¿De qué va?:
En el año 1596, una flota inglesa enviada por la reina Isabel I llega hasta Cádiz para atacarla y saquearla. En medio de la contienda, Clotaldo (José María Blanco), capitán inglés, ve a una niña española, Isabel (Macarena García), inmovilizada por el pánico y decide llevársela como botín de guerra. No obstante, una vez en Londres, Isabel es tratada como una hija por Clotaldo y su esposa. Crece con ellos y con el hijo de ambos, Ricardo (Carles Francino), que cada vez se siente más atraído por los encantos de la muchacha. Ya hombre y mujer, Ricardo e Isabel se confiesan su amor, pero quiere el destino enviarles una serie de obstáculos para que no puedan estar juntos.
¿Qué opino yo? (Sin destripes):
Televisión Española ha emprendido una
cruzada en pro de la cultura, y por muchos defectos que tenga la cadena
pública, no podemos dejar de aplaudirle por este empeño tan inusual en las
emisoras de este país.
-No conseguirán curarme con sus estúpidos remedios. -¿Cómo lo sabes? -Porque muero de amor, Isabel... Muero de amor por ti. |
En el mundo de hoy somos cada vez más
cínicos y menos soñadores. Esto nos está conduciendo a que disfrutemos menos
con las historias de amor y los relatos felices, porque en nuestra decepción
con la vida vemos cursilería donde dos personas se quieren e irrealidad donde
dos enamorados permanecen juntos, fieles y a gusto el uno con el otro. Si alguien está en este
grupo de gente que he descrito, no le recomiendo esta producción, pues es muy
posible que la considere ñoña e insípida, ya que es una historia romántica de
esas en las que los sentimientos son puros y los protagonistas, sin tacha. Como
he dicho, es un cuento, y como tal hay que saborearlo.
Por mi parte, me lo he pasado muy bien
descubriendo las vicisitudes de Isabel y Ricardo. No había leído el texto de
Cervantes porque en la facultad sólo tuve como lectura obligatoria las novelas
realistas, así que mi primer acercamiento a La
española inglesa ha sido a través de esta película.
No negaré que el principio es bastante lento y que a la acción le cuesta arrancar, pero después los acontecimientos van ganando intensidad y el interés suscitado va en aumento.
«Si no estamos juntos en esta vida, estaremos en la otra». |
Los personajes no son profundos ni
complejos y el motor que mueve las vidas de Isabel y Ricardo es el afecto que
sienten el uno por el otro. No hay para ellos mayor preocupación que la de no
poder estar juntos, pero precisamente es la fuerza de ese deseo ferviente lo
que traspasa la pantalla y llega al espectador. Todo el que tenga corazón se
volverá partícipe de este anhelo y querrá permanecer atento hasta el final,
pues aunque a algunas personas les pueda parecer previsible, la emoción no está en qué pasa, sino en
cómo sucede.
Del reparto quien más flojea es
precisamente la protagonista. Macarena García no imprime fuerza a su personaje,
dando un resultado más bien flojo. Mejora en los silencios y decae en los
diálogos, aunque estos son muy escasos en su caso. Carles Francino me resulta
más creíble. En su caso sí veo un sufrimiento real más a menudo.
Siendo más fieles al texto de Cervantes que a
la historia, los guionistas han decidido construir una Isabel I de Inglaterra
benevolente y comprensiva. En su piel se mete, como ella sabe hacerlo, Lola
Herrera.
Además, hay un narrador de lujo: Miguel
Rellán interpreta nada menos que al mismísimo Cervantes, quien lee la historia
a unos editores que dudan de que el texto esté a la altura de su Quijote.
Visualmente, la película es muy agradable.
Bonito vestuario, quizá excesivamente pulcro, bonitos escenarios y ambientes y
una fotografía preciosa. También la música es muy acertada para las escenas que
vemos. La forma de hablar, por supuesto, está modernizada, pero es una manera
de llevar los clásicos a un público más amplio, consumidor de otro tipo de
producciones.
Es mejorable, claro, pero es una cinta muy
digna y un intento loable de promover nuestra cultura. También pone de relieve
virtudes cada vez más escasas, como el amor sincero, la honestidad, la
fidelidad, la lealtad y la confianza sin reservas.
Puntuación: 3 (sobre 5) |