Bertha Muzzy Sinclair, cuyo seudónimo es B.M. Bower, fue una exitosa escritora de novelas ambientadas en el Antiguo Oeste. Entre sus obras más importantes están las que se desarrollan en el rancho de la U Alada. La primera de esta serie es la que ahora nos ocupa. Se editó por primera vez en 1906 con el título de Chip of the Flying U, pero ha permanecido inédita en español hasta su publicación por la editorial Hoja de Lata en 2014. Esta edición consta de 189 páginas y está a la venta por 17'90 euros.
Según he podido averiguar, existen tres adaptaciones cimeatográficas basadas en esta obra: de 1914, 1926 y 1939.
Según he podido averiguar, existen tres adaptaciones cimeatográficas basadas en esta obra: de 1914, 1926 y 1939.
¿Qué opino yo? (Sin destripes):
Aunque dije que retomaría la actividad del blog en julio, empiezo a tener demasiadas reseñas pendientes, y como yo no tomo notas mientras leo o veo algo, sino que confío demasiado en la memoria, prefiero no dejar pasar las más destacadas para no olvidar lo que me gustaría decir. Por eso, hoy he decidido traeros mi crítica de este bonito libro.
Esta editorial me está dando unas sorpresas realmente buenas. No conocía de nada a esta escritora ni había oído hablar de este título, pero después de leer el argumento en algunos blogs, me lo apunté inmediatamente y no tardé mucho en hacerme con él. Para mí suponía algo nuevo, diferente, ya que no soy asidua a las historias del Lejano Oeste. Nunca me han disgustado, pero no es algo que busque conscientemente. Sin embargo, he cambiado de opinión después de disfrutar de esta novela y sólo puedo decir que quiero más así.
La trama es un soplo de aire fresco y está especialmente indicada para almas optimistas o para quienes se encuentren en un momento de bajón y necesiten elevar el ánimo. La sencillez es la característica que mejor define esta obra, tanto en lo referente al estilo como al argumento. No hay enigmas de compleja resolución y el final no guarda grandes sorpresas, pero el entorno del rancho, las labores de los rudos vaqueros y la forma cándida y amena en que se desarrolla la historia de amor nos alejan de nuestra realidad cotidiana para convertirnos en habitantes de Montana que se divierten observando todos estos aspectos.
El ambiente es muy agradable; la amistosa relación entre los trabajadores, sus bromas, la disposición y buen ánimo de Della son cuestiones que contribuyen a crear una atmósfera casi idílica por la que el lector se deja envolver gustosamente, a pesar de los problemas ocasionales que se presentan y que confieren más interés al texto. Estos suponen, además, motivos capitales que conducen a la inevitable resolución final.
Pese a que el amor entre dos personajes constituye el punto principal, el libro no cae la cursilería ni en edulcoradas anécdotas más propias del relato sentimental. El eje de la acción está compuesto por pequeños acontecimientos que suceden cada día y que tienen relación con las vivencias habituales que se daban un rancho de entonces, pero de forma suavizada y con cierta inocencia. La autora no necesita un exceso de descripciones para conseguir que nos sintamos parte de la historia. Con unas pinceladas logra que veamos cada escena y cada paisaje con gran realismo y precisión. Asimismo, el abundante empleo del diálogo contribuye a la sensación de agilidad.
Esta editorial me está dando unas sorpresas realmente buenas. No conocía de nada a esta escritora ni había oído hablar de este título, pero después de leer el argumento en algunos blogs, me lo apunté inmediatamente y no tardé mucho en hacerme con él. Para mí suponía algo nuevo, diferente, ya que no soy asidua a las historias del Lejano Oeste. Nunca me han disgustado, pero no es algo que busque conscientemente. Sin embargo, he cambiado de opinión después de disfrutar de esta novela y sólo puedo decir que quiero más así.
La trama es un soplo de aire fresco y está especialmente indicada para almas optimistas o para quienes se encuentren en un momento de bajón y necesiten elevar el ánimo. La sencillez es la característica que mejor define esta obra, tanto en lo referente al estilo como al argumento. No hay enigmas de compleja resolución y el final no guarda grandes sorpresas, pero el entorno del rancho, las labores de los rudos vaqueros y la forma cándida y amena en que se desarrolla la historia de amor nos alejan de nuestra realidad cotidiana para convertirnos en habitantes de Montana que se divierten observando todos estos aspectos.
El ambiente es muy agradable; la amistosa relación entre los trabajadores, sus bromas, la disposición y buen ánimo de Della son cuestiones que contribuyen a crear una atmósfera casi idílica por la que el lector se deja envolver gustosamente, a pesar de los problemas ocasionales que se presentan y que confieren más interés al texto. Estos suponen, además, motivos capitales que conducen a la inevitable resolución final.
Pese a que el amor entre dos personajes constituye el punto principal, el libro no cae la cursilería ni en edulcoradas anécdotas más propias del relato sentimental. El eje de la acción está compuesto por pequeños acontecimientos que suceden cada día y que tienen relación con las vivencias habituales que se daban un rancho de entonces, pero de forma suavizada y con cierta inocencia. La autora no necesita un exceso de descripciones para conseguir que nos sintamos parte de la historia. Con unas pinceladas logra que veamos cada escena y cada paisaje con gran realismo y precisión. Asimismo, el abundante empleo del diálogo contribuye a la sensación de agilidad.
«La quebrada de la U Alada se extendía hacia el oeste con una cinta plateada trazada descuidadamente que lo atravesaba con muchos giros y curvas, bordeada por un tierno prado verde de hojas jóvenes. Más allá se encontraba el Bear Paws, vagamente azul, con manchas de sombras moradas. "No puedo culpar a J.G. por amar este lugar", pensó la Doctorcita empapándose de la embriaguez del Oeste con cada inspiración que tomaba». |
El peso protagónico recae en Chip y en Della. Curiosamente son los sentimientos del primero los que vemos evolucionar con más claridad, mientras que la joven resulta algo más hermética. No obstante, es una protagonista que me ha gustado bastante y creo que muchas mujeres podrán sentirse identificadas con ella. Es una muchacha con estudios que llega a un lugar desconocido, pero que no se deja amilanar por cualquier adversidad y si bien tiene puntos débiles (cosa normal y lógica), no es ninguna damisela de escasa personalidad.
Por su parte, Chip es un personaje más típico. Sin llegar a tener modales vulgares, a veces puede resultar algo distante e introvertido. De hecho, aunque el lector tenga la oportunidad de ir conociendo su interior, no sucede así con los que lo rodean. Para ellos, Chip es completamente insondable.
La relación entre ambos pasa por distintos momentos que, personalmente, me han resultado deliciosos, ya sea cuando se enfadan o cuando existe una mutua comprensión.
Pocas veces pongo a personajes de un libro la cara de un actor, pero en esta ocasión no he podido evitar que Chip me traiga a la mente la imagen de James Drury en su época de El Virginiano.
Estamos ante una novela muy breve, con capítulos cortos, que más que leerse se devora y que es apta para cualquier edad. Al final me ha faltado un poco más de desarrollo; me hubiese gustado ver un desenlace un poco menos precipitado, pero me he quedado bastante satisfecha y con una sonrisa en los labios. Ojalá Hoja de Lata se anime a traernos más obras de este tipo.
Puntuación: 4 (sobre 5) |