Se vende la Venta de los Gatos

24/01/2014

    Una de las cosas que más me gustan de tener un blog es que éste puede ser visitado por personas de lugares muy distintos y distantes del planeta. Mi deseo es que quien pase por aquí se sienta cómodo; por eso, como esta noticia se centra en un pequeño punto de la Tierra, permitidme que explique qué es la Venta de los Gatos y por qué esto puede interesar a todo aquel que tenga sensibilidad artística.

    Gustavo Adolfo Bécquer es probablemente el poeta español que más corazones ha cautivado con sus versos. Sus poemas gustan incluso a aquellos a los que no les gusta la poesía, aunque también la narrativa forma parte de sus escritos. Una muestra de la calidad de su prosa es la narración breve titulada La Venta de los Gatos, un relato bello y triste que acontece en la Sevilla del siglo XIX, la que él conoció (quien esté interesado en leerlo puede encontrarlo muy fácilmente por Internet). Esa venta a la que él se refiere existió entonces y existe aún. En la época del autor estaba extramuros de la ciudad. Había que dejar atrás las murallas que rodeaban la actual capital andaluza y adentrarse en el campo. Allí, junto a un jardín y varios huertos, a la sombra de los árboles, custodiada por una parra y una madreselva, se alzaba una casita blanca con tejas rojizas y verdinegras.

     Como nos dice Gustavo Adolfo, los hombres, las mujeres, los chiquillos y los animales formaban allí un grupo pintoresco y animado.

     Bécquer, que se había marchado a Madrid siendo muy joven, nunca olvidó su Sevilla natal, aunque en su mente pervivía la Sevilla de su juventud. Sin embargo, en realidad la ciudad había empezado a cambiar. Hoy poco queda de lo que él conoció


     Se dice por ahí que los sevillanos presumimos en exceso de nuestra ciudad, pero lo cierto es que éste es uno de los lugares en los que menos se ha cuidado el patrimonio. Aquí se han derribado palacios y casas señoriales para construir centros comerciales; las murallas romanas y almorávides para hacer carreteras y ampliaciones de espacios, etcétera. Las casas de nuestros escritores se deterioran, se venden a particulares para el uso que quieran, son inaccesibles o se remodelan por completo (como la casa de Gustavo Adolfo, actual despacho de abogados).

    La Venta de los Gatos es casi la única conexión directa que queda con Bécquer. Ahora es una construcción pequeña y destartalada que ha quedado integrada en la ciudad al crecer ésta. En medio de multitud de bloques de pisos, parece ser un incordio para muchos que no comprenden su valor.

     El último uso que se le dio fue el de aparcamiento para motos. Durante algún tiempo, los vecinos de la zona trataron de que el Ayuntamiento se hiciera con ella para hacer una asociación vecinal. No pudo ser (por fortuna), y no faltaron las voces que clamaban por su derribo.


   Ahora permanece cerrada. El dueño actual, que durante muchos años se negó a venderla, ha colgado el cartel de “se vende”, aunque la cifra que pide es desorbitada y escandalosa. No sé qué piensa este señor de su propiedad, pero parece que se siente tan molesto por la vinculación de la venta con un escritor tan magnífico que ha decidido hacer esto con la placa que conmemoraba la unión de Bécquer con el lugar: 


     La venta no tiene ningún valor arquitectónico ni monumental, y está feísima pintada de amarillo albero, pero el valor sentimental e histórico está claro, al menos para quienes sean capaces de mirar más allá de sus propias narices. 


   Hasta ahora ningún becqueriano puede pagar la suma pedida por el dueño y remodelarla y acondicionarla para hacer un espacio dedicado al autor en una ciudad que parece haber olvidado sus raíces (al menos las que no tengan que ver con Semana Santa) y a sus figuras más representativas. Me pregunto si el destino de este ventorrillo andaluz, casi el último anclaje con Bécquer, será, como ha sucedido con otros tantos edificios sevillanos, ser víctima de una bola de demolición.

Abandonen el barco (El mar no perdona)

18/01/2014


           Título original: Seven waves away                                    Género: Drama
            País: EE.UU.-Reino Unido                                               Año de estreno: 1957      
            Productora: Copa Productions                                         Duración: 98' aprox.



¿De qué va?:

     Durante un crucero, una embarcación de lujo topa con una mina y explota. La magnitud del desastre es de tal alcance que de los 1.156 pasajeros que viajaban a bordo sólo sobreviven treinta y siete. La tragedia aumenta al ser posible rescatar únicamente un bote salvavidas con capacidad para un máximo de catorce personas. En medio del mar, con algunos heridos y enfermos entre los supervivientes y pocos alimentos y agua, una idea comienza a rondar la mente de algunos: si todos permanecen en el bote, la muerte es practicamente segura, pero si los más débiles son abandonados en las aguas, el resto puede conseguir salvarse. 



¿Qué opino yo? (Sin destripes):
  
     Éste es el filme que he elegido para empezar el ciclo de Tyrone Power este año. Me llamó la atención el argumento, aunque es quizás de las cintas menos conocidas del actor, y después de haberla visto puedo decir que no sé por qué, ya que es una película magnífica. En español ha recibido dos títulos distintos, Abandonen el barco y El mar no perdona, pero también en inglés: Abandon ship! y Seven waves away. Está basada parcialmente en hechos reales, concretamente en el desastre del William Brown en 1891. 


    El presupuesto es escaso, pero es que esta cinta no necesita más para desarrollar excepcionalmente la historia que plantea. Salvando las distancias, me recordó a Doce hombres sin piedad, porque ambas giran en torno a un dilema moral y transcurren en un mismo escenario y con unos protagonistas fijos. Sin embargo, mientras que no me habría importado estar en el lugar de Henry Fonda si hubiese sido necesario, no habría querido por nada del mundo estar en la piel del capitán de Abandonen el barco.

     El personaje que interpreta Tyrone Power es éticamente muy interesante. En un primer momento es un mando intermedio, pero las circunstancias lo conducen a tomar el control en el bote. A pesar del breve intervalo de tiempo en el que transcurren los acontecimientos, sus decisiones van cambiando según las distintas necesidades, y la lucha interior consigo mismo es evidente en cada instante. Cualquier decisión que tome es dura, y ninguna es justa. La idea de dejar a algunos en el mar es repugnante para él, pero también considera cruel la otra opción, con la que, está convencido, morirán todos.


     Además de al capitán, conocemos a todos los que van a bordo. El guion está enfocado a que el espectador los vea como seres humanos completos, con sueños, problemas, inquietudes y motivos para vivir. Todos son muy distintos entre sí, aunque como suele ser habitual en los casos extremos, se observa la verdadera naturaleza de cada uno, y aquí tenemos cobardes y valientes, egoístas y generosos, hipócritas y sinceros. La gente no siempre es lo que parece ser.

     Curiosamente, una mujer de dudosa moral que viajaba en el barco con su amante y su marido es la que hace el razonamiento más humano: ¿cómo decidir qué vida vale más que otra? ¿Realmente son los más fuertes los mejores para la sociedad? La fuerza física y la capacidad de resistencia no tienen por qué ser las cualidades más apropiadas para vivir entre la ciudadanía. No obstante, no podemos dejar de notar que la sombra de Darwin y su teoría acerca de la supervivencia del más fuerte planea sobre cada secuencia. 


              - Sobrevivirán sólo los fuertes.
              - Lo cual hace que salgamos perdiendo, ¿no cree?     


     No es la única reflexión importante, pero prefiero no contar más y que os animéis vosotros mismos a ver la película, si os apetece, claro. El final a mí me ha parecido inesperado. Lo que sucede magnifica las decisiones tomadas y da un giro demoledor a los acontecimientos.

     No es una producción perfecta, aunque los pequeños fallos que pueda tener no merman la calidad de lo que se nos narra, y es inevitable sentir la angustia de la situación. 


     Tyrone Power está muy alejado de sus papeles de galán, y aquí se nota bien que lleva muchos años en el oficio (el filme se hizo un año antes de su muerte). Su actuación está más pulida que en otros de sus trabajos; sabe transmitir correctamente cada emoción y cada pensamiento.

     La conclusión nos deja con una pregunta muy interesante que nos invita a reflexionar sobre el capitán, pero yo creo que hay otra mejor que seguramente se nos vendrá a todos a la mente: ¿qué hubiéramos hecho nosotros en su lugar?


Puntuación: 4'5 (sobre 5)

Historia de una escalera

12/01/2014

     Historia de una escalera se estrenó en el Teatro Español de Madrid el 14 de octubre de 1949, aunque Buero Vallejo la escribió entre 1947 y 1948. El autor recibió por ella el Premio Lope de Vega el mismo año de su estreno. Su labor como dramaturgo fue premiada también en 1986 con el Cervantes y en 1996 con el Nacional de las Letras, siendo la primera vez que este premio se le concedía a un autor exclusivamente dramático.
     El éxito de Historia de una escalera tras su estreno fue tal que, por primera vez, los directores del teatro decidieron suprimir nada menos que las tradicionales representaciones de la mítica Don Juan Tenorio para no perjudicar a la obra de Buero Vallejo.
     En España podemos encontrarla publicada por la editorial Austral a un precio de 8'95 euros.

¿De qué va?:

    En una comunidad de vecinos varias familias tienen que afrontar diversos problemas. Algunos parecen acomodarse a ese ambiente ordinario y tratan de salir adelante según sus medios, pero otros se muestran inconformistas, soñadores, luchadores o enamorados. Cada uno hará lo que esté en su mano para conseguir sus propósitos, sin saber cómo los tratará la vida a todos y sin que ninguno sea capaz de prever cómo les afectarán sus propias decisiones.


¿Qué opino yo? (Sin destripes):

     Historia de una escalera es la obra de teatro que más veces he releído, aunque no soy una lectora habitual de este género. A pesar de ser muy breve, todas las veces que vuelvo a ella descubro algo nuevo y termino empatizando más o menos con según qué personaje.

     Lo que Buero Vallejo nos ofrece es una historia de sentimientos, de frustración, de ilusiones y desengaños y de las secuelas de la vida. Uno de los aspectos que más me impresionan es la absoluta conexión con la realidad actual. No importa el tiempo que haya transcurrido desde que se escribió y representó este drama; tampoco importa el avance tecnológico o la adopción de nuevas costumbres, porque en lo básico, en el modo intrínseco de sentir del ser humano, parece que estamos condenados a repetir los mismos errores o a albergar las mismas esperanzas. Después de leer este libro es imposible no reflexionar sobre ello. 



«¡Es que le tengo miedo al tiempo! Es lo que más me hace sufrir. Ver cómo pasan los días, y los años, sin que nada cambie... Ayer mismo éramos tú y yo dos críos que veníamos a fumar aquí, a escondidas, los primeros pitillos... ¡Y hace ya diez años! Hemos crecido sin darnos cuenta, subiendo y bajando la escalera...».


    El planteamiento sigue la estructura habitual de introducción, nudo y desenlace. De los tres actos en que se divide la obra, el primero supone la presentación de los personajes (ancianos y jóvenes) y de sus conflictos. El grupo de jóvenes, que representan el futuro y el anhelo de algo mejor, está compuesto por Fernando y Urbano, Carmina y Elvira, Trini y Rosa. Cada par es opuesto en pensamientos y actitudes, aunque la vida no hace distinciones y puede ser cruel o benévola con cualquiera. Al principio vemos los sueños de cada uno, sus amores y sus ambiciones, y en los siguientes actos sabremos quién consigue lo que se había propuesto y quién no, y si todo resulta ser como se esperaba.


     En el segundo acto han transcurrido diez años, y en el tercero, otros veinte. De este modo, tras los protagonistas que ya conocemos viene otra generación, una tercera, y esto plantea más conflictos, porque reabre viejas heridas. Además, aunque no se menciona, el fantasma de la Guerra Civil Española está presente, como también lo están la subida de precios, las dificultades económicas y las escasas ayudas tras la jubilación.

     Toda la acción transcurre con la escalera como testigo mudo, la única que no cambia aunque envejezca, la que siempre es constante. Por lo demás, el protagonismo es coral, de manera que cada personaje tiene su importancia y su función, y al final terminamos pensando de cada uno de ellos qué habría sido de sus vidas si hubiesen elegido otra opción.

     El lenguaje que emplea Buero Vallejo es muy sencillo y muy cercano a nuestros días. No encontramos palabras rimbombantes ni arcaísmos. Sin embargo, al mismo tiempo nos traslada a una época ya perdida: nos recuerda las pesetas, el tener que ir a comprar la leche con una lechera, la llegada del cobrador de la luz a casa, etcétera.

     Es una obra existencialista que invita a pensar sobre nosotros mismos, a darnos cuenta de que nuestra generación no dista tanto de la de nuestros padres o la de nuestros abuelos.

     Es un drama muy corto y os aseguro que nada pesado. Mi edición, si no contamos el prólogo, no llega a las setenta páginas, pero están muy bien aprovechadas. Se lee en un rato, y merece mucho la pena. Lo recomiendo incluso para aquellas personas que no suelen leer teatro.


Puntuación: 5 (sobre 5)

Haven (temporada 4)

10/01/2014


                     Estreno: 2013                                                            Género: Ciencia ficción
                     Cadena: Syfy                                                              Episodios: 13
                                                Duración por episodio: 40' aprox.



¿De qué va?: 

   La acción comienza seis meses después de los acontecimientos ocurridos al final de la tercera entrega. Duke aparece de repente en Boston y es rescatado por una mujer, Jennifer Mason (Emma Lahana), con una misteriosa habilidad y una conexión con Haven. Duke y Jennifer vuelven a Haven para descubrir que el pueblo está en peor que nunca
     Tras el encuentro con Nathan, los tres tratarán de hacer todo lo posible para hallar a Audrey, dondequiera que esté, para afrontar con ella la tarea más dura que puedan imaginar. Esto no será más que el principio de una serie de acontecimientos que profundizarán aún más en los misterios que oculta Haven. (SYFY).



¿Qué opino yo? (Con destripes de las temporadas anteriores):

     La cuarta temporada de Haven ha tenido grandes fallos, pero también grandes aciertos. Haciendo una ponderación de lo bueno y lo malo, creo que puedo considerarla la serie que más me ha gustado de la temporada otoño-invierno de 2013, aunque esto no es difícil después de la decepción de The Paradise y Sleepy Hollow.

    Los nuevos episodios de Haven han introducido cambios notables con respecto a lo que habíamos visto antes. Todo está más centrado en el origen de los problemas y en la verdad sobre el granero, dando lugar a que los episodios estén mejor enlazados entre sí y sean menos autoconclusivos.


    La trama del primer capítulo conecta directamente con el último de la temporada anterior, aunque ha transcurrido un intervalo de tiempo en el que algunos personajes han cambiado sus modos de vida.

     Por lo general, creo que el que sale perdiendo es Nathan. Ha pasado de comisario del pueblo a don nadie obsesionado por la desaparición de Audrey. Ya no es el Nathan preocupado por los demás, sino que cada paso que da está dirigido únicamente a encontrarla a ella, y parece que el resto de cuestiones le importan más bien poco. De hecho, esta pareja ya no me gusta demasiado, porque, como digo, los sentimientos de Nathan me han parecido más de obsesión que de amor.


     Por otro lado, Duke sigue siendo mi preferido, y ahora más que nunca. Lo conocimos como el típico chico malo con buen fondo, pero poco a poco va adquiriendo mayor complejidad. Es probablemente el que realiza sacrificios más grandes, el que está ahí para todos y el que muestra una amistad más sincera y un amplio sentido del compañerismo.

     A ellos se suma una nueva incorporación, Jennifer, que es casi un contrapunto de Audrey. Es menos seria y más dulce que la protagonista, y adquiere un papel de gran importancia, al nivel del trío habitual. No es la única nueva en el reparto. Desde el primer capítulo podemos ver a William, un hombre que trae consigo más problemas y que da mucho juego. Personalmente me ha gustado la historia que arrastra; contribuye a hacerlo todo más interesante, aunque aún nos tienen que explicar bastantes cosas al respecto. 


     Claro está que Audrey sigue siendo el personaje principal, y ahora vamos a conocer mucho de ella. Los guionistas ahondan en por qué reaparece cada cierto tiempo con una nueva personalidad.

Hay muchas sorpresas, pero las más impresionantes son las que se refieren a los propios personajes. Algunos resultan no ser como creíamos, y esto da un vuelco radical a la serie. Por otro lado, los problemas de la gente de Haven continúan, pero esta vez se ven aumentados por algo que en un primer momento se desconoce, saliéndose de control y creando un peligro mayor. Salvo por un par de aspectos que dan la impresión de que los guionistas se hallaban bajo el influjo de alguna sustancia psicotrópica, la temporada está bien planteada, y en su conjunto, todo tiene sentido. Por fin podemos conocer qué causa los problemas y por qué se repiten cada cierto tiempo, y creo que es algo que pocos esperábamos.

     Sin embargo, y éste es el punto más negativo, algunas cuestiones no terminan de encajar por completo con las temporadas anteriores. Éstas habían girado fundamentalmente en torno al chico de Colorado y el misterio que le rodeaba, pero ahora los guionistas se olvidan de él por completo. Es cierto que al menos yo no lo he echado de menos, pero si gran parte de los interrogantes se centraban en él, es completamente incoherente no sólo que no aparezca, sino que ni se le nombre.


     Viendo la trayectoria que toma la serie, el final es un poco menos sorprendente que los anteriores, pero no deja de resultar intrigante. Espero que Haven sea renovada para una quinta temporada y no nos dejen así, aunque de momento no hay noticias sobre ello.
Finalmente ha sido renovada. Syfy ha encargado nada menos que veintiséis episodios más.

 
Puntuación: 4 (sobre 5)

Reto "Finales felices"


     Espero no llegar tarde y que ya estéis saturados de retos para 2014, aunque éste no os va a suponer ningún esfuerzo, más bien al contrario.

     El año pasado me topé con varias lecturas muy dramáticas, y creo que el drama puede estar muy bien, pero siempre es mejor tener una buena sonrisa. Por eso os propongo un reto muy sencillo y con el que nos podemos ayudar unos a otros a sentirnos un poquito mejor.

     Consiste en que cada persona que quiera apuntarse proponga en los comentarios (o que me lo diga por Facebook o Twitter si le viene mejor) un libro que ya haya leído, que le haya gustado y que tenga final feliz. Después, de entre todos los propuestos (que yo iré añadiendo a esta entrada), cada uno elegirá el que quiera (que no sea el propio). No se puede desvelar nada sobre los libros, sólo sabremos que acaban bien. Podréis hacer la reseña del que elijáis cuando queráis, en cualquier momento de 2014. Tiene que haber un mínimo de diez libros propuestos para que este pequeño reto salga adelante. Recordad que estamos hablando de ficción, así que no valen libros de autoayuda ni nada por el estilo. Tampoco hace falta que la obra rebose optimismo en todas las páginas; puede ocurrir algo malo, pero es fundamental que de alguna manera termine bien. El propósito es que al acabar, se dibuje una sonrisa en nuestras caras.

Resumiendo, estos son los pasos que hay que seguir:

1. Proponer un libro con final feliz.

2. De entre todos los propuestos, elegir uno para leer (distinto al propio).

3. Hacer una entrada en el blog anunciando el reto y poner este banner en el lateral enlazado a esta entrada: 


4. Lo más importante: leer, disfrutar y sonreír.

5. Hacer la reseña en cualquier momento de 2014 y mencionar en ella a la persona que propuso ese libro.

     Un año puede ser muy largo, y no sabemos qué nos depara 2014, por eso vamos a ayudarnos unos a otros a ponernos una sonrisa y a hacernos un poquito más felices. Recomendad aquellas obras que sabéis que pueden hacernos sentir bien.

   El plazo para proponer libros termina el 30 de abril. 
   ¡Animaos, que sólo hay que leer uno!


LIBROS PROPUESTOS:

1. Todo bajo el cielo, de Matilde Asensi (propuesto por Lady Aliena).

2. La boda de Kate, de Marta Rivera de la Cruz (propuesto por Paula Moreno)

3. Piccadilly Jim, de P.G. Wodehouse (propuesto por Zazou).

4. Reina Lucía, de E.F. Benson (propuesto por Marisa C.). 

5. La hija de Robert Poste, de Stella Gibbons (propuesto por Ginger).

6. Papaíto Piernas Largas, de Jean Webster (propuesto por Pilar). 

7. El hombre de mis sueños, de Johanna Lindsey (propuesto por Silvia)

8. Boys don't cry, de Malorie Blackman (propuesto por Crazy Love). 

9. El fantasma de Canterville, de Oscar Wilde (propuesto por María).

10. El castillo ambulante, de Diana Wynne Jones (propuesto por Seri). 

11. Sentido y sensibilidad, de Jane Austen (propuesto por Violeta). 

12. Las lágrimas de Shiva, de César Mallorquí (propuesto por María). 

Los Pazos de Ulloa

05/01/2014

     La primera edición de Los Pazos de Ulloa apareció en noviembre de 1886, y recibió críticas de muy distinta índole. A día de hoy, en España existen diversas ediciones a un precio muy asequible. En formato bolsillo están, entre otras, la de Cátedra (por 12 euros), la de Alianza (por 11'50 euros), la de Espasa (por 9'95 euros) y la de Castalia (por 12'80 euros).
     En el año 1887, Emilia Pardo Bazán publicó la continuación de esta saga familiar, La madre naturaleza. En 1985 se rodó una serie de televisión basada en ambas novelas.

¿De qué va?:
      
     Julián, un sacerdote joven y delicado, viaja a los Pazos de Ulloa para servir a don Pedro Moscoso, el marqués, por recomendación del tío de éste. A su llegada, el capellán se inquieta ante la situación en la que se halla la casa y el comportamiento de quienes habitan en ella. En la sombra parece gobernar Primitivo, el criado de don Pedro, mientras que éste mantiene una relación ilícita con Sabel, la hija de Primitivo. Julián trata de utilizar los medios a su alcance para cambiar estas cuestiones, pero no puede prever las consecuencias.


¿Qué opino yo? (Sin destripes): 

     Esta novela me ha dejado sentimientos encontrados: tiene aspectos que no me han gustado nada y otros que son fabulosos. He pasado días sin decidirme a escribir la reseña, porque no sabéis el reparo que me da hacer una crítica más bien negativa de un clásico de nuestras letras que a todo el mundo parece gustar. Quiero decir que si mi análisis fuera exclusivamente filológico, esta obra merecería más nota de la que voy a darle, pero el fin de este blog es compartir lo que siento yo cuando leo un libro, así que esta reseña se basa sólo en mi gusto personal.

    Tengo que reconocer que el Naturalismo no es un movimiento que me atraiga especialmente, por lo que no le había dado muchas oportunidades a Pardo Bazán.
 Cuando empecé a leer Los Pazos de Ulloa, me sorprendí muy favorablemente, ya que todo indicaba que iba a ser una historia magistral, pero conforme pasaba las páginas, mi opinión comenzó a cambiar.

   No sucede ni un solo acontecimiento que no sea previsible. Desde el principio hasta el final podemos saber lo que va a pasar, y por eso el mayor aliciente de esta novela es la forma en la que escribe la autora, con una alta calidad. Fácilmente nos introduce en la sociedad rural de la Galicia del siglo XIX. Pardo Bazán hace un despliegue de los modos de vida de la aristocracia gallega, dejando ver su decadencia y la falta de valores morales. Esto tiene su paralelismo en el mundo de los criados y hasta de la misma Iglesia. Sólo Julián, el capellán, representa la virtud en medio de un ambiente de corrupción, y a él, después, se une Nucha.     



«Diez años son una etapa, no sólo en la vida del individuo, sino en la de las naciones. Diez años comprenden un periodo de renovación: diez años rara vez corren en balde, y el que mira hacia atrás suele sorprenderse del camino que se anda en una década».

  
    Como cabe esperar de un autor naturalista, las descripciones están cuidadas al detalle, pero no son tan extensas como en principio se podría suponer. En ellas abundan los galleguismos, y ése es uno de los aspectos por los que es recomendable escoger una edición comentada, para que nos facilite la comprensión de los mismos. La contraposición entre el ambiente rural y el urbano queda perfectamente reflejada, no sólo a través de las descripciones, sino también por el carácter de los personajes. La mayoría de las críticas literarias que os encontréis coincidirán en afirmar que los habitantes del mundo rural, en contacto con la naturaleza, poseen un carácter menos dócil, más salvaje, y una fuerza física mayor, en consonancia con el medio que les rodea. Son muestra de ello don Pedro (el marqués de Ulloa), su criado Primitivo y la hija de éste, Sabel. Por otro lado, los procedentes de la ciudad son más atemperados, débiles y retraídos, como Julián (el capellán) y Nucha (la hija del marqués de la Lage), como si las comodidades urbanas los hubiesen vuelto menos resistentes a un entorno más hostil. 


     Con todo, el punto más débil de la novela es el que se refiere precisamente a la personalidad de los personajes, a cada uno como individuo, independientemente de su identificación con el entorno. Pardo Bazán se sirve de la fisiología y de la frenología para que comprendamos cómo son.
Sin embargo, más allá de eso, todos los personajes, con excepción de Julián, parecen meros esbozos. No tienen una profundidad psicológica ni una evolución clara, no conocemos sus motivos ni por qué eligen actuar de una manera determinada. Un ejemplo muy obvio es el de Primitivo, de quien queda patente su maldad, pero no sabemos por qué es así. La misma Sabel, una mujer con un papel importante y determinante en el futuro de Nucha y de los pazos, apenas hace acto de presencia; no sabemos cuáles son sus anhelos, ambiciones, preocupaciones, inquietudes…, nada. Don Pedro, el marqués, se mueve por impulsos. Sólo actúa de manera lógica una vez, por influencia de Julián. Nucha está totalmente idealizada; representa las virtudes cristianas y la abnegación. Todos ellos son meros roles que tienen una función concreta en el engranaje que pone en marcha la escritora. Sólo Julián es un ser pleno, con dudas, miedos, turbación y una evolución perceptible entre el principio y el final. 


     La calidad narrativa es incuestionable, y se alterna
un estilo culto con otro popular según quien hable, pero no es bastante para que un libro me enamore. Ni la historia ni los personajes me han gustado lo suficiente, aunque siento curiosidad por saber qué les depara el destino a sus descendientes. Ése es el argumento de la continuación, La madre naturaleza.

     A pesar de todo, si aún no habéis leído esta obra y queréis hacerlo, os aconsejo que elijáis con cuidado la edición. Yo tengo la de Cátedra, que es buena, aunque se excede con las notas a pie de página, y en algunas de ellas incluso destripa el final de La Regenta y algunos datos de La madre naturaleza.


Puntuación: 2'5 (sobre 5)

Ciclo "Tyrone Power"

01/01/2014 

     Tyrone Power es uno de los actores más conocidos de todos los tiempos y uno de mis preferidos del cine clásico. En 2014 se cumplen cien años de su nacimiento, y por ese motivo he decidido hacer un ciclo dedicado a algunas de sus películas, como pequeño homenaje.

     A lo largo del año iré comentando distintos filmes en los que Tyrone fue protagonista; probablemente algunos me gustarán y otros no, pero no dejaré de admirar el trabajo de este magnífico actor.

     Tyrone nació en Cincinnati en mayo de 1914. En los años 30 del siglo XX comenzó a trabajar para la Twentieh Century Fox, convirtiéndose pronto en una gran estrella. Muchas mujeres (y algunos hombres) suspiraron por él en su época, y aun después. Se convirtió en uno de los galanes más atractivos de Hollywood, pero él deseaba que se le reconociera por sus méritos interpretativos. Encontró la muerte en España mientras rodaba Salomón y la reina de Saba. Durante el ensayo de un duelo de espadas, Tyrone sufrió un ataque al corazón. Tenía cuarenta y cuatro años.

     Os invito a que durante este año sigáis conmigo su carrera. Éstas son las películas que tengo previsto reseñar, aunque puede que la lista sufra algunos cambios. Conforme vaya haciendo las críticas, podréis pinchar encima de los títulos para leerlas:

- Chicago
- Cuna de héroes
- El capitán de Castilla
- El capitán King
- El filo de la navaja
- La banda de Alexander
- María Antonieta
- Sangre y arena
- Testigo de cargo
- Tierra de audaces 
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