Si no amaneciera

29/05/2013


              Título original: Hold back the dawn                                       Género: Drama
              Año de estreno: 1941                                                                   Duración: 112' aprox.
              Productora: Paramount Pictures                                            País: EE.UU.


 ¿De qué va?:
 
     Un inmigrante rumano, Georges Iscovescu (Charles Boyer), llega a México con la intención de cruzar la frontera e instalarse en Estados Unidos. Cuando le comunican que ha de esperar años para poder hacerlo, decide alojarse en un hotel mientras busca alguna alternativa. Es entonces cuando se reencuentra con su antigua compañera de baile, Anita Dixon (Paulette Goddard), quien le da la idea de que se case con una norteamericana para conseguir la nacionalidad. 
     Georges, dispuesto a todo, trata de conquistar a una joven maestra, Emmy Brown (Olivia de Havilland), que se halla pasando unas horas en tierras mexicanas, para llevarla al altar y abandonarla una vez conseguido su propósito. 


¿Qué opino yo? (Sin destripes):

   Esta película se inicia de un modo peculiar, introduciéndonos en los estudios de la Paramount y mostrándonos un rodaje real de otro film del mismo director (Mitchell Leisen), Vuelo de águilas, con la famosísima Veronica Lake. Una voz en off nos hace una breve explicación a la que sigue un diálogo entre Georges Iscovescu y el propio director. Iscovescu empieza a contar su historia y, a partir de ahí, la voz en off anterior se cambia por otra que es la suya.
    
     Los problemas del protagonista comienzan cuando llega a México huyendo de la guerra que esos días azotaba al mundo y pretende cruzar la frontera con Estados Unidos. El hotel en el que se aloja mientras busca una solución para pasar al otro lado lleva el simbólico nombre de Esperanza, pero lo primero que vemos en su interior es un suicidio. Precisamente la habitación en la que sucede es en la que se hospedará Georges.

     
     En ese ambiente se produce una escena maravillosa: otro de los inmigrantes que permanecen a la espera de poder marcharse recita para los demás las palabras inscritas en la base de la Estatua de la Libertad (pertenecientes a un poema de Emma Lazarus), y el inspector de inmigración norteamericano, allí presente, admite ignorarlas.



                                      Dadme a vuestras cansadas, a vuestras pobres, 
                                      a vuestras humildes masas que desean respirar la libertad,
                                      esos desamparados que abandonan vuestras costas;
                                      enviad a esos sin hogar, a esos infelices a mí;
                                      yo levanto mi antorcha ante la puerta dorada.                                      

     
     El conflicto de la inmigración se mezcla con el drama amoroso, iniciado por la falta de escrúpulos de Georges y Anita. Estos dos personajes son contrapuestos al que interpreta Olivia de Havilland, Emmy Brown. Ésta posee una ingenuidad poco común. Con unas pocas palabras bonitas se deja conquistar, y su alegría espontánea, su ilusión por el futuro y su falta de maldad me han causado una simpatía instantánea al mismo tiempo que una enorme compasión por la suerte que parecía destinada a correr.

     Después de que se inicie el engaño se produce una escena representativa del buen hacer cinematográfico: cuando Emmy se marcha temporalmente, la amante de Georges acude al dormitorio de éste. No se hace ninguna insinuación de tipo sexual y no vemos ningún contacto carnal, pero cuando se cierra la puerta, todos sabemos lo que va a pasar detrás. El cine actual, que no deja nada a la imaginación (a veces más poderosa que lo que se nos enseña en pantalla), tiene mucho que aprender.

     Charles Boyer está correcto en su papel. Poco a poco vamos viendo a través de las miradas los cambios que se producen en su interior. La primera vez, cuando mira a Emmy dormir a través del espejo retrovisor del coche. Sus ojos se dulcifican y aparece en sus labios una sonrisa tan sutil como efímera, ya que él no conoce el amor y se niega a enamorarse de la mujer a la que está engañando. La segunda vez, cuando la joven se baña desnuda en la playa. Es una escena algo atrevida para este tipo de cine, pero la cámara permanece lo suficientemente alejada como para que apenas se vea nada, quizás para evitar así la censura. Es entonces cuando el protagonista suma a la ternura que ya había apreciado en Emmy la sensualidad, pero Anita, con la que había pactado estar juntos en Estados Unidos, sigue presente en su vida.


     Por su parte, Olivia de Havilland supera al resto del reparto. Para mí es una de las actrices más expresivas de Hollywood, y la mejor muestra de ello está en La heredera.

     Junto a los personajes principales hay otros secundarios cuyas vidas vamos conociendo de forma paralela: la pareja que espera un hijo y no puede traspasar la frontera por motivos de salud, el profesor y sus hijas, el peluquero, el inspector de inmigración…

     El doblaje de España es bueno, las voces están bien escogidas, pero se cuela un laísmo (no puedo evitarlo, los laísmos me ponen nerviosa) y a la cinta que conocemos como Vuelo de águilas se le llama Yo quiero alas (el título original es I wanted wings).


     En el guion participa Billy Wilder, muy conocido por películas como Irma la Dulce, El apartamento, Con faldas y a lo loco o El crepúsculo de los dioses.

     Hacia el final ocurre un hecho poco verosímil que me ha llevado a bajar un poco la puntuación que pensaba darle, pero creo que, por lo general, los espectadores que la vean quedarán bastante satisfechos.


Puntuación: 4 (sobre 5)
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...