Mr. Selfridge (Temporada 3)

27/04/2015

   
                        Estreno: 2015                                      Género: Drama de época
                        País: Reino Unido                              Episodios: 10
                         Cadena: ITV                                        Duración por episodio: 45' aprox.           


¿De qué va?:

     Tras la conclusión de la Primera Guerra Mundial, los estragos económicos y personales derivados de la misma se dejan notar en Selfridges y sus trabajadores. Harry Selfridge debe hacer frente a una nueva situación en la que ya no es el dueño absoluto de los almacenes y todas sus decisiones son cuestionadas. De la misma manera, todos los personajes han de aprender a vivir con lo que la vida les ha quitado u ofrecido.


¿Qué opino yo? (Sin destripes):

    Sintiéndolo mucho tengo que decir que esta temporada me ha decepcionado. Los últimos cinco episodios se me han hecho tediosos y eternos y, teniendo en cuenta que son diez, la valoración global no puede ser positiva.

    No puedo hablar de una pérdida de calidad general, porque no sería cierto, ya que el nivel interpretativo y técnico se mantiene. Los actores continúan resultando tan creíbles como anteriormente, puesto que se meten de lleno en la piel del personaje que interpretan. Incluso los nuevos se adaptan a la perfección y quedan integrados por completo en la historia, pese a que a mí no me han gustado demasiado. 



    Asimismo, el vestuario y estilismo, la escenografía, la fotografía… siguen siendo impresionantes, de una calidad muy superior para una serie de televisión. Quizás la fotografía se vuelve más oscura que en la temporada anterior, pero esto no es necesariamente negativo. Simplemente está acorde con las tramas que se tratan en esta temporada. Es en estas precisamente donde está el problema. 


     Si en los episodios previos las vivencias de los protagonistas se relacionaban con acontecimientos históricos y sociales que influían de manera determinante en sus vidas, ahora esos aspectos van quedando marginados y, a pesar de que al principio se observan las consecuencias de la guerra, conforme se avanza en la serie, los conflictos son cada vez más de índole meramente personal, surgidos de la relación de los personajes con los que les rodean, es decir, de su “microentorno”. 

    Aunque este tipo de historias ya se habían dado en las otras temporadas, ahora se vuelven casi exclusivas y se alargan durante todos los capítulos, de manera que hay una limitación en el número de acontecimientos y todo está centrado en ver cómo resuelve cada personaje el problema que tiene con otros personajes, haciéndose hincapié en lo mismo una y otra vez. A esto se suma que aumenta el dramatismo. Éste siempre ha estado presente, pero ahora se vuelve más intenso, de modo que la mayoría de los que pasan por estos episodios sufren algún tipo de tragedia dolorosa que marca un antes y un después. 


    No ayuda la salida de algunos actores que, a mi parecer, se encontraban entre los más queridos. Otros vienen a ocupar el hueco dejado, pero no tienen el mismo carisma ni despiertan igual interés. Sus vivencias están entre las más flojas que se han visto en toda la serie.

    Hay más elementos que he echado mucho de menos, como los preciosos escaparates a los
que nos tenían acostumbrados. Para mí, este era uno de los aspectos que, pese a parecer algo trivial y secundario, contribuían a aumentar la calidad de esta producción. Ese mimo por los pequeños detalles acentuaba la belleza estética y, estoy convencida, deleitaba a todos los espectadores. Quedan reminiscencias de esto en algunas escenas, como la del evento Lavin-Paris, pero no es lo mismo.

    También se echa en falta la aparición de personalidades importantes de la época. En esta cuestión, la primera temporada, por la que desfilan Arthur Conan Doyle, Ernest Shackleton y Louis Blériot, es la ganadora. 

 

    No puedo evitar tampoco haberme decepcionado profundamente con algunos personajes que siempre me han gustado y con otros de los que esperaba algo completamente diferente. Del mismo modo, debo ser justa y confesar que con alguno que antes había pasado sin pena ni gloria me he llevado una sorpresa agradable.

    Ya se ha anunciado que habrá una cuarta temporada, pero creo que, por el bien de la serie, debería ser la última.


Puntuación: 2 (sobre 5)

El descubrimiento de las brujas

23/04/2015

     El descubrimiento de las brujas es el primer volumen de la trilogía Todas las almas. Los otros dos libros que la completan son La sombra de la noche y El libro de la vida
    A Discovery of Witches, título original, se publicó por primera vez en 2011. En España existen en la actualidad tres ediciones: la de Suma de Letras (792 páginas, 24'90 euros) y las dos de Punto de Lectura, la primera por 11'95 euros y la segunda por 6.

¿De qué va?:

     En el corazón de la Biblioteca Bodleiana de Oxford, la apasionada historiadora Diana Bishop se topa en medio de sus investigaciones con el manuscrito identificado como Ashmole 782. Descendiente de un antiguo linaje de brujas, Diana intuye que el manuscrito está relacionado de alguna manera con la magia, pero no quiere tener nada que ver con la brujería. Después de tomar algunas notas sobre sus curiosos dibujos, lo devuelve sin perder más tiempo a las estanterías. Lo que ella no sabe es que se trata de un manuscrito alquímico que ha estado perdido durante siglos y cuyo descubrimiento ha desencadenado que hordas de daimones, vampiros y brujas salgan a la luz de las salas de lectura de la biblioteca.

¿Qué opino yo? (Sin destripes):

     Lo admito, me encuentro en una posición difícil a la hora de escribir esta reseña, porque a ver cómo explico yo que este libro me haya gustado cuando tiene tantos elementos que me disgustan profundamente. En fin, lo intentaré lo mejor que pueda y al final que cada uno saque sus conclusiones.

     Es una novela que me ha tenido absorbida por completo, de manera que, a pesar de sus casi 800 páginas, la minúscula letra y mi poco tiempo para leer, he tardado unos cinco días en terminarla. El misterio que está presente durante toda la obra comienza a gestarse ya en las primeras hojas. No hay preámbulos innecesarios, sino que la autora nos mete de lleno en el hallazgo por parte de la protagonista del manuscrito que desencadena todos los acontecimientos que vienen después. Desde un primer momento sabemos que ese libro es especial, mágico, y que Diana no es un ser humano normal. 



    A raíz de ahí, la aparición de las distintas criaturas que habitan en esta historia va dando pie a que la intriga se vuelva cada vez más compleja, de modo que hay que continuar leyendo para ir desentrañando poco a poco las intenciones ocultas detrás de cada acto.

    A ello se añade que la escritora enfoca el tratamiento de los seres sobrenaturales de un modo muy original. Los analiza desde un punto de vista genético y evolutivo, uniendo así ciencia y leyenda. Los vampiros y
las brujas, a los que se suman los daimones, no son simplemente el tipo de seres que todos conocemos de la tradición folclórica, sino que se busca un motivo lógico para que sean como son y que vivan de la manera en que lo hacen. 

    Ahora bien, pese a toda la intriga, es una obra que transcurre de forma lenta. Deborah Harkness no se priva de describir con todo lujo de detalles cada cosa que hacen los protagonistas. Además, algunos hábitos de ambos, Matthew y Diana, se repiten una y otra vez. De este modo, los vemos practicando yoga, montando a caballo, comiendo, bebiendo vino o té en infinidad de ocasiones. Ah, y también ronronean y se les cae un mechón sobre la frente, especialmente a ella. En realidad esto no me ha molestado, puesto que en algunos de esos momentos aprovechan para tener una conversación que puede ser de interés. Lo que sí me ha disgustado es que la protagonista esté la mitad del libro en celo y la otra mitad mareada o desmayada.

     Hay que tener en cuenta, además, que si los romances empalagosos no son lo vuestro, esta novela es difícil de digerir en ese sentido. Bruja y vampiro no se cansan de declararse su amor continuamente para gozo de ellos y tormento del lector. 


     Y ahora voy de lleno con los personajes principales. Al principio Diana parece una mujer independiente, luchadora e inconformista, pero cuando la narración avanza, descubrimos que es totalmente una Mary Sue, y aquí no puedo decir más por el riesgo a desvelar algo indebido.
 

    Luego está Matthew, un vampiro al que no he acabado de comprender. A veces parece fascinado por Diana y otras veces, sin paciencia para soportarla. Y esto no es todo, sino que es sobreprotector, posesivo y controlador. Se nos explica que estas características no son exclusivas de él, sino que se debe a las peculiaridades de los vampiros, por lo que nos vemos obligados a aceptar en este caso pulpo como animal de compañía. No obstante, hay aspectos oscuros de su larga vida que despiertan la curiosidad.

Mucho más me han gustado los secundarios. Entre ellos hay un amplio repertorio de criaturas complejas con historias propias en las que, lamentablemente, no se profundiza tanto como me agradaría. Mis favoritos son la madre vampira de Matthew (Ysabeau), las tías de Diana (Sarah y Em) y otro vampiro, Marcus, además de un par de daimones que aparecen al final.


   «La experiencia más hermosa que podemos tener es la del misterio. Es la emoción fundamental que está en la cuna del verdadero arte y la verdadera ciencia. Quien no lo sepa y ya no pueda hacerse preguntas, no pueda maravillarse, es como si estuviera muerto y sus ojos están oscurecidos», Albert Einstein.


     Casi la totalidad de los capítulos están narrados en primera persona por Diana. Sólo en tres de ellos el narrador cambia para contar los hechos en tercera persona de manera omnisciente. El estilo no es difícil, aunque hay que estar especialmente atento para no perderse durante las explicaciones relacionadas con la genética, la genealogía, la alquimia, la simbología y algunos datos históricos. Hay también algunos aspectos que chirrían, algunas contradicciones que parecen despistes de la escritora. 


     Hay que considerar que no estamos ante una novela juvenil. Los personajes de este libro son adultos y, aunque se nos puedan venir a la mente obras juveniles de corte similar, aquí las tramas son más oscuras. No le vienen bien a este título las comparaciones que se hacen en la contraportada: ni tiene que ver con Harry Potter ni tampoco se puede comparar, pese a todo, con Crepúsculo. Lo que más me sorprende es que se nombre La sombra del viento, cuando se parecen como un huevo a una castaña.

     El final promete una segunda parte más compleja, y ahora que los protagonistas han dejado claro que se quieren mucho, como la trucha al trucho, tengo esperanzas de que la autora se centre en lo que realmente llama la atención: todo lo que rodea al Ashmole 782, la verdad sobre los padres de Diana, los secretos del pasado de Matthew, las intenciones de las otras criaturas y el enfrentamiento entre ellas.


Puntuación: 3 (sobre 5)

El rancho de la U Alada

16/04/2015

     Bertha Muzzy Sinclair, cuyo seudónimo es B.M. Bower, fue una exitosa escritora de novelas ambientadas en el Antiguo Oeste. Entre sus obras más importantes están las que se desarrollan en el rancho de la U Alada. La primera de esta serie es la que ahora nos ocupa.  Se editó por primera vez en 1906 con el título de Chip of the Flying U, pero ha permanecido inédita en español hasta su publicación por la editorial Hoja de Lata en 2014. Esta edición consta de 189 páginas y está a la venta por 17'90 euros.
    Según he podido averiguar, existen tres adaptaciones cimeatográficas basadas en esta obra: de 1914, 1926 y 1939.

¿De qué va?:

     Montana, un verano a principios del siglo XX. En el rancho de la U Alada, James G. Whitmore y sus muchachos viven plácidamente entre bromas y ganado. Sin embargo, la visita inesperada de Della, la hermana del patrón, va a revolucionar el día a día de estos entrañables vaqueros, en especial de uno de ellos...
     Comienza así la accidentada y romántica historia de amor entre Chip, un vaquero aparentemente duro y reservado con increíbles dotes para la pintura, y Della, una joven doctora de armas tomar no muy encantada, a priori, de pasar unos meses entre caballos y reses.


¿Qué opino yo? (Sin destripes):

     Aunque dije que retomaría la actividad del blog en julio, empiezo a tener demasiadas reseñas pendientes, y como yo no tomo notas mientras leo o veo algo, sino que confío demasiado en la memoria, prefiero no dejar pasar las más destacadas para no olvidar lo que me gustaría decir. Por eso, hoy he decidido traeros mi crítica de este bonito libro.    

    Esta editorial me está dando unas sorpresas realmente buenas. No conocía de nada a esta escritora ni había oído hablar de este título, pero después de leer el argumento en algunos blogs, me lo apunté inmediatamente y no tardé mucho en hacerme con él. Para mí suponía algo nuevo, diferente, ya que no soy asidua a las historias del Lejano Oeste. Nunca me han disgustado, pero no es algo que busque conscientemente. Sin embargo, he cambiado de opinión después de disfrutar de esta novela y sólo puedo decir que quiero más así.

     La trama es un soplo de aire fresco y está especialmente indicada para almas optimistas o para quienes se encuentren en un
momento de bajón y necesiten elevar el ánimo. La sencillez es la característica que mejor define esta obra, tanto en lo referente al estilo como al argumento. No hay enigmas de compleja resolución y el final no guarda grandes sorpresas, pero el entorno del rancho, las labores de los rudos vaqueros y la forma cándida y amena en que se desarrolla la historia de amor nos alejan de nuestra realidad cotidiana para convertirnos en habitantes de Montana que se divierten observando todos estos aspectos.


     El ambiente es muy agradable; la amistosa relación entre los trabajadores, sus bromas, la disposición y buen ánimo de Della son cuestiones que contribuyen a crear una atmósfera casi idílica por la que el lector se deja envolver gustosamente, a pesar de los problemas ocasionales que se presentan y que confieren más interés al texto. Estos suponen, además, motivos capitales que conducen a la inevitable resolución final.
    

   Pese a que el amor entre dos personajes constituye el punto principal, el libro no cae la cursilería ni en edulcoradas anécdotas más propias del relato sentimental. El eje de la acción está compuesto por pequeños acontecimientos que suceden cada día y que tienen relación con las vivencias habituales que se daban un rancho de entonces, pero de forma suavizada y con cierta inocencia. La autora no necesita un exceso de descripciones para conseguir que nos sintamos parte de la historia. Con unas pinceladas logra que veamos cada escena y cada paisaje con gran realismo y precisión. Asimismo, el abundante empleo del diálogo contribuye a la sensación de agilidad. 


    «La quebrada de la U Alada se extendía hacia el oeste con una cinta plateada trazada descuidadamente que lo atravesaba con muchos giros y curvas, bordeada por un tierno prado verde de hojas jóvenes. Más allá se encontraba el Bear Paws, vagamente azul, con manchas de sombras moradas.
    "No puedo culpar a J.G. por amar este lugar", pensó la Doctorcita empapándose de la embriaguez del Oeste con cada inspiración que tomaba».

    
    El peso protagónico recae en Chip y en Della. Curiosamente son los sentimientos del primero los que vemos evolucionar con más claridad, mientras que la joven resulta algo más hermética. No obstante, es una protagonista que me ha gustado bastante y creo que muchas mujeres podrán sentirse identificadas con ella. Es una muchacha con estudios que llega a un lugar desconocido, pero que no se deja amilanar por cualquier adversidad y si bien tiene puntos débiles (cosa normal y lógica), no es ninguna damisela de escasa personalidad.

     Por su parte, Chip es un personaje más típico. Sin llegar a tener modales vulgares, a veces puede resultar algo distante e introvertido. De hecho, aunque el lector tenga la oportunidad de ir conociendo su interior, no sucede así con los que lo rodean. Para ellos, Chip es completamente insondable.


     La relación entre ambos pasa por distintos momentos que, personalmente, me han resultado deliciosos, ya sea cuando se enfadan o cuando existe una mutua comprensión.

      Pocas veces pongo a personajes de un libro la cara de un actor, pero en esta ocasión no he podido evitar que Chip me traiga a la mente la imagen de James Drury en su época de El Virginiano.

     Estamos ante una novela muy breve, con capítulos cortos, que más que leerse se devora y que es apta para cualquier edad. Al final me ha faltado un poco más de desarrollo; me hubiese gustado ver un desenlace un poco menos precipitado, pero me he quedado bastante satisfecha y con una sonrisa en los labios. Ojalá Hoja de Lata se anime a traernos más obras de este tipo.

Puntuación: 4 (sobre 5)
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