The moth (La polilla)

15/10/2013


                Título original: The moth                                         Género: Drama de época
                Año de estreno: 1997                                                 Duración: 152' aprox.
                Productora: Festival Film                                       País: Reino Unido



¿De qué va?: 
    
     Tras la muerte de su padre, Robert Bradley (Jack Davenport) comienza a trabajar para su tío. Sin embargo, al verse envuelto en un escándalo que implica a su propia prima, abandona a su familia y busca empleo en otro lugar. Es contratado por los Thorman, quienes pertenecen a la alta sociedad. Robert se hace amigo de la menor de las hijas, Millie (Justine Wadell), que tiene una discapacidad mental, al mismo tiempo que va conociendo las duras circunstancias de ese hogar y, sobre todo, de la hija mayor, Sarah (Juliet Aubrey), sobre quien recae todo el peso de la casa.


¿Qué opino yo? (Sin destripes): 

     Esta película está basada en un libro homónimo de Catherine Cookson y se halla protagonizada por actores muy conocidos para los seguidores de las historias de época: Juliet Aubrey (Middlemarch), Jack Davenport (El increíble viaje de Mary Bryant), Justine Wadell (Esposas e hijas) y un jovencísimo Rupert Penry-Jones (Persuasión, 2007).

     Aunque se trata de un film hecho para la televisión, son muy destacables su calidad argumental,
la complejidad de los personajes y el modo en que se desarrollan los acontecimientos, por lo que merece una oportunidad. Además los decorados, los escenarios y la fotografía están muy cuidados.

     Es una cinta de duración larga, y a ello hay que sumar que la acción tiene un discurrir más bien lento para que veamos la introspección y evolución de los protagonistas, pero eso es precisamente lo que le aporta más valor y riqueza, ya que es una historia muy humana en la que las profundidades del hombre quedan al descubierto, con todo lo que eso supone. Así, una amalgama de emociones, sensaciones y cualidades intrínsecas a la humanidad queda expuesta: los celos, la lujuria, el engaño, la venganza, el egoísmo, la compasión, el amor, el honor, el esfuerzo…

   No hay que esperar encontrar en la película una pasión arrolladora. Se desarrolla una historia de amor en la Inglaterra de 1913, pero lo hace de manera pausada, creciendo sobre cimientos sólidos.

 

    De hecho, los protagonistas se ven una vez al principio y tardan un poco en volver a encontrarse. Van conociéndose al mismo tiempo que lo hacemos los espectadores y comprendiendo y aceptando sin prejuicios las circunstancias del otro. Sin embargo, son precisamente esas circunstancias lo que más importa en la narración, porque aunque el argumento del film no sea complejo, sí que lo son las situaciones a las que deben hacer frente tanto Sarah como Robert. 

    Este último se nos presenta al principio como un hombre que disfruta coqueteando con las mujeres. Sale con alguna, la besa, pero no pasa de ahí, y se niega a adoptar un compromiso serio. Sin embargo, es curioso ver cómo al mismo tiempo tiene un fuerte sentido del honor y un corazón noble. Se divierte con las jóvenes, pero hay una línea que no traspasa, y rechaza cualquier unión matrimonial en la que no exista amor, ni siquiera por salvaguardar la reputación. Eso es precisamente lo que le lleva a caer en desgracia y a tener que dejar a su familia y su trabajo. 



                          -Debes de estar contento porque se haya limpiado tu nombre.              

                          -Mi conciencia estaba limpia fuera cual fuera mi nombre.                                     



     Su forma de pensar es incomprensible para los que lo rodean, no permite que le impongan ideas o costumbres, manifestando así un carácter firme. De ese modo, se descubre como ateo y no tolera que otros decidan por él si debe ir o no a la guerra, sin importar el qué dirán.

   Su relación con Millie es muy bonita. Él parece comprenderla y trata de amenizar sus ratos con ingeniosas invenciones y gratas conversaciones. Termina siendo muy querido para la muchacha, más que su familia o los sirvientes que llevan a su lado toda la vida. 


      Con Sarah todo es más complicado. Ella es quien lo contrata, y su superioridad en la jerarquía social es manifiesta. Es la primera persona (sin contar a Millie) que no juzga a Robert por los rumores indecentes y falsos que circulan sobre él. Es también una mujer muy fuerte que debe afrontar un difícil destino. Con un padre bebedor, despilfarrador e irresponsable, con un hermano indolente y egoísta y con un secreto de su madre que cambia cuanto conocía, es quien debe luchar por mantener su hogar en pie y cuidar de una hermana a su cargo, lo que pone freno a todas sus posibilidades de contraer matrimonio y formar su propia familia.

      Su fortaleza no la hace insensible, y por eso la vemos llorar varias veces, pero siempre a solas. Es sobrecogedora la escena en que todas sus esperanzas se derrumban y, bajo el cobijo de un árbol, grita y llora más fuerte que nunca, sacando toda su rabia y su desesperación. Es Robert el único que la ve de ese modo, conociendo así todas sus facetas y admirando cada vez más cómo se sobrepone y sigue luchando, y convirtiéndose para ella en alguien de confianza, el único con el que puede hablar. Me ha encantado el personaje de Sarah, no lo niego. 



      Tanto ella como él son personajes redondos, bien forjados, con una perceptible evolución y un amplio mundo interior. Esto, junto con una historia verosímil y bien trabada, es lo que me ha hecho disfrutar mucho de esta película. 


      Aunque no está doblada en español, puede encontrarse muy fácilmente con subtítulos en nuestro idioma.


Puntuación: 4 (sobre 5)
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