Un
inmigrante rumano, Georges Iscovescu (Charles Boyer), llega a México con la
intención de cruzar la frontera e instalarse en Estados Unidos. Cuando le
comunican que ha de esperar años para poder hacerlo, decide alojarse en un
hotel mientras busca alguna alternativa. Es entonces cuando se reencuentra con
su antigua compañera de baile, Anita Dixon (Paulette Goddard), quien le da la
idea de que se case con una norteamericana para conseguir la nacionalidad.
Georges,
dispuesto a todo, trata de conquistar a una joven maestra, Emmy Brown (Olivia
de Havilland), que se halla pasando unas horas en tierras mexicanas, para
llevarla al altar y abandonarla una vez conseguido su propósito.
¿Qué opino yo? (Sin destripes):
Esta película se inicia de un modo
peculiar, introduciéndonos en los estudios de la Paramount y mostrándonos un
rodaje real de otro film del mismo director (Mitchell Leisen), Vuelo de águilas, con la famosísima
Veronica Lake. Una voz en off nos hace una breve explicación a la que sigue un
diálogo entre Georges Iscovescu y el propio director. Iscovescu empieza a
contar su historia y, a partir de ahí, la voz en off anterior se cambia por
otra que es la suya.
Los problemas del protagonista comienzan cuando llega a México huyendo de la guerra que esos días azotaba al mundo y pretende cruzar la frontera con Estados Unidos. El hotel en el que se aloja mientras busca una solución para pasar al otro lado lleva el simbólico nombre de Esperanza, pero lo primero que vemos en su interior es un suicidio. Precisamente la habitación en la que sucede es en la que se hospedará Georges.
En ese ambiente se produce una escena
maravillosa: otro de los inmigrantes que permanecen a la espera de poder marcharse recita para los demás las palabras inscritas en la base de la
Estatua de la Libertad (pertenecientes a un poema de Emma Lazarus), y el
inspector de inmigración norteamericano, allí presente, admite ignorarlas.
Dadme a vuestras cansadas, a vuestras
pobres,
a vuestras humildes masas que desean
respirar la libertad,
esos desamparados que abandonan vuestras
costas;
enviad a esos sin hogar, a esos infelices
a mí;
yo levanto mi antorcha ante la puerta
dorada.
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El conflicto de la inmigración se mezcla
con el drama amoroso, iniciado por la falta de escrúpulos de Georges y Anita.
Estos dos personajes son contrapuestos al que interpreta Olivia de Havilland,
Emmy Brown. Ésta posee una ingenuidad poco común. Con unas pocas palabras
bonitas se deja conquistar, y su alegría espontánea, su ilusión por el futuro y
su falta de maldad me han causado una simpatía instantánea al mismo tiempo que
una enorme compasión por la suerte que parecía destinada a correr.
Después de que se inicie el engaño se
produce una escena representativa del buen hacer cinematográfico: cuando Emmy
se marcha temporalmente, la amante de Georges acude al dormitorio de éste. No
se hace ninguna insinuación de tipo sexual y no vemos ningún contacto carnal,
pero cuando se cierra la puerta, todos sabemos lo que va a pasar detrás. El
cine actual, que no deja nada a la imaginación (a veces más poderosa que lo que
se nos enseña en pantalla), tiene mucho que aprender.
Charles Boyer está correcto en su papel.
Poco a poco vamos viendo a través de las miradas los cambios que se producen en
su interior. La primera vez, cuando mira a Emmy dormir a través del espejo
retrovisor del coche. Sus ojos se dulcifican y aparece en sus labios una
sonrisa tan sutil como efímera, ya que él no conoce el amor y se niega a
enamorarse de la mujer a la que está engañando. La segunda vez, cuando la joven
se baña desnuda en la playa. Es una escena algo atrevida para este tipo de
cine, pero la cámara permanece lo suficientemente alejada como para que apenas
se vea nada, quizás para evitar así la censura. Es entonces cuando el
protagonista suma a la ternura que ya había apreciado en Emmy la sensualidad,
pero Anita, con la que había pactado estar juntos en Estados Unidos, sigue
presente en su vida.
Por su parte, Olivia de Havilland supera al
resto del reparto. Para mí es una de las actrices más expresivas de Hollywood,
y la mejor muestra de ello está en La
heredera.
Junto a los personajes principales hay
otros secundarios cuyas vidas vamos conociendo de forma paralela: la pareja que espera un hijo y no puede traspasar la frontera por
motivos de salud, el profesor y sus hijas, el peluquero, el inspector de
inmigración…
El doblaje de España es bueno, las voces
están bien escogidas, pero se cuela un laísmo (no puedo evitarlo, los laísmos
me ponen nerviosa) y a la cinta que conocemos como Vuelo de águilas se le llama Yo
quiero alas (el título original es I
wanted wings).
En el guion participa Billy Wilder, muy
conocido por películas como Irma la Dulce,
El apartamento, Con faldas y a lo loco o El crepúsculo de los dioses.
Hacia el final ocurre un hecho poco
verosímil que me ha llevado a bajar un poco la puntuación que pensaba darle, pero
creo que, por lo general, los espectadores que la vean quedarán bastante
satisfechos.
Puntuación: 4 (sobre 5) |