¿De qué va?:
Richard
Castle (Nathan Fillion) es un escritor de novelas de misterio. Cuando un asesino en
serie comienza a reproducir los asesinatos que escribe en su libros, a
Castle no le queda otro remedio que ayudar al departamento de policía
de
Nueva York, en el que está la inspectora Kate Beckett
(Stana Katic), a intentar atrapar al culpable. A raíz de ahí, Castle
continúa colaborando con la policía en distintos casos con el propósito
de documentarse para nuevos best sellers.
¿Qué opino yo? (Sin destripes):
Gracias a esta segunda temporada puedo
confirmar que estoy enganchada a esta serie. El planteamiento sigue siendo el
mismo, y a todas luces es una producción de temática muy típica, pero sabe cómo
atrapar al espectador, y eso es fundamental.
Los primeros episodios de la segunda
temporada siguen el mismo esquema que los anteriores, aunque con ligeras
variaciones; por ejemplo, ya no empiezan todos con el asesinato en cuestión,
sino que algunos se inician con algunas de las aficiones de Castle, quien
muestra excentricidades cada vez mayores.
El interés va in crescendo, de manera que a mitad de la temporada tenemos un
episodio (el diecisiete) que bien podría haber sido el cierre de la misma.
Afortunadamente para todos aquellos que la seguían al ritmo de Estados Unidos no fue así. Los
guionistas decidieron usar un cliffhanger
que nos deja ansiosos por ver el siguiente. De hecho, yo misma, a
pesar del escaso tiempo libre que tengo últimamente, me busqué un hueco para
ver casi en seguida el dieciocho.
Los culpables del crimen de turno resultan
ahora menos evidentes; todo está elaborado para que no adivinemos con
facilidad quién es el responsable del asesinato que los protagonistas deben
resolver.
Los personajes y sus relaciones siguen
evolucionando. Castle continúa siendo el sinvergüenza simpático y divertido que
ya conocíamos, pero está más unido al equipo de detectives de Beckett, formado
por Ryan y Esposito. Cuando los tres se juntan, dan lugar en muchas ocasiones a
escenas muy buenas. Los dos policías lo aceptan enteramente no sólo como un
miembro más del equipo, sino también como amigo.
La propia Beckett parece menos seria que
antes. Por supuesto, sigue conservando su esencia, pero sonríe más a menudo y
hasta se permite gastar alguna broma de vez en cuando. Aún no hay tema amoroso
entre ella y Castle, aunque todo apunta a que será así. Cada vez se observa con
más claridad cómo van cambiando sus sentimientos, pero todavía están bastante
lejos el uno del otro. Yo diría que hay una cierta atracción, pero Castle no es
un hombre que se limite a esperar sentado, y alguna que otra mujer hace su
aparición en escena. Y es que todavía es demasiado pronto para que los
responsables de la serie renuncien a este tira y afloja de los dos
protagonistas.
Aquella trama secundaria que ya se insinuó
en los episodios anteriores vuelve a hacer acto de presencia. Me refiero a una
cuestión que tiene que ver con la familia de la inspectora. Aún no es algo que
adquiera un peso fundamental, pero va ganando importancia, y estoy segura de
que se retomará nuevamente más adelante. Se agradece que sea así, que nos vayan
ofreciendo pequeñas dosis para intrigarnos sin llegar a aburrirnos.
Los episodios, con excepción del
diecisiete, siguen siendo autoconclusivos, presentando cada uno de ellos un
nuevo caso que resolver.
Dicen que más adelante la serie mejora más,
aunque para mí ya está bastante bien, y eso que al principio era reacia a
verla, porque la temática no me terminaba de convencer. Quizás le resta algo de
realismo el hecho de que parece que sin la presencia de Castle algunos casos
quedarían sin resolver o la solución no sería la conveniente.
Lo cierto es que esta producción cumple
perfectamente su cometido, que no es otro que el de entretener, y, por suerte, todavía me quedan muchos capítulos
que disfrutar.
Puntuación: 4 (sobre 5) |