El sabor de tus heridas pone punto final a la trilogía de Dreaming Spires, cuyos dos primeros títulos son Tu nombre después de la lluvia y Contra la fuerza del viento. Esta tercera novela ha sido publicada por la editorial Lumen en 2016 y consta de 416 páginas. Está a la venta por 19'90 euros.
¿Qué opino yo? (Con destripes de los dos libros anteriores):
La trilogía de Dreaming Spires ha alcanzado su final con una novela cuyo ritmo es más rápido que el de las anteriores. Si en las otras dos partes Victoria Álvarez había dedicado tiempo a contemplaciones y reflexiones para que conociéramos a los personajes y sus vidas, ahora el conflicto se introduce rápidamente y eso lleva a que la aventura, los vaivenes y el peligro estén presentes desde el principio.
Por tanto, nada más comenzar y hasta el desenlace las tramas y subtramas son ágiles y no se produce estancamiento en ningún momento. Además, la acción presente que viven los protagonistas se alterna a veces con la narración de hechos pasados que contribuyen a esclarecer los interrogantes que rodean al príncipe Konstantin Dragomirásky. Gracias a aquellos acontecimientos que sucedieron en otra época, el libro gana en intensidad, ya que no sólo los enigmas se hacen más interesantes, sino que hay otra historia revestida de un tono melancólico, una historia que trae un romance de antaño, cargado de melancolía y tragedia.
Las vivencias de Adorján y Libuse se han convertido en una de las partes que más me gustan de toda la saga en su conjunto. Sé que Lionel y la señorita Stirling son los favoritos de la gran mayoría, pero yo me quedo con el amor de Oliver y Ailish y el de Adorján y Libuse, más calmados y tiernos, a pesar de los contratiempos imprevistos que los vapulean contra su voluntad.
«Hay
muchas clases de maldad en el mundo, pero la peor es la que decide llevar una
sonrisa por bandera, porque sólo los más inteligentes se dan cuenta de lo que
se esconde tras ella».
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Adorján, László y Konstantin son villanos complejos. Hay un motivo para su razón de ser, pero los claroscuros en su personalidad son flagrantes. No se trata simplemente de malvados seres a los que odiar, sino que hay algo de fondo que necesitamos comprender. De hecho, Adorján se ha convertido en uno de mis personajes preferidos de la trilogía.
A lo largo de los tres libros hemos visto evolucionar de manera creíble a los personajes principales. Si en Tu nombre después de la lluvia respondían más a arquetipos conocidos, en El sabor de tus heridas han alcanzado la madurez. Ahora son seres completos cuyas experiencias los han transformado, confiriéndoles distintos matices.
Para mí, quienes más han ganado han sido Lionel y Oliver, mientras que Alexander continúa algo estancado, pero también esto es lógico según todo lo que se nos ha ido contando. De este modo, la transformación o no transformación de cada uno resulta completamente creíble.
Otro aspecto positivo es el de la ambientación. Ubicar los acontecimientos en un lugar tan desconocido pero lleno de encanto como Karlovy Vary ha sido un acierto pleno por parte de la autora. Victoria lo dota de leyenda y logra que rezume misterio gracias a las experiencias sobrenaturales que ocurren allí, aunque no sólo lo paranormal cobra importancia, sino también emociones y sensaciones de corte realista. La fuerza de los sentimientos adquiere más relevancia que nunca.
La escritora conecta todas las tramas que había abiertas casi sin dejar ningún cabo suelto, y aquí es donde viene el punto flaco, ya que hay algunas cuestiones que no quedan del todo aclaradas. De estas únicamente puedo hablar de una, porque corresponde al libro anterior y ya he avisado que habría destripes de los otros dos libros: no me queda nada claro por qué no muere László cuando nace Ailish. ¿Es porque la reencarnación no estaba completa? ¿Es porque sólo sucede cuando se tiene hijos del mismo sexo?
Además de esos aspectos que no están bien rematados, hay otros dos que se ven venir de lejos. Uno tiene que ver con el destino de Theodora y el otro con el cambio que experimenta otro personaje, un cambio que últimamente se repite tanto que empieza a ser muy previsible.
Pese a estos peros, la novela deja un buen sabor de boca. Con una prosa sencilla, unos personajes que van adquiriendo cada vez más carisma y unas tramas paranormales que causan auténtico pasmo es imposible no engancharse. Esto, por cierto, es aplicable a toda la saga. Si alguien no conoce todavía a Victoria Álvarez, le aseguro que la mejor decisión que puede tomar es correr a buscar sus libros.
Puntuación: 3'5 (sobre 5) |