¿Qué me pasa, doctor?

20/05/2014


           Título original: What's Up, Doc?                                                  Género: Comedia
           Año de estreno: 1972                                                                       Duración: 90' aprox.
           Productora: Warner Bros. Pictures                                            País: EE.UU.
 


¿De qué va?:

     Howard Bannister (Ryan O'neal) es un musicólogo que acude a San Francisco con su prometida para asistir a una convención de investigadores y ganar un premio que le permita continuar con sus teorías. En su camino conoce a Judy Maxwell (Barbra Streisand), una peculiar joven que se sirve de alocadas argucias para acercarse a él. A las caóticas situaciones a las que da pie la muchacha y en las que se ve envuelto Howard se suma la existencia de cuatro maletas iguales pero con diferente contenido deseado por varias personas, lo que añadirá más confusión.


¿Qué opino yo? (Sin spoilers):

     Quienes sean aficionados al cine clásico y hayan visto La fiera de mi niña observarán en ¿Qué me pasa, doctor? no sólo un argumento parecido, sino también alguna que otra escena similar, y es que la película de la que hoy os hablo intenta rendir un homenaje a aquellas grandes obras del género que se rodaron durante la etapa dorada de Hollywood.

     También hay que tener en cuenta que la cinta se basa en un tipo de humor disparatado que quizás no sea del agrado de todo el mundo, pero quien sea capaz de dejarse llevar se divertirá muchísimo. Yo diría que tiene más de comedia que de romántica aunque no falte el componente amoroso. De todas formas, aunque éste exista, el filme no cae en los tópicos de la comedia romántica tradicional, donde dos personajes se conocen, se enamoran, se produce un enredo y han de solucionarlo. Aquí el enredo se da desde el principio, y propiciado a propósito por el personaje de Barbra Streisand, que es un auténtico terremoto que pone la vida de Howard del revés desde que se conocen.

      El tono hilarante aparece desde el principio y es constante hasta el final. Aunque la primera mitad (un poco más floja) se apoya más en los diálogos, a veces ingeniosos y otras veces algo forzados para provocar la risa, la segunda mitad no da tregua al espectador: unos gags muy acertados comienzan a sucederse y el ritmo se acelera, lo que no quiere decir que antes fuese lento, ya que los enredos y la rapidez de la acción se dan desde el primer minuto. El guion no tiene que recurrir a elementos soeces o de mal gusto como parece que viene siendo habitual en la comedia actual, sino que está desarrollado con mucha inteligencia. 


                         "No proyectes el futuro por la norma del pasado".                                       


     Incluso los propios personajes quedan claramente definidos al instante. En el momento en que todos han aparecido en pantalla ya sabemos cómo es cada uno. Cuando se une gente tan peculiar que tiene métodos curiosos y hasta extravagantes para conseguir lo que quiere ya nos podemos imaginar que la situación se va a liar bien liada. Podemos prever que el enredo es inminente, e incluso algunos de los gags pueden resultarnos familiares por haberse repetido en otras producciones, pero la mayoría de ellos funcionan tan bien y están planteados y plasmados con tanto acierto en el momento en que corresponden que las carcajadas están aseguradas, sobre todo en la segunda mitad.

    Todo el reparto está muy acertado. Ninguno de los personajes es profundo, pero tienen unos rasgos muy marcados que los actores saben adoptar a la perfección. Aunque los protagonistas sean Howard y Judy, la película es imposible sin el resto. 


      Howard es un hombre timorato, olvidadizo y despistado. Todo lo que quiere es poder seguir adelante con su teoría sobre la musicalidad de las rocas ígneas y ganar el premio que le permita hacerlo. El problema surge cuando Judy se fija en él y se le pega como una lapa, alterando su tranquilidad, su proyecto profesional y su relación de pareja. Ella es todo lo que no es él, extrovertida, alocada, con una verborrea impresionante y una capacidad de imaginación desbordante. Tiene, además, un talento nato para para poner el mundo patas arriba.

      Junto a ellos está la prometida de Howard, Eunice (Madeline Kahn), que es irritante hasta decir basta, controladora y gritona, pero ese carácter, el contraste que hace con Howard y las situaciones a las que se ve expuesta por culpa de Judy, aportan más escenas cargadas de humor


      A los momentos cómicos y malentendidos provocados por estos tres se suma todo el lío de las maletas idénticas. Hay cuatro en total (se ve que estaban de moda): una con las rocas ígneas de Howard, otra con la ropa de Judy, una tercera con documentos secretos y una cuarta llena de joyas. Todas ellas están en el mismo hotel en el que se hospedan los personajes, pero las dos últimas son codiciadas por tres personas distintas con diferentes fines. Cuatro maletas iguales, dos muy deseadas y tres personas que tratan de conseguirlas. Ya os podéis imaginar lo que puede salir de ahí.

      Simpático es también el guiño que se hace a Love Story, rodada dos años antes con el mismo actor como protagonista.

    La película es pura diversión, para reírse sin tapujos, y puede verse sin miedo a romanticismos edulcorados. Huid de ella si lo vuestro son exclusivamente los dramones y los conflictos psicológicos.

Puntuación: 3'5 (sobre 5)
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