White collar (Ladrón de guante blanco)(Temporada 1)

30/11/2013


                         Estreno: 2009                                                           Género: Policiaco
                         Cadena: USA  Network                                          Episodios: 14
                                               Duración por episodio: 40' aprox.


¿De qué va?:

     Neal Caffrey es un famoso ladrón experto en falsificaciones de arte. Contra toda lógica, a pocos meses de terminar su condena en la cárcel, se fuga. Peter Burke, el agente del FBI que había logrado atraparlo la primera vez, da con él de nuevo. Neal le propone entonces un trato: colaborar con el FBI para capturar a los delincuentes más escurridizos a cambio de libertad controlada. Cuando la agencia acepta, Neal, a espaldas de todos, trata de resolver el misterio que lo llevó a escapar de prisión, la extraña desaparición de Kate Moreau, la mujer de la que está enamorado.



¿Qué opino yo? (Sin destripes):

     Esta serie la empecé a ver allá por 2009, pero los subtítulos que había en aquel momento dejaban mucho que desear, así que decidí esperar a que la doblaran en español. Entre una cosa y otra, al final terminé olvidándome de ella y hasta ahora no la he retomado. He vuelto a ver todos los episodios que ya había visto para recordar la historia, y lo cierto es que los he disfrutado más de lo que esperaba.

     White collar no tiene un planteamiento original: ya hemos visto muchas veces en la pequeña y en la gran pantalla y también en la literatura parejas de hombres o mujeres que trabajan juntos o viven una serie de experiencias por las que acaban teniendo cierta afinidad: don Quijote y Sancho, Pickwick y Sam, el Gordo y el Flaco, Castle y Beckett, etcétera. Sin embargo, en muchas de estas ocasiones, las historias que se nos plantean funcionan bastante bien, y ése el caso de esta serie. 



     Lo que se nos presenta es una producción entretenida que mezcla la trama policiaca de cada episodio con otra secundaria que está presente en toda la temporada: la búsqueda de Kate por parte de Neal. Al mismo tiempo se va forjando una amistad entre los dos protagonistas. En este caso no han tenido que plantear un enamoramiento entre compañeros como en multitud de series (Castle, Bones, Haven…), sino una amistad auténtica, algo que me resulta tan interesante de ver como un amor verdadero. Esta relación tiene una particularidad añadida: uno es agente del FBI y el otro un famoso falsificador de arte, aspectos totalmente opuestos que hacen difícil la confianza.

     Matt Bomer hace un papel que parece hecho para él. Se mete perfectamente en la piel de un ladrón inteligente, ingenioso, elegante y seductor. 

    No nos vamos a engañar, es un personaje muy típico, pero eso no hace que sea plano. Neal va experimentando pequeños cambios a lo largo de la temporada, y lo que al principio era muy claro para él, al final ya no lo es tanto. Es inevitable ver en la base de este personaje a Arsène Lupin, el famoso ladrón salido de la pluma de Maurice Leblanc.

     Con todo, mucho más interesante me resulta Peter. Es inteligente, trabajador y honesto, alguien que se gana el respeto de quienes le rodean. De hecho, me gusta mucho su relación con el resto del reparto, no sólo con Neal.
Se compenetra a la perfección con su equipo, cuyos miembros no se muestran como meros subordinados, sino como compañeros entre los que existe una cierta complicidad.

     Hay algo en esta serie que me encanta: los secundarios. No sólo están ahí para ayudarnos a ver cómo son los protagonistas en su día a día, sino que también son seres redondos que tienen su propia importancia. Los más relevantes son Elizabeth, la esposa de Peter, y Mozzie, la mano derecha de Neal y alguien que da mucho juego por su carácter tan peculiar. 


    Entre los cuatro se teje una red muy curiosa. El matrimonio de Peter y Elizabeth es modélico, con los problemas habituales, pero con el suficiente cariño como para resolverlos y tratar de comprenderse. Además, Elizabeth tendrá que interceder por Neal en alguna ocasión, y también Mozzie termina abriéndose un hueco en sus vidas.

   
     Los episodios son autoconclusivos, cada uno plantea un caso que Peter debe resolver con la ayuda de Neal, pero al mismo tiempo, como dije previamente, la trama de Kate recorre toda la temporada. 


      No dudaría en eliminar de la temporada el episodio 10, que tiene una de las resoluciones más absurdas que he visto en una serie de televisión, pero si no contamos este capítulo, esta producción es bastante amena y recomendable. 



Puntuación: 3'5 (sobre 5)

Vacaciones en Roma

24/11/2013


                Título original: Roman holiday                     Género: Comedia romántica
                Año de estreno: 1953                                        Duración: 114' aprox.
                Productora: Paramount Pictures                  País: EE. UU.



¿De qué va?:

     Durante una visita a Roma, la joven princesa Ann se siente abrumada por el exigente protocolo. El médico de la Corte le administra un sedante para calmar sus nervios. Sin embargo, sin que nadie pueda darse cuenta, la muchacha consigue escapar para visitar la ciudad de incógnito. El calmante comienza a hacerle efecto en mitad de la calle, donde la encuentra Joe Bradley, un periodista que desconoce su identidad. Éste, tras prestarle asilo durante una noche, descubre que se trata de la princesa y, tratando de engañarla, la acompaña durante todo un día para mostrarle Roma y conseguir una exclusiva.

 


¿Qué opino yo? (Sin destripes):
     
     A veces he escuchado a algunas personas decir que no les gusta el cine clásico y, por tanto, se niegan a ver cualquier largometraje que no sea reciente. Pese a ser una opinión respetable, no he podido evitar pensar que cometían un error al hablar de cine clásico como si se tratase de un género en sí mismo. Al igual que sucede con las películas actuales, entre las antiguas hay cintas muy buenas, otras muy malas y otras que están bien para pasar el rato, y por supuesto muchos géneros cinematográficos diferentes, por lo que no se puede generalizar al hablar de este tipo de cine.

   Esta introducción me sirve para recomendar encarecidamente Vacaciones en Roma como un film más que adecuado para perder el miedo a las películas clásicas. Algunos de los que aún no se han atrevido a adentrarse en el mundo del cine clásico podrían tener algún prejuicio con respecto a él, pero esta cinta es perfecta para que la etiqueta de aburrido empiece a diluirse


     Creo que Vacaciones en Roma es una de las primeras películas que he visto en mi vida, y me ha acompañado prácticamente en todos mis años de existencia casi sin yo saberlo. La vi siendo tan pequeña que al crecer no recordaba más que algunas escenas sueltas, las más famosas: los protagonistas recorriendo en moto la bellísima Roma o poniéndose a prueba ante la Boca de la Verdad. Sin embargo, durante muchísimo tiempo no supe el título y no recordaba con nitidez la cara de los actores. Así llegué a la adolescencia, cuando por casualidad volví a encontrarme con esta historia. Y allí estaban Gregory Peck y Audrey Hepburn, magníficos, guapísimos y con una interpretación impecable, viviendo de nuevo su historia de amor imposible. Y allí estaba yo, disfrutando otra vez con ellos y dando saltos de alegría porque por fin sabía a qué película pertenecían esos retazos que quedaban en mi mente.

     Vacaciones en Roma es una comedia, pero también un drama. La parte más controvertida es su final, que quizás no guste a todo el mundo, pero que al mismo tiempo hace que esta cinta sea aun más especial. Sinceramente, yo misma suelo preferir otro tipo de conclusiones, pero el final de este film es lo que hace que no sea una comedia romántica más, sino una película magistral e imperecedera


«¿Sabe que le sienta bien? Debería llevar siempre mi ropa».


     Siempre he pensado que lo más difícil para un actor es tener que interpretar con los ojos, no con las palabras. Muy pocos consiguen transmitir algo al espectador simplemente con una mirada. En el caso de Vacaciones en Roma, el final es inolvidable, entre otras cuestiones, por la mirada entre Ann y Joe. Es una de las miradas más intensas, profundas y expresivas de la historia del cine. No hay ninguna palabra pronunciada entre ellos, pero por sus ojos sabemos lo que se están diciendo el uno al otro. Tanto Audrey Hepburn como Gregory Peck están soberbios, y no puedo evitar emocionarme cada vez que veo esta escena, igual que me sucede con los últimos planos, que hacen que me den ganas de levantarme del asiento con el corazón encogido y aplaudir con fuerza.

     Es inevitable encariñarse con los dos protagonistas, el periodista pícaro y la princesa inconformista, pero también con el fotógrafo amigo de Joe, Irving Radovich (interpretado por Eddie Albert), cuya presencia contribuye a hacernos sonreír con frecuencia. 


     La película es una auténtica joya, y por eso merece que cuente algunas anécdotas sobre ella. Una que me encanta es la realidad que se esconde tras la escena en la Boca de la Verdad. Gregory Peck gastó una broma a Audrey Hepburn y quedó tan bien que se incluyó en el metraje. El actor fingió que la boca de la enorme piedra se tragaba su mano. Audrey se asustó muchísimo y trató de ayudarlo a sacarla, pero todo fue peor cuando, al conseguir liberar a Gregory, éste había escondido la mano en la manga de la chaqueta, por lo que parecía que se la habían arrancado. Imaginaos lo que tuvo que sentir la pobre Audrey. 


     Ni ella ni él fueron la primera elección para sus respectivos papeles. Para el rol de Joe se había pensado en Cary Grant, que lo rechazó, y para el de Ann sonaron nombres como Elizabeth Taylor, Jean Simmons o Suzanne Cloutier. No sé cuál hubiera sido el resultado con esos actores, pero yo creo que la elección final fue todo un acierto. La química entre ambos traspasa la pantalla


     Otro dato curioso es el que tiene que ver con los periodistas que aparecen al final, dos de ellos, españoles. Tanto Julián Cortés Cavanillas, de ABC de Madrid, como Julio Moriones, de La Vanguardia de Barcelona, eran realmente periodistas e hicieron ese pequeño cameo en la cinta. El resto de reporteros también lo eran.

     Vacaciones en Roma fue la primera película americana que se rodó íntegramente en Italia. Como eso significaba una alta inversión, se hizo en blanco y negro para ahorrar costes y reutilizar material usado anteriormente, y también para que los personajes no fueran eclipsados por la belleza de la ciudad.

     Los actores, la historia, el ambiente, el modo en que transcurre el metraje y la conclusión han convertido este film a una obra maestra que nadie debería perderse.

Puntuación: 5 (sobre 5)

Musashi 1. La leyenda del samurái

18/11/2013

     Musashi Miyamoto es una de las grandes figuras de la historia japonesa. Eiji Yoshikawa decidió convertirlo en el protagonista de una obra en 1935. Los escritos de Yoshikawa se publicaron originalmente por entregas para recopilarse después en forma de libros. La editorial Martínez Roca los publicó en España en cinco volúmenes en los años 90, pero tras descatalogarse, ninguna editorial se había animado a reeditarlos, hasta ahora. Quaterni Editorial ha optado por agrupar la obra original en tres libros, cada uno por el precio de 20 euros.

¿De qué va?:
      
     Tras la batalla de Sekigahara, librada en Japón en el año 1600, uno de los supervivientes del bando derrotado, Shinmen Takezo, se convierte en un fugitivo. Perseguido por los vencedores y rechazado en su aldea natal, Miyamoto, el joven se ve en serios apuros. El encuentro con un monje excéntrico pero sabio, Takuan, y una experiencia cercana a la muerte le llevan a querer cambiar su vida.      
     Dejando atrás todo lo que había sido y hecho, se convierte en un shugyosha, un samurái errante, para tratar de mejorar como guerrero y como hombre, forjándose así un nombre que ha pasado a formar parte de la historia japonesa, el de Musashi Miyamoto, uno de los más famosos samuráis de todos los tiempos.


¿Qué opino yo? (Sin destripes): 

     Este libro lo obtuve gracias a un concurso de Quaterni Editorial. Los ganadores podían elegir libremente la obra que quisieran del catálogo, y ésta fue mi elección, un clásico de las letras niponas. Después de leerlo, pienso que ha sido una decisión más que acertada, porque hacía tiempo que una novela no me enganchaba tanto.

     
     Musashi es una novela histórica de aventuras, pero también de peregrinación. De la mano de los personajes el lector recorre los variados paisajes, ciudades y pueblos japoneses de principios del siglo XVII y conoce las costumbres imperantes en la sociedad del momento, pero de una forma muy amena. El estilo de Yoshikawa es envolvente, casi cinematográfico: con descripciones breves, claras y concisas y abundantes diálogos consigue que todo lo que se narra pase ante nuestros ojos con una nitidez espléndida, como si asistiésemos a los acontecimientos en primera fila.

     Así, nos deleitamos con la belleza de las montañas y ríos, conocemos los templos de Nara, el bullicio de Kyoto, las costas de Sapporo y muchos lugares más. No es necesario ser un enamorado de Japón para leer esta novela, pero tras leerla, con toda probabilidad lo seremos. 


     Musashi tiene un ritmo muy ágil, casi en cada página sucede algo de importancia que nos lleva a querer leer más. La historia avanza de manera rápida, aunque no precipitada, y sin digresiones innecesarias, pese a transcurrir durante varios años. Además nos permite deleitarnos con ese ambiente tan japonés y provocarnos una miríada de sentimientos gracias a la viveza y variedad de los sucesos.

     Aunque el protagonista es Musashi, el abanico de personajes es muy amplio, y todos están tratados con mucho cuidado. Cada uno de ellos tiene unas peculiaridades propias que lo hacen único, irrepetible, y muchos suscitan tanto interés como el propio Musashi. Todos tienen sus conflictos y su manera de enfrentarse a ellos, y evolucionan a lo largo del tiempo. Yoshikawa no se centra sólo en las vivencias de Musashi, sino que dedica capítulos a estos otros personajes, gracias a lo cual se evita la monotonía y se da lugar a un relato heterogéneo y pintoresco.
 

«La soledad es como el hambre, que no está fuera, sino dentro de uno mismo».


     La obra da comienzo con el fin de la batalla de Sekigahara, en la que Musashi participó en el bando perdedor. En ese momento, el joven aún no había adoptado el nombre con el que se haría famoso, por lo que al principio lo conoceremos como Takezo. Arrogante, soberbio y bruto, Takezo tiene muchos problemas hasta que el encuentro con Takuan le hace reflexionar sobre la vida. Decidido a mejorar, comienza un peregrinaje por todo Japón. 

     En este primer volumen asistimos al nacimiento de Musashi como tal, aunque aún no abandona por completo la soberbia y la arrogancia, a pesar de que un destello de humildad comienza a aparecer en él. Reconoce la superioridad de otros hombres, a los que toma como modelo y a los que odia y admira al mismo tiempo. Aunque le ciega su deseo de alcanzar la perfección, cierta nobleza empieza a despuntar en él, como vemos cuando perdona la vida a algunos enemigos. 


«El verdadero valor conoce el miedo».


     En su camino va a haber varias mujeres importantes por un motivo u otro. Una de ellas es su propia madre, cuya ausencia deja a Musashi un vacío que se hace notar en diversas ocasiones. Otra es Otsu, un personaje que me encanta y que considero todo un acierto. Esta joven, natural del mismo pueblo que él, posee una voluntad y una determinación admirables. Tiene un objetivo tan claro como el protagonista, sólo que en su caso no se trata de las armas, sino del amor, y al igual que él, emprende un largo y arriesgado camino para lograrlo, sin desfallecer en el intento, y además exponiéndose a grandes riesgos por el hecho de ser mujer. Más o menos de la misma edad de Otsu es Akemi, uno de los personajes más desgraciados. Por último está la anciana y detestable Osugi


   En cuanto a los hombres, son muchos los que Musashi encuentra a lo largo de su camino, pero entre los que destacan están Takuan (el monje que cambia la forma de pensar de Takezo), Matahachi (su amigo de la infancia), Seijuro Yoshioka (líder de la prestigiosa escuela Yoshioka), y el que, estoy convencida, será el antagonista principal de nuestro samurái más adelante, Sasaki Kojiro.

     Quizás en algún momento alguien pueda sentirse un poco perdido con los nombres japoneses, pero Quaterni ha tenido el acierto de incluir un glosario muy útil con nombres propios de personas y lugares. Asimismo, también se incluyen dos prólogos y un mapa de Japón con las ciudades principales. 


     La editorial nos ofrece tres volúmenes, y en cada uno de ellos hace una división interna en varios libros con sus propios títulos, referentes a un elemento natural. En el caso de este primer volumen tenemos Tierra, Agua y Fuego, cada uno con la división habitual en capítulos.

     Musashi ha sido protagonista de multitud de películas, además de aparecer en videojuegos, libros de muy distinta índole, anime y manga (como el popular Vagabond). El texto de Yoshikawa es una opción inmejorable para conocer a este ronin (samurái sin señor).

Puntuación: 5 (sobre 5)

Juanita la Larga

11/11/2013

     Juanita la Larga es una de las últimas novelas de Juan Valera. Vio la luz por primera vez en 1895, cuando el escritor contaba ya con setenta años. Son muchas las editoriales que la han publicado en España. En la actualidad, dos de las ediciones que podemos encontrar a mejor precio son la de Alianza, que está a la venta por 11'50 euros y cuenta con 280 páginas, y la de Akal, con 448 páginas por 10'70 euros.

¿De qué va?:
     
     En el pueblo de Villalegre don Paco es uno de los hombres de más elevada posición. A sus cincuenta y tres años es respetado por todos y requerido para las tareas de más importancia por su cualificación. Viudo desde hace más de dos décadas, ve cómo la vida que se ha labrado se tambalea cuando se enamora perdidamente de una joven de diecisiete años, Juanita, muy distante a él no sólo en edad, sino también por las circunstancias que marcaron su nacimiento y por su clase humilde.


¿Qué opino yo?  (Sin destripes): 

    Juanita la Larga es un retrato colorista y vívido de una sociedad pueblerina de la Andalucía de mediados del siglo XIX. Valera nos la presenta como un reflejo de sus recuerdos de niñez, envuelta en un halo bucólico y en parte idealizada, ya que nos describe un pueblo en continua ebullición, con fiestas locales habituales y una estrecha relación entre todos sus habitantes. No obstante, el carácter intrínseco real de muchos municipios se recoge en la obra, y el autor da muestras de conocerlo bien: la hipocresía imperante, el qué dirán, el buen o mal nombre de las familias, etcétera.

     En la novela se le concede a esta localidad el nombre de Villalegre, y en ella se ha querido ver un reflejo de los lugares en los que Valera habitó en su infancia, Doña Mencía o Cabra, pueblos cordobeses.


     De entrada, el argumento llama la atención porque lo que se nos plantea es el enamoramiento de un hombre de cincuenta y tres años de una muchacha de diecisiete. Sin embargo, resulta mucho más llamativo que la diferencia de edad no sea lo que preocupe entre los vecinos de los protagonistas, sino la brecha existente entre la clase social de don Paco y la de Juanita y el origen de la joven, ilícito según la visión del momento, ya que es fruto de los amores de juventud de su madre.

     Don Paco se nos presenta como un hombre aún con cierto atractivo, culto y con un alto prestigio en la zona. Pese a sus años, su atracción por Juanita rejuvenece su actitud y, dejando de lado la prudencia que le es característica, se debate entre ceder a sus pasiones o tratar de aceptar que un amor como ése es a todas luces imposible.

     Por su parte, Juanita es una belleza, resuelta, orgullosa y fuerte. Despierta muchas envidias, y lo que es tomado por las gentes del pueblocomo un comportamiento desafiante y descocado la lleva a tener muchos disgustos. Don Paco parece ser el único que la respeta por como es, independientemente del origen de su nacimiento o de las malas lenguas.

     Juanita muestra su dignidad en muchas ocasiones, colocándose a veces en un plano mental por encima de personajes de mayor relevancia social, como el cacique o el mismísimo don Paco, ya que ella es quien pone de manifiesto todas las desventajas de un matrimonio o una relación con hombres a los que no ama y que se elevan muy por encima de ella en la jerarquía de clases. La muchacha no quiere unirse a nadie sin amor, pero en la obra se producen una serie de hechos y malas decisiones que dan lugar a confusiones que llevan a don Paco a una posición muy difícil.

     Los sentimientos de Juanita, sean de amor o de odio, son muy intensos, y es inevitable estar en vilo deseando saber qué decisiones tomará y si será capaz de enamorarse o no.

     Los personajes que pueblan este libro se muestran tan vivos que parecen querer escapar de él para ser personas de carne y hueso. Todos los tipos sociales que podemos imaginarnos en un pueblo como éste aparecen en la obra. Doña Inés, la hija de don Paco y la antagonista principal de Juanita, es la mejor representación de la hipocresía que puede darse. El propio don Paco siente temor de su hija por ser ésta una auténtica “furia del averno” disfrazada de cordero. Supone el principal obstáculo en la historia de amor, aunque no el único. 


«Como doña Inés tenía muy presentes los mandamientos de la Ley de Dios y los observaba con exactitud rigurosa, nunca dejaba de honrar a su padre como debía, si bien procuraba honrarlo desde lejos y no verlo con frecuencia».


     Tenemos también al cacique, don Andrés, que se siente atraído por Juanita, al marido disoluto de doña Inés, al párroco de la localidad, al maestro, don Pascual, o a don Policarpo, el boticario, encarnación de la superstición popular.

     Valera emplea un registro culto en la narración y a la hora de prestar voz a los personajes de más alta reputación. Hace gala de un vocabulario riquísimo, por lo que viene bien tener un diccionario cerca. Al mismo tiempo, usa un estilo popular y hasta vulgar para otros personajes, como Juana la Larga, madre de Juanita, la misma Juanita o Antoñuelo, el amigo de la infancia de la protagonista y que tantos disgustos da.

     El diálogo, pese a estar presente, es escaso, y lo que predomina es la narración. Las descripciones no son extensas ni arduas, y enriquecen mucho el texto, situándonos de lleno en la Andalucía de aquellos años, trasladándonos a sus paisajes y costumbres.


     Otro punto de interés son las referencias gastronómicas. Juana es toda una experta en las artes culinarias, y se nombran platos y postres que despiertan el deseo de buscar recetas similares para probar suerte en los fogones y degustar esas delicias.

     Estamos ante una novela de costumbres no muy extensa que nos llevará a otra época y a otro ambiente, y con unos personajes que se niegan a quedar atrapados en el papel.

Puntuación: 4 (sobre 5)

¡50 seguidores!

09/11/2013

     Esta noche estoy muy contenta, porque el blog ha llegado a cincuenta seguidores. Muchísimas gracias a todos y cada uno de los que me seguís. 

     El borde de la realidad comenzó su andadura en marzo de este año, y la verdad es que cuando empecé a escribir en él, no tenía muy claro adónde quería llegar. Sólo sabía que quería compartir mis opiniones y mis ideas sobre mis aficiones con otras personas y conocer también las suyas. Poco a poco empecé a tener seguidores y comentarios, y todos sabéis la ilusión que hace eso. Además he podido conocer muchos libros gracias a las recomendaciones que hacéis los que también tenéis blog.

     Por todo eso os doy las gracias. Mil gracias por estar ahí.

    
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