Cenicienta (2015)

03/05/2015


                 Título original: Cinderella                                     Género: Fantasía
                 País: EE. UU.                                                          Año de estreno: 2015
                 Productora: Walt Disney Pictures                          Duración: 112' aprox.


¿De qué va?:

     Ella (Lily James) crece feliz junto a sus padres (Ben Chaplin y Hayley Atwell) hasta que la desgracia cae sobre su casa y la muerte le arrebata a su joven madre. Tras un tiempo, su padre contrae matrimonio con una mujer viuda, Lady Tremaine (Cate Blanchett), que tiene dos hijas, Anastasia (Holliday Grainger) y Drisella (Sophie McShera). Ella trata de adaptarse a la nueva situación, pero durante un viaje por cuestiones de negocios, su padre encuentra la muerte, lo que deja a Ella a merced de su madrastra y hermanastras, que comienzan a tratarla como una sirvienta.
 ¿Qué opino yo? (Sin spoilers):

     Si habéis leído mi crítica de Maléfica, os acordaréis de mi decepción cuando vi a la villana más grande de Disney convertida en una despechada y mi película preferida del estudio, La Bella Durmiente, pisoteada. Sin embargo, con Cenicienta me ha ocurrido justo lo contrario: el filme clásico de animación nunca ha sido de mi agrado, no por la historia en sí, sino por la manera en la que está tratada, y, en cambio, la obra de Kenneth Branagh me ha conquistado.

  Esta producción toma como base la cinta de 1950 y se mantiene muy fiel, de forma que casi parece una traslación de la misma a imagen real, pero mejorando los puntos flacos que, a mi parecer, tiene la original. Branagh dota de alma a los personajes más planos de la película de dibujos y les otorga la oportunidad de tener un pasado y unas experiencias que los convierten en seres tridimensionales.


     

     Ella, la protagonista, se somete a los dictados de su madrastra y hermanastras y aguanta el trato humillante y despótico al mismo tiempo que conserva la fe en el ser humano, el amor por la vida y la esperanza. Aunque parezca paradójico, esto es lo que hace que, a su manera, no deje de ser una heroína. Estoy segura de que muchos, yo incluida, nos hemos preguntado por qué aguanta tales vejaciones, pero reflexionando un poco he llegado a la conclusión de que en un mundo dominado por la hipocresía, el egoísmo y la crueldad, mantener intacta la pureza del corazón es, quizás, el mayor acto de rebeldía. Ella no puede imponer su voluntad sobre las otras tres, pero su comportamiento estoico, su bondad y su falta de desprecio hacen que sea muy superior. Cenicienta dista mucho de ser la mujer guerrera, independiente y casi todopoderosa que está de moda en la ficción actual, pero no es, en ningún caso, débil. Hay muchas formas de fortaleza. 


    "Recuerda siempre esto: sé generosa y ten valor. Hay más bondad en ti de la que la mayoría de la gente podría llegar a alcanzar, y eso confiere poder".



   Ha sido una grata sorpresa el papel del príncipe. Es un príncipe azul de los tradicionales de los cuentos de hadas, pero ya no es el “hombre florero” que se nos mostró en la cinta animada. No se limita únicamente a bailar con la protagonista ni tiene sólo una o dos frases. Lo conocemos como heredero a la corona, con sus responsabilidades hacia la misma, pero también como hombre. Ama a su padre y a su pueblo, al mismo tiempo que es fiel a sí mismo y sabe reconocer el auténtico sentido de la lealtad. Ve más allá de las apariencias y por eso su relación con Ella es más profunda. Su atracción no surge de mirarse a los ojos durante un baile, sino mucho antes, por descubrir qué hay en el corazón de ella. 

     Lily James transmite con su actuación la dulzura y el carisma que su rol exige y resulta bastante convincente como Cenicienta. Richard Madden da vida a un príncipe encantador, galante y simpático. Además de la suya, muy destacada es la actuación de Cate Blanchett como la madrastra. Esta actriz tiene una capacidad camaleónica para adaptarse a cualquier papel y, además, vemos que se siente a gusto. Su personaje es uno de los que más gana en matices en esta versión: sabemos que es mala, pero también sabemos por qué. A Blanchett no le importa exagerar sus gestos, hacer que su lady Tremaine parezca naturalmente sobreactuada y que provoque una extraña sensación entre temor y ridiculez.


                         "Que sea lo que se hace no es razón para que deba hacerse".                     

        
    No puedo dejar de mencionar a Helena Bonham Carter como el hada madrina. Aunque tiene pocos minutos en pantalla y estéticamente resulta muy distinta de la de la cinta de 1950, compone un personaje divertido, un poco despistado y pizpireto.

     Visualmente la película es deliciosa y perfecta. Predominan los colores vivos y pasteles. Cuando alguna escena requiere la aparición de colores oscuros, siempre hay algún elemento que produce un claro contraste. El vestuario es, asimismo, impecable. Ella pasa casi todo el metraje con el mismo vestido, pero sus otros modelos y los trajes de Lady Tremaine son impresionantes. El cuidado y el tiempo que el equipo encargado debe de haber dedicado han dado sus frutos, porque la calidad es incuestionable. Tan solo los zapatos de cristal ya son de por sí admirables, como también lo son los escenarios, tanto exteriores como interiores, los efectos especiales y la banda sonora.

 

    Para deleitarse hay también multitud de escenas que son auténtico arte, como la del baile, que probablemente será uno de los más hermosos y recordados de la historia del cine.

    El filme transcurre de manera agradable, sin digresiones innecesarias. De hecho, la sala de cine donde la vi estaba llena de niños y apenas hubo movimiento. Sólo se escuchó algún llanto al principio, durante algunas escenas tristes, pero el resto del tiempo todo el mundo estuvo sentado tranquilamente, atento a la pantalla.

     El resultado final es puro Disney; conserva el espíritu de las películas más tradicionales del estudio (de hecho, hace pequeños guiños a algunas de ellas). No hay cambios abruptos en la personalidad de los protagonistas ni se busca una vuelta de tuerca que pueda resultar original. Lo que se nos ofrece es la más prístina magia de los cuentos de hadas, y esa magia fue la que nos llevó a todos los espectadores a aplaudir entusiasmados en el cine cuando el final nos hizo creer en los sueños.

Puntuación: 4'5 (sobre 5)
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