¿De qué va?:
Richard Castle,
escritor de novelas de misterio, continúa colaborando con el departamento de
homicidios de la policía de Nueva York mientras toma ideas para sus nuevos
libros. Sin embargo, ahora más que
nunca, su proximidad con la inspectora Beckett le conduce a un crimen sin resolver que acerca la muerte a su
puerta. En medio de otros casos y con el peligro siempre acechando, Castle
tiene que decidir si la joven inspectora y la verdad oculta merecen que ponga su vida en peligro.
¿Qué opino yo? (Sin spoilers):
Hace ya bastante que terminé de ver la cuarta temporada, pero no sé por qué no me ha apetecido escribir la crítica hasta ahora, y que conste que me gustó mucho. Supongo que al volver mis series de siempre y estrenarse otras que tenía muchas ganas de ver, he dejado un poco de lado Castle, que, ciertamente, ha amenizado mis días de verano.
Por suerte, la cuarta temporada vuelve a alcanzar el nivel de las dos primeras, ya que la tercera dejaba un poco que desear. Quizá sea incluso algo superior a lo que estábamos acostumbrados. El primer episodio enlaza directamente con el final de la temporada anterior, y así permanecemos en vilo durante parte del capítulo sin saber qué le ocurrirá a Beckett.
Vamos a encontrar, para sorpresa de muchos, a una Kate mucho más vulnerable psicológicamente debido a todo lo que ha sucedido previamente. Necesita a Castle para seguir adelante, pero al mismo tiempo marca una línea entre ambos que hace que estén más alejados que nunca. Se aclaran muchos enigmas sobre todo lo que condujo al asesinato de su madre, pero aún no se cierra el misterio.
Por su parte, Castle va a estar muy centrado en proteger a Beckett. Por fin acepta sin reservas los sentimientos que tiene hacia ella, y la preocupación por la suerte que la inspectora pueda correr es cada vez mayor. Por supuesto, no pierde su habitual y peculiar humor y sigue siendo el rey de las teorías absurdas, aunque nuevamente imprescindible para el cuerpo de policía.
El hecho de que a mitad de temporada haya un capítulo con final abierto cuya trama se continúa en el siguiente es ya una costumbre habitual en esta producción televisiva. En esta ocasión vuelve a resultar muy interesante, aunque personalmente me cansa un poco que nos muestren constantemente en las series y películas lo mucho que Estados Unidos se adora a sí mismo; si no fuera por ese país, parece que todos los demás estaríamos haciéndonos la guerra unos a otros, ya que es el guardián del orden mundial.
Algunos de los episodios son los mejores que hasta ahora he visto en la serie. Las tramas son más originales y los casos tienen una resolución más elaborada. También el guion parece estar más trabajado y en los interrogatorios policiales no se repiten una y otra vez las mismas preguntas y respuestas, como ocurría en la temporada tres.
Los personajes evolucionan más de lo que lo habían hecho con anterioridad y se introducen cambios en la vida de casi todos ellos, Ryan, Exposito, Alexis…
Se reparte adecuadamente el tiempo para infinidad de temas que acompañan a cada crimen, así tendremos odio, amor, traición, venganza, humor, horror, desesperación y esperanza.
Por lo general, es una temporada muy completa que nos va a mostrar mucho del interior de cada uno de los protagonistas y nos va a entretener aun más si cabe al mismo tiempo que nos mantiene intrigados.
Puntuación: 4 (sobre 5)