a poco se convierte en amistad para seguir paulatinamente con los pasos del cortejo, que Elizabeth es muy tradicional. Lo que contribuye al tono realista es que los dos protagonistas no viven en las nubes pensando exclusivamente en qué bonito es el amor, sino que ambos alternan con el resto de personajes y tienen otras tribulaciones. Tampoco todo es fácil para ellos.

    Quiero destacar también que me ha parecido estupendo que los protagonistas no sean bellezas impresionantes, sino personas normales que conquistan por otros méritos (aunque, permítaseme un comentario superficial, Daniel Lissing tiene una sonrisa preciosa).

     La serie me ha dejado unas sensaciones cercanas a las que tuve cuando vi Lark Rise to Candleford y Road to Avonlea, que son también producciones familiares que se desarrollan en un entorno rural y suponen una inyección de optimismo a pesar de los problemas que se les presentan a los personajes. 


    Existe una película con el mismo título, When calls the heart, y con un argumento similar. Parece que se presentó como piloto, pero no es necesario verla, ya que la serie tiene su propio comienzo y desarrollo, con otros actores. Yo personalmente no la he visto y no creo que lo haga, porque las críticas no son nada buenas y no quiero estropear el buen sabor de boca que me ha quedado.

     En resumen, serie muy recomendable llena de valores que no deberían perderse, con una historia sólida y personajes creíbles que se hacen querer. La segunda temporada llegará en la primavera de este año.

Puntuación: 4'5 (sobre 5)

Grandes momentos de la infancia. ¿Qué ha pasado con el tebeo?

11/01/2015

     Antes del auge del manga japonés en España y antes de que “cómic” ganara la batalla a “tebeo” muchos niños disfrutamos de estas historietas cargadas de humor en las que los protagonistas distaban mucho de ser torturados héroes salvadores de la humanidad. En algunos casos los personajes tenían características comunes con sus lectores y en otros, estaban caricaturizados, pero siempre cumplían su función, hacernos reír y pasar momentos inolvidables.

     A mí me tocó ser niña y adolescente a principios y mediados de los 90. No teníamos Internet ni teléfonos móviles y tampoco acceso a tanta diversidad y cantidad de literatura infantil y juvenil como ahora, especialmente si vivíamos en pueblos pequeños con una o dos papelerías, como era mi caso, pero jamás me faltó un tebeo que me alejara de las horas de tedio. Recuerdo especialmente aquellos veranos en los que el calor de la tarde nos obligaba a estar recogidos en casa. Mi rincón preferido era una butaca junto a la ventana. Allí me sentaba a leer mis tebeos y mis carcajadas resonaban en todo el salón. Aún hoy pienso con mucho cariño en esos buenos ratos y me da pena que buena parte de la infancia no sea capaz de vivir lo mismo. En un mundo tan tecnologizado como el que tenemos está claro que hemos avanzado en muchos aspectos, pero hemos retrocedido en otros.

     Ése es el motivo por el que quiero hacer mi particular homenaje a los tebeos que me ayudaron a ser la lectora que soy ahora. Si tenéis hijos, procurad que lean tebeos. Las horas tan felices que pasarán quedarán para siempre en su recuerdo y de mayores os lo agradecerán.

LOS QUE MÁS ME GUSTARON

ZIPI Y ZAPE

     Zipi y Zape son dos gemelos, uno rubio y otro moreno, hijos de don Pantuflo y doña Jaimita. Son forofos del fútbol, malos estudiantes y muy traviesos, aunque tienen buen corazón y en muchas ocasiones intentan hacer buenas obras, pero sin que ellos lo pretendan, éstas no suelen terminar bien. Tienen mala suerte los pobres y la mayoría de sus historietas concluyen con ellos castigados en el cuarto de los ratones o huyendo a todo correr de don Pantuflo, que los persigue con el sacude colchones para darles una buena tunda.

    Su mayor ambición es conseguir una bicicleta, y si alguna vez logran hacer algo bien, sus padres los obsequian con un vale por una pieza. Es, por tanto, un premio y no un regalo. Uno de sus enemigos es Peloto y también tienen que aguantar al empollón de su primo Sapientín.

     Con ellos me inicié en este mundillo y me lo pasé en grande con sus trastadas. Todas las historias que leí eran cortas. No sé si alguna vez llegaron a tener alguna larga. Fueron creados por José Escobar y han tenido series de dibujos animados y dos películas de imagen real. Con el tiempo se les intentó modernizar para que llegasen mejor a las generaciones más actuales, ya que Zipi y Zape jugaban con tirachinas y soñaban con una bicicleta, no con videojuegos, iPhones ni nada por el estilo, y tenían que esforzarse para conseguirla. Personalmente me parece un despropósito que se quisiera cambiar todo eso. Es como si se nos dijera que Orgullo y prejucio tiene que actualizarse porque se desarrolla en un contexto demasiado ajeno a nosotros. Los niños no son tontos y es bueno que aprendan a viajar en el tiempo y el espacio a través de la literatura y sean capaces de empatizar con esos seres del papel sin necesidad de convertir a estos en sus clones. 


MORTADELO Y FILEMÓN

     Estos son los grandes supervivientes del tebeo español. Mientras que Zipi y Zape, lamentablemente, se han hundido, Mortadelo y Filemón continúan siendo los reyes del humor.

     Cuando fui creciendo, las peripecias de los gemelos se me quedaron un poco cortas, así que me pasé a estos personajes de Francisco Ibáñez, que son los que me hicieron reír hasta dolerme la barriga.

   Mortadelo y Filemón son agentes de la T.I.A. (Técnicos de Investigación Aeroterráquea), una agencia secreta que combate la delincuencia y que está dirigida por el superintendente (también conocido como el Súper). Mortadelo es un maestro del disfraz y en muchas viñetas se nos presenta con trajes y formas imposibles. Filemón es el jefe y, supuestamente, el cerebro.

    La parodia y la comedia son flagrantes en cada página. A los dos agentes se les encomiendan misiones variopintas que les complican la vida y por las cuales terminan llevándose mamporros a tutiplén, especialmente Filemón. Las primeras historietas que me llegaron de ellos eran cortas, pero pronto empezaron a protagonizar aventuras más largas que ocupaban un tebeo casi entero.

     También han tenido sus dibujos animados y sus películas, pero nada puede igualar a los Mortadelo y Filemón del papel.


ASTÉRIX Y OBÉLIX

     A ellos llegué por casualidad. Una vez hube leído todo lo que había a mi alcance de Mortadelo y Filemón, tenía ganas de más, pero ante la imposibilidad de encontrar números nuevos, acudí a la biblioteca. Allí tenían una colección de volúmenes gordos que recopilaba más historias de los agentes de la T.I.A., pero no se prestaban. Al lado había otra colección exactamente igual, sólo que con las tapas de otro color, de Astérix y Obélix. Nunca entendí por qué esa sí se prestaba y la otra no.

     La cuestión es que para no aburrirme decidí empezar por el primer tomo y al final acabé enganchadísima a estos personajes. El guion es obra de René Goscinny y los dibujos son de Albert Uderzo, ambos franceses.

     Astérix y Obélix viven en una pequeña aldea gala alrededor del año 50 a.C. Gracias a la poción mágica que prepara el druida Panorámix los residentes en dicha aldea obtienen una fuerza sobrehumana que les permite resistir los intentos de conquista del poderoso Imperio Romano.

    Astérix es bajo y delgado, mientras que Obélix es alto y gordo. El primero suele mostrarse juicioso y astuto y el segundo, más ingenuo. Junto a ellos aparecen otros personajes geniales, como Asurancetúrix (el bardo), Edadepiédrix (el más anciano del poblado), Abraracúrcix (el jefe), Julio César y algunos centuriones romanos, Cleopatra, etcétera.

     Este tebeo contribuyó a solidificar los cimientos de mi interés por las culturas antiguas. No sólo me divertí muchísimo, sino que al mismo tiempo aprendía. No me parecía tan humorístico como Mortadelo y Filemón, pero la historia es más interesante. Su solidez narrativa lo acerca argumentalmente a la novela.

     Una vez más, las películas de imagen real no le llegan a la obra original ni a la suela de los zapatos. También existen filmes animados e incluso videojuegos.  

OTROS

EL BOTONES SACARINO

     Sacarino fue creado por Ibáñez. Trabaja como botones en un periódico, aunque le encargan tareas de todo tipo. Sin embargo, a él no le gusta mucho trabajar y constantemente busca escaquearse para dedicarse a otros pasatiempos. Algunos de sus descuidos provocan divertidos líos que acaban afectando al director (el Dire) y al presidente (el Presi).

     Al final, las meteduras de patas de este botones terminaron gustándome mucho. Lástima que sólo pude leer las pocas páginas que se le dedicaban en un par de números del Súper Humor (tebeo recopilatorio con las aventuras de distintos personajes) que me regalaron.  


ROQUITA

     Este tebeo creado por Gosset se desarrolla en época prehistórica, aunque con muchos anacronismos que refuerzan el tono humorístico. Los dibujos son muy sencillos. Roquita es una niña que vive con su madre, una araña y un perro y que odia con todas sus fuerzas la sopa de hueso. La trama gira básicamente en torno a las artimañas de Roquita para librarse de comer la dichosa sopa.

    De ella me compraron una revistilla porque no quedaba nada de mis personajes preferidos en la papelería. La cogí sin muchas ganas, aunque al final la disfruté, sólo que no me caló tanto como para repetir. Además, en algunos momentos Roquita me pareció un poco cruel con su madre.


 
ROMPETECHOS

     Éste es otro personaje de Ibáñez que también me hizo reír mucho. Se trata de un hombre bajito cuya principal característica es estar totalmente cegato. Eso unido a sus despistes lo conduce a confusiones y desastres hilarantes. Además de tener sus propios tebeos llegó a aparecer en algunos de Mortadelo y Filemón.

    Hay quien se ha quejado por creer que la historia de Rompetechos se burla de la miopía, pero esto me parece una tontería. El propio creador es miope. También yo lo soy y este personaje me encanta. Es sencillamente genial, y de vez en cuando no viene mal poner un poco de humor a cosas que pueden ser algo fastidiosas.


CARPANTA

     Carpanta es una creación de José Escobar. Este personaje lo tuvo difícil para sortear la censura en la España de posguerra, ya que aunque la historia estaba muy suavizada, no dejaba de reflejar las duras circunstancias que se daban en la época. Carpanta no tiene familia, vive bajo un puente y su principal empeño es encontrar algo para comer cada día. Sus aventuras cuentan todos sus trucos para conseguir comida, normalmente sin éxito. Como contrapunto de Carpanta aparece su amigo Protasio.

     Como ocurre con Zipi y Zape, hay que entenderlo en su contexto. Prueba de que no es necesario modernizar estos tebeos, como se ha querido hacer con los gemelos, es que la época en la que Carpanta llegó hasta mí no tenía nada que ver con el momento histórico del personaje y, sin embargo, fui capaz de disfrutarlo muchísimo siendo una niña. 


     Hay otros títulos en los que no profundicé tanto en mi infancia, aunque me hubiese gustado. Algunos de ellos son 13, Rue del Percebe; Doña Urraca; Pepe Gotera y Otilio; Anacleto, agente secreto; etcétera.

     En la actualidad los tebeos se venden mucho menos y el cómic americano y el manga han tomado el relevo. Algunos personajes han quedados relegados al olvido y la mayoría de sus historias están descatalogadas. ¿Habéis tenido u os gustaría tener alguna experiencia con los tebeos? ¿Creéis que los niños de ahora han perdido cosas importantes que teníamos las generaciones de antaño?

Ana, la de la Isla

06/01/2015

    Esta novela escrita por Lucy Maud Montgomery es la tercera de la saga de Ana, la de Tejas Verdes. Se publicó por primera vez en 1915 en Canadá. En España una nueva edición fue publicada por Toromítico en 2014. Su precio es de 15 euros, está ilustrada y consta de 284 páginas.

¿De qué va?:

   Nuevas sorpresas aguardan en los recodos del camino a Ana Shirley cuando decide abandonar su puesto como maestra de niños en la escuela de Avonlea. Llenando su maleta de recuerdos y tras decir adiós al lugar donde hasta ahora ha sido más feliz, se encamina a Redmond College para completar su educación. Su antigua amiga Priscilla la espera en la gran ciudad.
     En esta flamante etapa, Ana, junto a viejos amigos y nuevos compañeros, dejará atrás los días de su infancia y descubrirá la vida en su plenitud.


¿Qué opino yo? (Sin destripes):

    Una vez más Lucy Maud Montgomery ha vuelto a conquistarme con uno de sus libros. Esta escritora se está convirtiendo en una de mis favoritas.
   

    Ana, la de la Isla, al igual que sus predecesores, no es muy extenso, y eso unido al estilo literario de Montgomery hace que la lectura sea rápida, pero también agradable y amena. En esta ocasión, las descripciones son más escasas y breves que en los libros anteriores, pero con unas pinceladas la prosa de la autora es capaz de trasladarnos por entero al lugar donde se desarrollan las vivencias de Ana. Ahora no sólo se nos lleva a Avonlea, ya que Ana va creciendo y teniendo experiencias propias de una edad más madura, como convertirse en estudiante universitaria, lo que nos conduce hasta Kingsport.

    Allí, como no puede ser de otra manera, vivimos con la protagonista todos los sinsabores y alegrías de esos años. Conocemos la acogedora Casa de Patty y podemos sentirnos como un huésped más junto con Ana y sus compañeras, algunas de las cuales nos son presentadas por primera vez, como es el caso de Philippa Gordon, una chica aparentemente superficial y enamoradiza, pero cuya historia contribuye a dar mayor interés a la narración. 



   «Y fue más rica en fantasías que en realidades, porque lo que se ve pasa, mas las cosas invisibles son eternas».


  No obstante, si en el libro anterior algunos personajes secundarios habían llegado a robar algo de protagonismo a nuestra pelirroja, eso no ocurre aquí. Aunque las experiencias de todos tienen su sitio, ella es siempre el centro del relato. Nunca deja de actuar como espectadora o compinche en las historias de amor, pero ahora, además, le toca vivir la suya propia. Sin embargo, no es una novela empalagosa y, aunque de lo dicho antes se pueda inferir lo contrario, las escenas románticas no aparecen en exceso, sino sólo ocasionalmente.

    La mayoría de los capítulos son autoconclusivos. En apenas unas páginas se nos cuenta alguna vivencia o peripecia de Ana o de sus conocidos. La obra se va forjando así a través de cuestiones cotidianas que forman el día a día de los personajes y de ese modo van pasando los años, con retazos de acontecimientos importantes, entrañables o divertidos.


    Esta tercera parte tiene para mí un tono más melancólico, ya que los niños que conocimos, Ana, Diana, Gilbert y todo su grupo, van haciéndose adultos con todo lo que ello conlleva. Los antiguos juegos infantiles van dando paso a otras fases de la vida. Las experiencias amorosas, el matrimonio, la muerte, los fracasos y esperanzas académicas y laborales, etcétera, son sus nuevas inquietudes. Con todo, cada uno de ellos sigue conservando su esencia, ese encanto que hizo que quisiéramos saber más sobre qué les depararía el futuro.

    Ana no deja de ser una soñadora. Su imaginación sigue tan viva como siempre y eso vuelve a traerle problemas, aunque ahora de otro tipo, más acordes con su edad. Los conflictos terrenales que se le presentan influyen en su carácter y en sus anhelos. Ella misma es a veces víctima de la melancolía por la infancia dejada atrás, pero jamás pierde su alegría y sus hermosos sueños.



   «El humor es el más picante de los condimentos en el festín de la existencia. Ríete de tus errores, pero aprende de ellos; alégrate de tus penas, pero reúne fuerzas de ellas; bromea sobre tus dificultades, pero supéralas».

   
    Diana cada vez me gusta más como personaje. Es una amiga como pocas, desinteresada y capaz de alegrarse con sinceridad por los éxitos de las personas a las que quiere y de enorgullecerse por sus cualidades.

    Siguen formando parte de la historia Dave y Dora, Marilla y Rachel Lynde entre otros.

   Si alguien tiene miedo de que la calidad de la saga decaiga, puedo decirle con total rotundidad que, al menos por ahora, eso no ha ocurrido. El nivel no sólo se mantiene, sino que gracias al buen hacer de la autora, al lector le resulta prácticamente imposible separarse de unos personajes tan llenos de vida y tan especiales. Se crea la necesidad de verlos crecer y de saber en qué tipo de personas se convertirán. Cada vez tengo más claro que el mundo que ha creado Lucy Maud Montgomery para Ana Shirley es el mundo en que me gustaría vivir.

Puntuación: 5 (sobre 5)
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