Isabel (temporada 3)

28/07/2015


  Estreno: 2014
  Género: Histórico
  Cadena: TVE
  Episodios: 13 
  País: España
  Duración por episodio: 70' aprox.


¿De qué va?:

     Culminado el proceso de Reconquista con la toma de Granada, Isabel y Fernando deben enfrentarse a nuevos conflictos. Los últimos años de reinado de los Reyes Católicos se ven determinados por el descubrimiento del Nuevo Mundo, los enfrentamientos con Francia, la salud de la reina y las consecuencias de los casamientos de sus hijos.


 ¿Qué opino yo?:

     Sé que he tardado mucho en traer la reseña de la tercera temporada de esta serie, pero si todavía queda alguien que no la haya visto, le recomiendo que no espere más. Ha pasado bastante tiempo desde que esta producción llegó a su fin y la verdad es que aún la echo de menos cada lunes. Para mí, Isabel ha sido lo mejor que han emitido en televisión en mucho tiempo. Este país está necesitado de series así, de calidad y educativas al mismo tiempo que entretenidas. No sabéis las ganas con las que estoy esperando La corona partida y Carlos, Rey Emperador.
    

  La tercera temporada de Isabel mantiene el nivel de las dos anteriores, pero si en las otras vimos el reinado de sus Católicas Majestades en todo su esplendor, ahora hemos de contemplar su ocaso, y el resultado es una temporada más oscura.

    Se tratan muchas cuestiones históricas que sucedieron en los últimos años de Isabel y Fernando en el trono. Una de ellas tiene que ver con la llegada a América por parte de los españoles. Siendo sincera, esperaba algo más de esta parte en concreto, pues hay mucha leyenda negra en torno a los acontecimientos que ocurrieron y creí que la serie sería una buena plataforma para mostrar algunas verdades, pero no ha sido así. De todos modos, entiendo que es un aspecto delicado que puede herir sensibilidades y que, además, no había tiempo para detenerse en ello suficientemente. No obstante, queda patente la preocupación de la reina por los nativos y la maldad latente de aquellos que sólo contemplan la riqueza hallada. 



     Eje central de la trama es, asimismo, el enfrentamiento continuo con Francia. Las maquinaciones de Fernando, sus conocimientos militares y su capacidad como estratega hacen que este personaje sea la auténtica revelación de esta temporada. Fernando va siempre varios pasos por delante de sus enemigos y es impresionante ver la manera en que acaba llevando a todos a su terreno. Llega a eclipsar incluso a la misma Isabel, puesto que esta, por los hechos que le toca vivir con respecto a sus hijos y a su propia salud, no conserva la misma vitalidad, aunque jamás pierda la fortaleza de su carácter.

     Creo que con su trabajo en esta temporada, Rodolfo Sancho y Michelle Jenner han crecido muchísimo como actores. Yo soy de los que al principio no estaban convencidos con Michelle, pero poco a poco se ha ido metiendo en la piel de la reina y asumiendo su fuerza. No obstante, sigo creyendo que el maquillaje se podría haber mejorado, y es que Isabel continúa sin representar la edad que le corresponde.


     Otro núcleo fundamental de esta temporada lo conforman las vivencias de los hijos de Isabel y Fernando. Lo que Isabel no quiso para ella es lo que decide para sus vástagos: el matrimonio por conveniencia. Se nos narran las experiencias dentro y fuera del matrimonio de Juan, Isabel hija, María, Catalina y Juana. Esto nos brinda la posibilidad de conocer distintas cortes, como la de los Tudor y la de Flandes. Es a Juana y a Felipe el
Hermoso a quienes se les concede mayor protagonismo por su relevancia en el futuro de Castilla.

     La locura de Juana es difícil de tratar. Mucho se ha hablado sobre el tema y hay opiniones muy diversas. Hay incluso quien cree que no estaba loca, sino que sufría depresión. En la serie parece padecer una psicosis que se agrava por los celos y por la lejanía de su esposo. Para mi gusto, Irene Escolar sabe encarar de forma correcta la evolución mental de la hija de los Reyes Católicos según la interpretación que los guionistas han hecho de su mal. A veces el patetismo de sus escenas logra poner los vellos de punta.

     Por otro lado, Felipe no se luce tanto como debería. Aunque el actor que lo encarna, Raúl Mérida, lleva a cabo su papel de manera convincente, la participación del marido de Juana en las distintas intrigas deja al descubierto un personaje con escaso ingenio y siempre necesitado de consejeros que guíen sus pasos. Creo que nos podrían haber dado a un Felipe más complejo. 



     El vestuario sigue siendo maravilloso, así como la ambientación. Se nota la evolución desde la primera temporada. Un aspecto destacado en este sentido es la diferencia que existe entre las vestimentas de las distintas cortes, desde la sobriedad de Castilla hasta los colores brillantes de Flandes.

     Nuevamente dedico un aplauso a la fantástica banda sonora, que vuelve a realzar la belleza de cada escena.

     La serie tiene algunos gazapos e inexactitudes históricas, pero son cuestiones menores, ya que no sólo ha hecho las delicias de muchos, sino que ha contribuido a que personas muy diversas se interesen más por la historia. Si este es un punto de partida para mejorar la televisión de nuestro país e ir profundizando en nuestro riquísimo pasado, no puedo más que desear una larga vida televisiva a los reyes.


Puntuación: 3'5 (sobre 5)

La leyenda del ladrón

19/07/2015

     La leyenda del ladrón se publicó en España por primera vez en 2012. La edición corrió a cargo de la editorial Planeta y hoy por hoy sigue a la venta. El precio del libro es de 21'90 euros y consta de 664 páginas. No obstante, en 2013 se publicó una versión de bolsillo que puede comprarse por 10'95 euros. Esta última tiene 672 páginas.

¿De qué va?:

     Cuando aún es un niño, Sancho pierde a su familia por culpa de la peste, una enfermedad que él mismo contrae y de la que logra recuperarse. Al encontrarlo en un estado lamentable, un hombre lo recoge y lo entrega en un hogar de acogida.

     Una serie de acontecimientos llevan a Sancho a huir y a relacionarse con un ladrón, Bartolo. Sin embargo, la suerte no acompaña a ninguno de los dos y se ganan la enemistad de los hombres más peligrosos e influyentes de la Sevilla del siglo XVI.


¿Qué opino yo? (Sin destripes):

     Que una obra esté ambientada en Sevilla ya es de por sí un aspecto atrayente para mí. Por ello, movida por un argumento que prometía y alentada por las críticas positivas, hice un viaje al siglo XVI a través de este libro, pero me temo que finalmente voy a ser quien ponga la nota discordante. Tras un pasajero entusiasmo inicial por ir conociendo las callejuelas y recovecos de la capital hispalense en los últimos años del Renacimiento, la decepción comenzó a hacer mella en mi ánimo, de manera que he tardado más de un mes en finalizar.

     La leyenda del ladrón tiene, no lo niego, elementos sobresalientes, pero, por desgracia, para mí han pesado más los negativos. Si los personajes no funcionan, no puedo sentir su historia, por bien planteada que esté. Sé que otros lectores han observado en ellos algo que yo no he sido capaz de ver y los han percibido como entes complejos. Sin embargo, desde mi perspectiva son absolutamente planos, desde los antagonistas hasta los dos protagonistas. Los primeros no presentan ningún tipo de matiz que se escape de la mezquindad y la ruindad. Su única función es hacer daño y causar estragos, sin que ni siquiera se aprecie en ellos el más mínimo atisbo de duda. Son malos sin más, todos por igual: Groot, Monipodio, Vargas, Malfini…


     Los secundarios son lo que yo llamo “personajes satélite”, es decir, que existen únicamente para orbitar alrededor de los principales y participar en la trama de estos. Es cierto que se dedican líneas para otear algo sobre sus vidas, especialmente en el caso de Cervantes, pero no es suficiente para que causen interés por sí mismos, puesto que, como digo, sólo existen para dar mayor coherencia a la historia del protagonista y no queda suficientemente bien desarrollada una profundidad psicológica. Sólo dos de ellos muestran una mayor complejidad: Dreyer, por la tragedia que modula sus estados de ánimo de manera evidente y por una continua elección oscilante entre la muerte y una vida atormentada por determinados recuerdos; y Bartolo, por los claroscuros de su personalidad.


    «Los cobardes mueren muchas veces, muchacho. Los valientes, sólo una».


     En cuanto a Sancho y Clara, que son los personajes principales, sus conflictos son casi exclusivamente con el medio externo, es decir, con quienes les rodean y con las circunstancias que les vienen impuestas por su condición social.  

   No obstante, no hay conflicto interno, salvo una vez en Sancho, cuando reflexiona sobre las consecuencias morales de matar a otro ser humano, y pronto se olvida de ello. Por lo demás, cada uno de sus actos parece venir decidido por el destino más que por ellos mismos. Incluso en una ocasión, Josué, el fiel compañero de Sancho, llega a decirle que el muchacho debe hacer lo que hace porque el destino así lo quiere.

     Si no recuerdo mal, creo que en toda la novela Clara sólo ha de tomar por sí misma una decisión sin condicionantes que la fuercen a optar por una opción determinada. Por ello, concibo a ambos como marionetas de la vida más que como seres redondos que representen actitudes reales propias de seres humanos de carne y hueso.


     «Somos de la misma materia que los sueños, y nuestra breve vida culmina en un dormir».

     
     En fin, como siempre digo en estos casos, existen tantas lecturas como lectores. Incluso una misma persona puede hacer dos o más lecturas diferentes del mismo libro, así que mi planteamiento sobre los personajes es completamente personal y subjetivo y habrá otros lectores que, con toda legitimidad, no lo compartan.

     En la parte positiva de la balanza está el ritmo de la historia, que no decae prácticamente en ningún momento, puesto que se van enlazando distintas vicisitudes y peripecias casi sin descanso. El mantenimiento de la intriga es, por tanto, constante. A ello contribuye que el argumento no se centre exclusivamente en el héroe del relato, sino que hay otra trama paralela que gira en torno a la esclava Clara y que alcanza, en el conjunto de la narración, la misma importancia.


     También es impresionante la forma en que el autor consigue que veamos el estado de la ciudad en el siglo XVI. No sé si realmente estaba como él expone, pero sin duda ha hecho un gran trabajo de documentación, puesto que nos da incluso el nombre que algunas calles y zonas tenían entonces, aunque hay que tener en cuenta que es más una novela de aventuras que histórica. Eso sí, un pero importante: al final de la novela, Gómez-Jurado afirma que le llama la atención que Shakespeare y Cervantes murieran el mismo día, el 23 de abril. Este es un error muy común, porque lo cierto es que Cervantes murió el 22 y Shakespeare, teniendo en cuenta el calendario gregoriano, el 3 de mayo.

     En resumen, se ve que esta obra tiene mucho trabajo detrás y el esfuerzo del escritor es apreciable. Si buscáis por internet, la mayoría de las críticas son buenas, así que si os llama la atención el argumento, no os dejéis llevar sólo por mi opinión. No es un mal libro, sólo que no es un libro para mí.

Puntuación: 2 (sobre 5)
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