Buscando a Eva

16/07/2017

                 
                  Título original: Blast from the past               Año de estreno: 1999
                  Duración: 99' aprox.                                        Género: Comedia romántica
                  Productora: New Line Cinema                       País: EE. UU.



¿De qué va?:

    Corren los años 60 y Estados Unidos se encuentra inmerso en la Guerra Fría con Rusia. Calvin, un excéntrico científico americano, ve por televisión un discurso de su presidente en el que anuncia que en Cuba hay misiles que apuntan directamente a su país. Ante el riesgo de un ataque atómico, Calvin lleva a su esposa embarazada a un búnker diseñado por él, pero tiene tan mala suerte que, al momento de entrar, un avión se estrella contra su casa. El búnker, captando la explosión cercana, activa un mecanismo que los deja encerrados durante treinta y cinco años. 

    En ese tiempo nace su hijo Adam, que crece y se educa bajo tierra únicamente con los conocimientos que le ofrecen sus padres. Cuando es ya adulto, en los 90, las compuertas se abren por fin y puede salir a la superficie sin saber lo que va a encontrar.


¿Qué opino yo? (Sin destripes):

    Vi esta película hace años y no recordaba nada de nada, tan sólo me parecía que no me había gustado. Debo de haber cambiado bastante con el tiempo, puesto que en esta segunda oportunidad me ha parecido un filme excelente e infravalorado

    Es probable que sólo por la parte romántica ya me hubiese gustado, pero no sería justo simplificar el contenido de la película. El planteamiento tan original que tiene le permite lanzar importantes mensajes de contenido trascendental. El hecho de que estemos ante una comedia romántica ha llevado a muchos a pasar esto por alto.

    ¿Recordáis la historia de Momo? La gente estaba siempre ocupada, no tenía tiempo para nada, no disfrutaba. En parte, Buscando a Eva tiene cierta relación. Los seres humanos estamos tan acostumbrados a lo que nos rodea que hemos perdido la capacidad de sorprendernos por ello. No tenemos tiempo ni entusiasmo para, simplemente, mirar el cielo durante minutos o meternos en el mar con el único propósito de sentir el contacto de las olas con nuestro cuerpo. Tenemos que invertir nuestro tiempo en trabajo, estudio o un ocio más superficial y artificial. 

    Adam simboliza la ilusión por lo más sencillo, que, a la vez, es lo más grande. Él nace y crece bajo tierra, nunca ha sentido la lluvia ni pisado la arena de una playa; jamás ha visto la sonrisa de un niño ni se ha enamorado. ¿Os imagináis cómo sería si viéramos el mundo cada día como él? ¿Cómo sería descubrirlo todo por primera vez? 


    Hay una escena magnífica que no puede dejar indiferente a nadie: cuando Adam sale al exterior por primera vez, la gente se asombra al verlo mirar hacia arriba con tanta felicidad. Él insiste en que nunca ha contemplado algo tan extraordinario como el cielo, pero los demás continúan sorprendidos, mirando en la misma dirección, pero sin ver nada especial. Palabras y miradas vacías que ya no tienen capacidad para captar milagros evidentes. ¿No da que pensar? 


    «¿Sabes? Mi padre es un científico y dice que todo es un milagro».


    Estamos muchas veces tan absortos en lo más insustancial que no somos conscientes del valor de lo que ha estado siempre ahí. Estamos distraídos de lo importante. 


    Por otro lado, ¿creéis que el hombre es bueno o malo por naturaleza? Ya nos dejó caer Rousseau que es la sociedad la que nos corrompe. No sé cuál será la verdad, pero si veo niños de nueve o diez años con una picardía que no hemos tenido en mi época, es que la sociedad tiene algo que ver. Este es un tema que, lejos de sesudas doctrinas filosóficas, también queda plasmado a lo largo del metraje.

    Adam es completamente puro e inocente en todos los sentidos. No conoce la maldad, la mentira, el timo, la pornografía… Cuando queda expuesto ante una sociedad corrompida, está fuera de lugar, parece incluso un loco y por tal lo toman, pero ¿realmente es él el loco?

    Él representa el fondo más amable del ser humano, pero también me gusta el contraste que supone Eva. Ella es quien da la imagen más fidedigna de lo que podemos ser, un conjunto de aspectos buenos y malos con toda una gama de grises. Es chabacana, superficial, parece estar aburrida de la vida y tiene muy mal gusto a la hora de elegir relaciones, pero tiene conciencia y voluntad para mejorar.


    «La definición de lo que es una dama o un caballero es la de alguien que siempre intenta que quienes le rodean se sientan lo más a gusto posible».


    La trama romántica puede ser previsible (así que esto no lo considero destripe), pero creo que incluso esta está tratada de forma especial. Una vez más, lo que Eva conoce es lo negativo; todos sus parientes están divorciados. Sin embargo, Adam, que tiene como referente a sus padres (que se han aguantado durante treinta y cinco años encerrados en el búnker) cree en el amor, en el amor verdadero, puesto que para él, la base es la amistad. ¿Qué voy a decir? Me ha emocionado ver a Brendan Fraser dándole un abrazo a Alicia Silverstone bajo la lluvia mientras le dice que es su mejor amiga cuando ya está enamorado de ella.

    Alicia siempre me ha parecido una actriz limitada, pero tampoco necesitaba mucho más para este papel. Está correcta y creíble. Brendan, por su parte, lo da todo por la causa y se mete de lleno en la piel de un Adam entusiasta, alegre e ilusionado, aunque a veces creo que se excede y resulta histriónico. 

    Christopher Walker y Sissy Spacek están perfectos como Calvin y Helen, los padres de Adam. Sin duda, son los actores de más talento de la película. Me encantan sus escenas juntos y por separado, sobre todo las de ella. La pobre mujer se desespera bastante por las excentricidades de su marido y resulta hilarante, al mismo tiempo que da pena, cuando tiene que desfogarse a solas o cuando se le ocurre subir a la superficie. 

    El contraste entre la vida de los 60 y la de los 90 también impresiona. Evolucionan las costumbres, la mentalidad, la música, la arquitectura, los valores…, y todo eso queda reflejado. 


    «Los buenos modales son la forma de demostrar a otras personas nuestro respeto por ellas».


    La película no deja espacio para el aburrimiento, puesto que el ritmo nunca decae y siempre están sucediendo cosas, aunque reconozco que yo, con mi impaciencia, estaba deseando que pasaran los minutos iniciales y que Adam saliera por fin del búnker. 

    Los gags humorísticos no son muchos, pero funcionan muy bien. 

    En resumen, no es una comedia romántica vacía. Es simpática y divertida al mismo tiempo que invita a reflexionar. 

 
Puntuación: 4 (sobre 5)
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